Mundo

afganas
Afganas como Saqi Popalzai han iniciado sus negocios para sacar adelante a su familia.efe

Las mujeres afganas luchan por seguir a flote bajo el régimen talibán

Con la llegada de los insurgentes al poder han tratado de borrarlas de la sociedad. Ellas han perdido sus logros alcanzados en los últimos veinte años

Saqi Jana Popalzai logró poner su empresa de champú en las tiendas de Kabul distribuyendo personalmente el producto que la convirtió en una prometedora empresaria, un proyecto que ahora sucumbe con la vuelta al poder de los talibanes.

Su empresa floreció durante las dos décadas que siguieron a la invasión estadounidense de Afganistán y el intento de la comunidad internacional de fomentar la presencia de las mujeres en la sociedad, de donde habían sido borradas por el régimen talibán.

mujeres

Las periodistas afganas se cubren la cara en televisión por orden de los talibán

Leer más

Pero con el regreso de los islamistas al poder hace un año, todo apunta a una reedición de su primer régimen entre 1996 y 2001, con un abrupto deterioro de los derechos de la mujer en el país, que sumado a la grave crisis económica por las sanciones, ha supuesto que empresarias como Popalzai, de 35 años, vean peligrar su negocio.

“El poder de compra disminuyó, los costos de las materias primas y los materiales de empaque aumentaron”, dice la empresaria, que a pesar de todo está feliz de mantener a flote su negocio que da sustento a su familia y a humildes mujeres desplazadas internas.

Su empresa Khkola se estableció hace cuatro años en la provincia meridional de Kandahar para mantener a su familia de 15 miembros. Además, cuenta con 15 empleadas y en la fábrica produce, entre otros, jabón, lavaplatos y detergente para la ropa.

Para la activista afgana Nahid Noori, bajo el Gobierno talibán “las mujeres han perdido sus logros de los últimos veinte años, derechos de trabajo y educación”, refiere.

Las mujeres alcanzaron importantes logros en las dos décadas pasadas, tomando roles activos en la sociedad. Llegaron a constituir el 37 % del Parlamento, entre el 30 % de los empleados del Gobierno, y dirigieron numerosas organizaciones nacionales e internacionales.

Con los talibanes esto “ha disminuido a casi cero, las adolescentes no han tenido acceso a la educación en los últimos 347 días y la mayoría de las mujeres con talento han estado obligadas a permanecer en el hogar”, apunta refiriéndose a las normas de los talibanes, muy restrictivas con las libertades de las mujeres.

Según la ONU, Afganistán “sigue siendo el único país del mundo donde las niñas tienen prohibido ir a la escuela secundaria”, una de las primeras medidas impuestas tras su regreso al poder.

La historia empresarial de Popalzai comenzó tras ver los intentos de su marido por ganarse la vida y el fracaso, pese al duro trabajo.

“Veía a mi esposo trabajar muy duro, pero era incapaz de ganarse la vida, además iba envejeciendo, así que decidí dar un paso al frente y hacer lo mejor para mi familia, y ahora gracias a Dios puedo apoyar también a otras 15 familias”, cuenta.

Empezar de cero en una sociedad como la afgana no fue fácil para Popalzai, que sin instalaciones, transporte, o trabajadores, debía caminar durante horas para distribuir su producto a diferentes tiendas e hipermercados.

“Fue muy duro caminar por la ciudad para vender el producto, sin demanda en un inicio, sin contactos, pero sabía que mejoraría, finalmente tuvimos muchos pedidos de diferentes provincias, incluso más de las que podíamos producir”, asegura.

Khkola es especial, dice Popalzai, “porque incluye plantas naturales en la combinación del producto, para no dañar las manos al usar el champú, para lavarse las manos o lavar la ropa. Me hace feliz que incluso los extranjeros compren nuestros productos”.

Sin embargo, con las sanciones económicas y el fin de las ayudas, la situación de Afganistán no ha dejado de empeorar con la llegada de los talibanes, incapaces de impulsar la economía. Ahora “ha disminuido el poder de compra y ha incrementado el costo de la materia prima, lo que genera muchos desafíos para nosotras”, explica.

Además, anteriormente había incluso mercados para mujeres construidos por organizaciones internacionales, “pero dado que los talibanes controlan los mercados, estos establecimientos cerraron y estamos pidiendo al gobierno talibán que los vuelva a abrir”, dice Popalzai, una empredendora que no afloja.

Al igual que buena parte del país, Popalzai se pregunta por qué las organizaciones internacionales se alejaron del pueblo afgano con la llegada de los talibanes, que es cuando más las necesitan.