Pedernales. Pedro Cujilema pidió oficiar una misa en la calle, donde murieron seis miembros de su familia.

Misas y encendido de velas por las victimas

Miles de velas se encendieron ayer en el país a las 18:58, un mes después del terremoto más fuerte del siglo que remeció al país y que, en un minuto, devastó gran parte de la provincia de Manabí y el sur de Esmeraldas.

Miles de velas se encendieron ayer en el país a las 18:58, un mes después del terremoto más fuerte del siglo que remeció al país y que, en un minuto, devastó gran parte de la provincia de Manabí y el sur de Esmeraldas.

También hubo misas, entre las 18:00 y 19:30, en el Parque de la Madre de Portoviejo; en la pista de patinaje en Bahía de Caráquez; en la iglesia de Jama; en el parque central de Pedernales; en la iglesia San Francisto en Guayaquil; en el parque Bicentenario en Quito, en el parque central Abdón Calderón, de Calceta.

Las misas de recordación también se desarrollaron fuera del país, en la iglesia Nuesta Señora de Loreto, en Buenos Aires (Argentina); en la catedral de San Mateo, en Washington; y en Moscú.

En todas las eucaristías, los asistentes oraron por los 660 muertos, por los 4.605 heridos y los más de 50.000 damnificados que ahora viven en refugios, albergues o han sido acogidos por parientes, en otras ciudades.

Las plegarias y rezos fueron, además, por la recuperación de los 24.837 empleos que se perdieron en el país (17.711 en Manabí) y por los miles de afectados que, aunque no perdieron sus casas o negocios, fueron alcanzados por el coletazo de la catástrofe. En esta nómima están los dueños de restaurantes, que no tienen clientes que servir; los sitios de hospedajes, que no tienen huéspedes que atender; los comercios, que no tienen a quien vender, porque no hay dinero para comprar.

En Guayaquil, la arquidiócesis convocó a los escendidos a través del mensaje “Ecuador ilumina su corazón y se une en oración”. Los tres lugares escogidos: la plaza del Centenario; el Centro Educativo Naciones Unidas (CENU) y Plaza Lagos. En dichos lugares, las concentraciones comenzaron antes de las 18:00, para actos litúrgicos en el que los presentes se unieron en una cadena de oración que recorrió el país de norte a sur y de este a oeste.

Además de las misas multitudinarias y campales, como la que hubo en Pedernales porque la iglesia se destruyó, se desarrollaron eventos íntimos como el organizado por Pedro Cujilema.

El deudo pidió a la iglesia que oficiara una misa en el lugar donde perdieron la vida seis de sus seres queridos: su esposa, dos hijos, sus padres y un sobrino. Junto a la mesa, cubierta con un lienzo blanco, que sirvió de altar, fueron colocadas las fotografías de quienes murieron bajo los escombros de la edificación que tardó años en construir.

Más tarde se registraron, en diversas localidades las misas multitudinarias. A cada uno, los asistentes acudieron con una vela que los sacerdotes pidieron encender dos minutos antes de las siete de la noche.

Mientras unos rezaban, otros aprovechaban la recordación del primer mes del terremoto para pedir que continúe llegando la ayuda para los miles de damnificados.

El secretario adjunto de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Stephen O’Brien, hizo ayer un nuevo llamado a la comunidad internacional para que mantenga el apoyo hacia las víctimas.

O’Brien instó a los donantes internacionales a ser generosos en sus contribuciones para los damnificados y dijo que la cumbre mundial humanitaria, que se desarrollará el 23 y 24 de este mes, en Estambul (Turquía) es una oportunidad para comprometer a los líderes mundiales a prevenir que los desastres se conviertan en tragedias. HLV/EC/RTG