
Mujeres en la educación superior: liderazgo y desafíos en la academia
Destacadas académicas comparten su experiencia en la gestión universitaria, abordando los retos en la equidad de género
El papel de la mujer en la educación superior ha evolucionado significativamente en las últimas décadas. No solo han incrementado su presencia en las aulas como estudiantes y docentes, sino que también han asumido cargos directivos en universidades e institutos tecnológicos. Sin embargo, persisten retos estructurales y culturales que dificultan su acceso y permanencia en espacios de liderazgo académico.
El liderazgo femenino en la educación superior
Para Sofía Lovato Torres, vicerrectora académica de la Universidad de Guayaquil y docente investigadora, la presencia de mujeres en la docencia universitaria es esencial para la construcción de modelos educativos innovadores y equitativos. “Las mujeres han demostrado una capacidad sobresaliente en la gestión institucional, pero su acceso a puestos de liderazgo aún es limitado debido a barreras como la brecha de género en la promoción académica y los estereotipos arraigados”, afirma.
Por su parte, Vicky Choez, rectora del Instituto Superior Tecnológico Liceo Cristiano, destaca que su rol como líder educativo implica enfrentar desafíos como la crisis de inseguridad que afecta a los estudiantes. “Muchos jóvenes abandonan sus estudios por miedo a movilizarse o por amenazas en sus comunidades. Implementar estrategias para garantizar entornos seguros es una prioridad”, señala. Además, ha trabajado en facilitar el acceso a la educación a través de becas y programas de apoyo financiero.
La conciliación entre la docencia y el liderazgo
Desde su rol como decana de dos facultades en la Universidad Casa Grande, Daniela Fernández Malnati enfatiza la importancia de la planificación y la organización para combinar la docencia, la investigación y la gestión administrativa. “Ser la única mujer entre los decanos de la universidad es un desafío, pero el trabajo en equipo y la planificación permiten cumplir con las metas. Además, la educación superior debe fomentar una mayor representación femenina en sus estructuras administrativas y académicas”, explica.
Vicky Choez
En la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG), la abogada Irene Valencia Balladares de Tapia, doctora en Ciencias Jurídicas y docente, considera que las políticas institucionales han jugado un papel clave en la equidad de género dentro de su universidad. “Encontró un ambiente que valora mi trabajo y que garantiza procesos de selección y promoción transparentes. Sin embargo, muchos colegas en otras instituciones enfrentan barreras en sus trayectorias académicas debido a la dificultad de conciliar la vida laboral y familiar”, comenta.

Hacia la equidad en la educación superior
Ruth Hidalgo, decana de la Escuela de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UDLA, aporta una visión estadística sobre la representación femenina en la academia. Según datos de la UNESCO, el porcentaje de mujeres en educación superior ha aumentado progresivamente, pero su presencia en cargos directivos aún es baja. “Solo el 18% de las universidades públicas en América Latina están dirigidas por rectoras. Esto nos muestra que todavía hay una brecha importante en el acceso a posiciones de liderazgo académico”, explica. No obstante, resalta que en Ecuador cada vez más mujeres ocupan espacios de decisión en el ámbito universitario.
Irene Valencia
Las voces coinciden en que para alcanzar una mayor equidad en la educación superior es necesario fortalecer las políticas de inclusión, promover programas de mentoría y fomentar un ambiente universitario libre de discriminación. Universidades como la UG, Casa Grande, la UDLA, la UCSG y tecnológicos como Instituto Superior Liceo Cristiano, han implementado medidas para reducir las barreras de género, pero aún queda trabajo por hacer.
El avance de las mujeres en la educación superior no solo es un tema de equidad, sino también una oportunidad para enriquecer la academia con perspectivas diversas y transformar las instituciones educativas en espacios más inclusivos y justos.
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