Diversidad. Un grupo procedente de Napo mostró parte de su cultura.

El Mundial del Hornado unio a varias etnias

La vestimenta llamó la atención de quienes asistieron al estadio municipal de Otavalo. Allí, en donde se desarrolló la final del Campeonato Mundial del Hornado, resaltaba el traje de un muñeco de más de un metro de altura que representaba a la mujer in

La vestimenta llamó la atención de quienes asistieron al estadio municipal de Otavalo. Allí, en donde se desarrolló la final del Campeonato Mundial del Hornado, resaltaba el traje de un muñeco de más de un metro de altura que representaba a la mujer indígena de Santa Ana de Cotacachi, provincia de Imbabura.

La idea principal era que los visitantes, que llegaron de varias partes del país, conozcan y degusten de la sazón del emprendimiento de Rosa Potosí: ‘Hornados Doña Rosita’, que tiene su local en el mercado de Los Andes Cotacachi Jatuk Cem.

Pero ella buscó algo más. Aprovechó para promocionar la belleza de su tierra. Por ello, hizo lucir el traje típico del sector, que está compuesto por un anaco (vestido), alpargatas (zapatos) y la blusa.

José García, quien es trabajador de ese centro de abastos y portaba el muñeco, era el encargado de atraer a la gente para probar el hornado. “Este evento fue ideal para dar a conocer también de las tradiciones y costumbres de las regiones del país”, aseguró Rafael Pérez, quien llegó desde Riobamba junto a su familia.

Algunos participantes optaron por llevar su propio grupo de baile y artesanías. Uno de esos fue la provincia de Pastaza. Andrés Montenegro tiene 18 años y es oriundo del cantón Puyo. Él llevaba un traje de shamán. El joven cuenta que esa vestimenta es especial debido a que la usa de manera exclusiva el hombre, que, según su creencia milenaria, cura males y enfermedades. Como parte de su exhibición portaba un collar hecho de hojas a las que se les conoce como ‘quita mal’, además de ‘dientes de tigre’.

Napo también tuvo una muestra de sus rituales ancestrales, trajes típicos y su propio grupo de danza, que recibió un nutrido aplauso.

Otavalo, la ciudad anfitriona, recibió a miles de personas en este concurso que mostró la diversidad gastronómica nacional. Por ejemplo, Portoviejo mostró al público el hornado de cabeza de cerdo jugoso que se prepara durante 8 horas al carbón y con hoja de verde. El plato se sirve con arroz, ensalada y yuca, dice, Narcisa Bermello, quien aprendió el oficio de su suegra, María Zambrano, hace 20 años. (F) MRR