Giancarlo Loffredo, ministro de Defensa.
Giancarlo Loffredo, ministro de Defensa.Alejandro Giler

Ministro de Defensa condena el asesinato del comandante de la FAE

“Está en nuestras manos que este acto de cobardía se convierta en el fin de una era de terror”

El ministro condenó el crimen de Porfirio Cedeño quien debía estar en la ceremonia de los 30 años de la victoria del Cenepa.

En el marco de la ceremonia por los 30 años de la victoria aérea del Cenepa, el ministro de Defensa, Giancarlo Loffredo, se refirió con firmeza al crimen del comandante del Grupo de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, Porfirio Cedeño, y llamó a transformar el dolor en acción contra la inseguridad y el narcotráfico.

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“Hoy es un día en el que nuestro espíritu está obligado a pasar del silencio a la acción”, expresó el ministro al iniciar su intervención. En su discurso, subrayó que la lucha del país ha cambiado, pasando de una guerra territorial a un combate directo contra el crimen organizado.

“Nuestra lucha no conoce de barreras. Debemos seguir derribando todo aquello que sea un obstáculo en nuestro camino. Antes era una guerra territorial, ahora nuestra guerra es contra el narcotráfico y la inseguridad”, exclamó Loffredo, en un llamado enérgico a la unidad y determinación.

El ministro también advirtió que, aunque los enemigos han cambiado, “hay quienes pretenden desafiarnos con sus viejas prácticas de terror”. En ese sentido, insistió en que la muerte de Cedeño no debe quedar impune ni ser en vano.

“Está en nuestras manos que este acto de cobardía se convierta en el fin de una era de terror y de los miserables que la ocasionaron. Ecuador es un país que no se rinde”, enfatizó.

Un llamado de Loffredo

Loffredo concluyó su discurso con un llamado a la acción colectiva y a no ceder ante el miedo. “No podemos claudicar, no vamos a claudicar, porque esta lucha es de largo aliento… Hagamos que a este doloroso minuto de silencio de hoy le siga un grito de guerra y que nuestro repudio y nuestras acciones sean más contundentes que nunca”.

La ceremonia, realizada en Manabí, estuvo marcada por un profundo sentimiento de duelo y compromiso con la seguridad del país, en un momento en que Ecuador enfrenta una creciente ola de violencia.

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