La misa musical

La misa es el principal servicio religioso de la Iglesia católica. Se divide en dos grandes partes: Introducción y Liturgia de la Palabra, y la Liturgia de la Eucaristía. Hay dos categorías de actividades que componen estas dos partes: el ‘propio’: aquellas partes particulares a días o celebraciones específicas en el calendario litúrgico; y el ‘ordinario’: aquellas partes que nunca cambian.

La misa fue el principal género musical de la primera parte del Renacimiento. Para los compositores de la época la misa era lo que la sinfonía fue para los del siglo XVIII. La misa, entonces, se desarrolla como la máxima expresión musical y, por sobre todo, el objeto de experimentación musical por parte de los compositores, ávidos de innovar y desarrollar nuevas formas.

Ante el reto que se les presentaba de estructurar un complejo ritual religioso en música, los compositores eligieron las partes de la misa que no cambian y musicalizaron 5 partes del ‘ordinario’: Kyrie Eleison, Gloria in Excelsis Deo, Credo, Sanctus y Benedictus y Agnus Dei (pronto abandonado). Una vez resuelto esto, los compositores se enfrentaron a un segundo reto: ¿cómo se podían unificar estas secciones dispares en una composición coherente y convincente? La solución fue acudir a un canto gregoriano parafraseado que unía las 5 partes de la misa. Con ello se lograba unión armónica y musical, y recogimiento al mismo tiempo.

Seguimos con la influencia de un tipo de música que por más de 1.000 años dominó el mundo musical del occidente. Se compusieron tres tipos de misas: Misa “Cantus Firmus” o Misa “Tenor”: el elemento de unión es un canto llano, normalmente muy conocido. Estas misas eran poco rítmicas y poco complejas. Misa “Parafraseada”: el canto gregoriano de unión es modernizado según los gustos estéticos del Renacimiento.

Misa “Imitativa”: el canto gregoriano es reemplazado por otro tipo de melodía, a menudo secular. Posteriormente se usaron cantos de amor, de brindis, etc. El compositor quería usar una melodía conocida, muy popular, para centrar más la atención del creyente.

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