Un modelo que repite males
Solución. Para las autoridades, los atascos vehiculares cesarán cuando estén listos la aerovía, el puente de Daule y el que una al sur de Guayaquil con Durán.
Fernando García, Mercedes Calvache y Xiomara Samaniego no se conocen ni son vecinos, pero tienen los mismos problemas.
García vive en la vía a la costa, en Guayaquil; Calvache en La Aurora, en Daule y Samaniego en La Puntilla, en Samborondón, y cada mañana, cuentan, deben lidiar con el intenso tráfico que se genera en la vía principal y de salida hacia Guayaquil.
“En Samborondón se ha aliviado un poco por el puente, pero, al contrario de lo que sucede allá, en vía a la costa vemos que el flujo de carros aumenta considerablemente y no hay señales de que pueda mejorar”, precisa García.
Sin embargo, menciona Samaniego, ese es solo uno de los tantos problemas que tienen y que se han generado por una “mala planificación” de las zonas en las que viven. Inconvenientes que ya han sido abordados anteriormente por este Diario.
El arquitecto Franklin Villamar le da la razón. “Los tres polos de desarrollo urbanístico no cumplen con estrategias de planificación urbana que no sean las que dicten los negocios inmobiliarios ante la incapacidad de Guayaquil de seguir creciendo, pero a su vez, de la necesidad de no alejarse de la ciudad como fuente productiva”, explica.
Con él coincide el urbanista Carlos Jiménez, quien en un reportaje publicado en noviembre del año pasado ya advertía esta situación. “No se proyectan las vías en función de los usos de suelo, ni se hacen las simulaciones respectivas, con modelos ya probados, sino que se hace la vía y después se piensa en el tipo de uso de suelos que va a haber”.
Pero las autoridades dicen no estar de acuerdo. Han trabajado de forma planificada en la mayoría de los casos, manifiestan. Si hubo atrasos para levantar, por ejemplo, pasos elevados, ampliar aceras, construir vías colectoras o de comunicación interna en la avenida Samborondón, defiende el alcalde del cantón José Yúnez, es porque la vía aún le pertenece al Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) y por años, agrega, les ha sido “imposible” llegar a acuerdos para que les cedan la competencia.
Yúnez, que ante las constantes quejas de sus habitantes respecto a la falta de parques y la proliferación de centros comerciales (que han generado más tráfico, como pasa hoy en los exteriores de Food Garden), asegura que todo se ha construido bajo planificaciones técnicas, pero que aún así tiene ya listo una serie de proyectos para minimizar las molestias.
“Los malls se han levantado bajo una serie de estudios.
Food Garden desde los planos, por citar un caso, fue levantado con la condición de que tenga un parqueo con capacidad para 150 autos, que está próximo a ser inaugurado. El Municipio no da permisos por dar. Lo que hay en la arteria, desde siempre ha contado con planificaciones previas”.
¿Y qué pasa con el resto de las obras? Yúnez asegura que un gran parque (de 40 hectáreas), además de siete vías de acceso están programadas para el Nuevo Samborondón, un plan ideado para los próximos 20 años. “Quiero que todo quede definido mediante una ordenanza ahora que se puede. Antes no era posible”, repite.
En Guayaquil, en cambio, no se prevé la construcción de parques en los exteriores de las urbanizaciones de vía a la costa, pues, según José Miguel Rubio, director de Urbanismo del Municipio de Guayaquil, el concepto urbanístico es diferente. “Está planificado para que se desarrollen internamente sus servicios y no solamente el área verde, sino sus zonas comerciales”, precisa.
Además, adelanta que en las próximas semanas el Concejo Cantonal debatirá un proyecto de ordenanza que busca organizar los usos de suelo y priorizar el desarrollo urbanístico y comercial en la zona.
Respecto al tráfico, Rubio menciona que “son algunas soluciones que hay que hacer para evitar eso”, entre ellas la ampliación de otro carril a la salida de la zona, que actualmente es utilizado como paradero de buses interprovinciales. Y la construcción de una vía detrás de la cooperativa Portete de Tarqui, medida que ya fue anunciada por EXPRESO en marzo de este año.
Héctor Pino, director de desarrollo territorial del Municipio de Daule, indica que La Aurora apunta a ser una zona que cubra todos los servicios. “La tendencia va en respuesta a la gran demanda de la población y el potencial crecimiento”.
El funcionario asegura que esta zona de Daule, a diferencia de Samborondón y Guayaquil, ha podido planificar de mejor manera el desarrollo y tiene un mayor rango de corrección de errores, pues la construcción de urbanizaciones y centros comerciales es relativamente nueva. “La Aurora ahora apunta a la construcción vertical, pues no podemos talar los cerros, y sí tenemos una vía paralela a la León Febres-Cordero”.
En los planes de la administración está la edificación de un malecón, un centro de revisión técnica vehicular y hospitales con el objetivo de depender cada vez menos de Guayaquil.
No llegan los pasos peatonales
En vía a la costa los habitantes claman por la construcción de al menos cuatro infraestructuras de este tipo. La falta de pasos cebras asimismo dificulta el cruce de visitantes, sobre todo en las noches, donde la falta de iluminación en ciertos tramos, como ya ha contado EXPRESO, multiplica los riesgos.
Uso de plantas de tratamiento
Ninguna de las tres zonas tiene conexión con un sistema de alcantarillado sanitario, por lo que dependen de plantas de tratamiento monitoreadas por las empresas municipales de agua. Esta falta de servicio ha provocado, en ciertas áreas, contaminación. Los municipios prevén dotar el servicio formal en el futuro.
Faltan áreas verdes y públicas
Para las autoridades, las áreas sociales de cada ciudadela privada han reemplazado estos espacios en las zonas. Actualmente solo Samborondón -en un período de 20 años- prevé levantar un parque que estará situado en los alrededores de Ciudad Celeste, en el Nuevo Samborondón.
Más áreas para el adulto mayor
Los habitantes de las tres zonas solicitan, además de señalética, una reestructuración total a las veredas. Lamentan que falten rampas y que el mobiliar urbano no esté colocado adecuadamente, lo que no permite a los adultos mayores poder circular con seguridad.