Misterio aborigen que confunde a la ciencia
Sus réplicas son apreciadas fuera de nuestras fronteras, en países como Perú y Bolivia e incluso al otro lado del Atlántico, en Inglaterra, donde visitantes pagan lo que se les pida por una de ellas. Según Chicaiza un cliente le llevó 133 réplicas para
El ritual de la tzantza, lo practicaban los chamanes Shuar desde tiempos remotos hasta hace apenas unas décadas, en que se dejó de tener testimonios o pruebas de su realización.
Carlos Chicaiza, nacido en Otavalo, provincia de Imbabura pero criado en la Amazonía y por tanto conocedor de la cultura Shuar, tiene un taller donde realiza réplicas de las cabezas de tzantza con pieles y pelos de animales en Otavalo.
El lugar es conocido como ‘La Casa de los Palos de Lluvias o Casa de La Tzantza’, ahí elabora cabezas reducidas que se asemejan a las humanas.
Estas réplicas son realizadas con pieles de cabra y llama. La primera es la preferida de Chicaiza, porque se asemeja a la humana, mientras que la de llama es más fina.
Generalmente en las tribus los escogidos para practicar el ritual ancestral eran los guerreros o chamanes de tribus enemigas.
Este ritual shuar que se dio desde hace cientos de años en la Amazonía, era realizado en la selva de los alrededores de Macas, provincia de Morona Santiago, en tiempos de problemas territoriales, las hacían a los guerreros, al que perdía.
Le cortaban la cabeza, le cocían la boca, los ojos y las orejas, para que el espíritu de la persona no se escape, por eso es que la cabeza de tzantza brinda, según ellos, buena energía, estas reducciones las utilizaban como amuleto.
Los chamanes obtenían el vapor de 43 hierbas amazónicas que solo ellos conocían, sometían las cabezas a este, y en 43 días se reducía a un 50 % de su tamaño real. Luego eran colocadas en la entrada del campamento de cada tribu para que el visitante sepa que si genera un problema en este lugar se le practica la tzantza.
Chicaiza, visita los mercados artesanales en Guayaquil, vendiendo sus artesanías de tzantzas en réplicas hechas de piel, pelo de chivo y llama, las cuales son consideradas como amuleto.
A Chicaiza se lo conoce por los mercados de la ciudad como ‘El señor de las tzantzas’ o simplemente ‘tzantza’, algunos comerciantes con algo de jocosidad dicen que es por su parecido físico con el producto que vende.
‘Tzantza’ no solo realiza sus réplicas de esta práctica ancestral, realiza además artesanías con caña guadúa y cabuya, entre ellas lámparas y canastos.
Pese a ser oriundo de la Sierra norte, se crió en Mondayacu, un pequeño poblado del Oriente, donde aprendió esta actividad de replicar los cráneos reducidos que vende en precios que oscilan entre los 18 y 25 dólares.
Las pieles, pelos de chivo y llama, son recopilados en las laderas y faldas del Chimborazo. Comenta que paga hasta $ 50,00 por la piel con pelo que obtienen de los animales.
Entre las tribus del Oriente del país que ancestralmente han practicado este procedimiento están los Huaorani, Cofán, Taromenanes y Achuar, entre otros. (F)