Mujer que sacrificó a sus perros en Latacunga podría ir a la cárcel
La sanción que enfrentaría es de uno a tres años de prisión por la crueldad con la que actuó y una sanción económica
Adriana Páez, presidenta de la fundación Latacunga Animalista jamás imaginó que el video que llegó al WhatsApp de la fundación mostraría algo tan desgarrador: en él se mostraban tres perros, que estaban siendo sacrificados por una mujer, a quien no le importó que, su hijo menor de edad estuviera presente, mientras lloraba el infante por ver cómo sus animales eran colgados de un árbol.
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Leer másEste hecho sucedió en un barrio perteneciente a la parroquia urbana Eloy Alfaro en Latacunga, una vez que Páez conoció la denuncia acudió a la Unidad de Cuidado de Fauna Urbana de Latacunga quienes de inmediato actuaron y acudieron a la vivienda donde se registró este hecho, a la llegada el panorama era devastador encontraron los cadáveres de los tres animales quienes colgaban de un árbol.
La mujer que actuó con violencia justificó su proceder ante las autoridades que el sacrificio lo realizo porque los tres canes se habrían devorado al borrego de un vecino, y al no tener querer problemas con sus vecinos procedió a colgarlos de un árbol.
Una realidad invisibilizada
Aunque este caso ha sacudido a la comunidad, Páez aseguró que no es un hecho aislado. “En las zonas rurales de Latacunga, el maltrato animal es algo muy común. Lo que pasa es que no siempre hay pruebas. Muchas veces nos llegan denuncias, pero sin evidencia tangible, como cuerpos o vídeos. Sin eso, no podemos proceder”, explicó.
El problema, aseguró, va más allá de la falta de pruebas. Para la activista animalista, la raíz está en una cultura que ha normalizado la violencia hacia los animales. “No hay control sobre quién puede tener una mascota. A eso le sumamos la cantidad de animales abandonados y la falta de educación sobre tenencia responsable. Todo esto crea un escenario perfecto para que ocurran cosas como esta” aseveró.
Adriana hizo un llamado urgente a la ciudadanía: “No se queden callados. Si son testigos de maltrato, graben, tomen fotos, denuncien. Esa es la única manera en la que podemos cambiar las cosas”. La fundación que lidera no solo recibe denuncias; también realiza campañas para abordar el problema desde su raíz. En la parroquia Eloy Alfaro, una de las parroquias donde se registran más casos de abandono y el maltrato animal, han organizado jornadas masivas de esterilización.
“En el último año, atendimos a cerca de 300 mascotas de forma gratuita o cobrando un monto simbólico. Sabemos que no es suficiente, pero son pasos necesarios”, comentó.
Sanciones
Según la ordenanza municipal de Latacunga vigente y las leyes ecuatorianas, podría enfrentar una multa de hasta 2.300 dólares por cada perro muerto y una pena de prisión de uno a tres años. “Es irónico, porque ahora le tocará pagar mucho más que el costo del daño que supuestamente causaron los perros. Además, ¿quién puede justificar un acto tan atroz? Esto no se trata solo de dinero; se trata de empatía, de humanidad”, reflexionó Páez.
El artículo 250.1 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) establece sanciones para el maltrato animal, incluyendo la muerte de animales. Las sanciones pueden ser multas o penas de prisión. En el caso de la muerte de un animal de fauna urbana, la pena de prisión es de seis meses a un año. Si la muerte se produce por actos de crueldad, la pena aumenta a uno a tres años.
A pesar de los momentos difíciles, Adriana no pierde la esperanza. Cree firmemente en el poder de la educación y en la capacidad de las personas para cambiar. Por eso, sigue trabajando en campañas de sensibilización, no solo en Eloy Alfaro, sino en toda Latacunga. “Queremos que la gente entienda que tener una mascota es una responsabilidad enorme. No es algo que se deba tomar a la ligera. Si no tienes las condiciones para cuidar de un animal, simplemente no lo tengas”, finalizó.
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