La minería ilegal halla una veta de ruina en Zaruma

Temen ser devorados por la tierra. Piensan que si ponen un pie en sus casas, todo temblará y serán aplastados. El socavón (de 25 metros de diámetro y 15 de fondo) que destruyó una vivienda y que provocó la evacuación de 300 personas en el centro del cantón Zaruma, la noche del pasado miércoles 15 de diciembre, ha convertido a los barrios Ernesto Castro, 10 de Agosto, Colón, 29 de Diciembre, 9 de Octubre y Parque Central en una especie de pueblo fantasma.

El adulto mayor Celso Gómez Orellana fue sacado en brazos por el bombero Harold Ibáñez de la vivienda de más de 100 años de construcción, minutos antes de que colapsara, a las 19:20.

Carmen Gómez, hija de don Celso, contó que en cuanto escucharon el estruendo, los moradores empezaron a salir de sus hogares, pero ella se desesperaba, pues su padre (de unos 100 años) estaba postrado en una cama, ya que tiene una discapacidad motriz.

En medio de la angustia gritó por ayuda, hasta que Ibáñez ingresó y lo rescató en brazos. “Apenas lo sacó, enseguida toda la casa se fue al fondo del inmenso agujero”, rememoró.

Ahora lamenta que su padre tendrá que pedir posada. Y no solo él, también su hermana, quien era propietaria de una parte de la casa y del vehículo Toyota Fortuner que cayó en el hundimiento de tierra provocado por la minería ilegal.

Rosa Arce habita a unos 600 metros de donde ocurrió el hundimiento. Al momento de la tragedia veía la televisión, cuando escuchó un sonido como “si el cielo se estuviera partiendo”. Luego su hijo que reside en Cuenca la llamó para pedirle que se pusiera a salvo, pues “Zaruma se estaba hundiendo”.

Tras el colapso, el cableado eléctrico se rompió y los transformadores estallaron. El sector quedó a oscuras. Al salir, Rosa se abrazó con su familia y rezaron. “Nos sentíamos impotentes y nos daba indignación al ver que el esfuerzo de nuestros amigos se fue al fondo por la ambición de unos pocos”, comentó.

Fernando Carrión, otro de los afectados, tiene su oficina en la casa patrimonio de la familia Rodríguez. Alrededor de las 06:00 de este jueves 16 acudió al lugar para tratar de recuperar sus pertenencias, ya que según las autoridades es la segunda estructura que colapsará por el agujero.

“Fue bastante feo. Meterme a la casa para sacar las cosas da miedo, pues en cualquier momento se puede ir abajo”, expresó Carrión, quien lamentó que ninguna de las viviendas que están en la intersección de la calle Colón, entre Ernesto Castro y 9 de Octubre, podrán volver a ser habitadas.

Con el paso del tiempo, las grietas van incrementando de tamaño en ese sector zarumeño, debido a la presencia de galerías subterráneas elaboradas por mineros.

“Las aberturas iniciales eran de ocho milímetros y luego de dos horas ya tienen un centímetro, por lo que presumimos que la tierra seguirá cediendo”, explicó uno de los miembros del Grupo Asesor Internacional de Operaciones de Búsqueda y Rescate (USAR).

Por ahora, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) ha coordinado la ubicación de los damnificados en alojamientos temporales. Mientras que Gestión de Riesgos y Emergencia no reporta víctimas mortales.

Oswaldo Valarezo también acudió a revisar su vivienda tras el colapso. Su esposa, al ver la proximidad del foramen, no logró contener sus lágrimas y para evitar que la vieran llorar, corrió dentro de lo que fue su hogar.

“Siento rabia, pena, nostalgia, pues todos cuando vienen a Zaruma le tiran flores y ahora no es así. Esto fue la crónica de una muerte anunciada”, manifestó Valarezo.

Diego Armijos dijo que lo que ocurre en la Sultana de El Oro es a causa de la minería de las grandes empresas que excavaron debajo del casco central, pese a las prohibiciones, pues en diciembre de 2016 se produjo el primer socavón que terminó con una escuela centenaria.

“Lo que se dio, se dio, ahora toca pasar toda esta pena”, mencionó Armijos, quien hace cuatro meses arrendó un departamento frente al parque central y ahora deberá recoger sus cosas e ir a buscar otro sitio para habitar.

Edgar Granda, ingeniero geólogo con 35 años de experiencia en campos mineros, comentó que en 2013 la ex Agencia de Regulación y Control Minero (Arcom) advirtió sobre la existencia de labores mineras que causaron el socavón en diciembre de 2016, año que se declaró a Zaruma como zona de alto riesgo, pero pese a que existió un cronograma de remediación, con un presupuesto de 23 millones de dólares aprobado hasta el 2023, no se lo realizó.

Por ello asegura que esta tragedia pudo haberse prevenido. No obstante, las autoridades no lo hicieron y ahora el impacto es mayor.