Análisis: La estrategia de la OTAN para debilitar a Rusia
La Alianza celebra una cumbre en Lituania, en uno de los contextos políticos más complejos de la historia contemporánea
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) está celebrando la Cumbre de la OTAN en Vilna, Lituania, en uno de los contextos más complejos de la historia contemporánea.
Esta cumbre está llena de simbología y se celebra en un momento esencial para la resolución del conflicto desde el inicio de las operaciones militares de contraofensiva ucraniana. Empezando por la sede de la cumbre, que es Lituania. Está a exactamente 4.484 kilómetros de distancia de Rusia y a tan solo 1.166 kilómetros al norte de Ucrania.
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Leer másRusia es el centro de conversaciones de esta cumbre por dos motivos principales. El primero, es que en abril pasado Finlandia ingresó a la OTAN, luego de intensas conversaciones y negociaciones para que este, que hoy en día es uno de los países con mayor capacidad militar del mundo, se convierta en un jugador estelar en el Báltico.
Alexander Stubb, ex primer ministro de Finlandia, recuerda que este país no solo tiene las capacidades militares, sino también geográficamente se encuentra a pocos kilómetros de Rusia, con el que comparte una historia de conflictos. Finlandia fue parte de la Rusia Zarista, luego perteneció a la Unión Soviética hasta 1917 cuando declaró su independencia, no sin antes ceder el 11 % de su territorio. Tales rencillas siguen latentes hasta la actualidad y suponen una amenaza sin duda para Rusia.
El segundo motivo por el que merece prestar gran atención a este evento es la presencia de Ucrania en la cumbre. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha indicado que Ucrania no será invitada a ser parte de la alianza, por lo menos no durante esta cumbre, ya que la Alianza no acepta nuevos miembros mientras estén en estado de guerra.
La postura de la OTAN frente a la guerra entre Rusia y Ucrania es más discursiva que real. Hasta el momento se conoce que la inmensa mayoría de los países miembros han dotado activamente a Ucrania de inteligencia, armas, entrenamiento militar de primer nivel y recursos económicos. Para mantener los equilibrios, la OTAN como alianza no puede implicarse directamente para evitar la escalada del conflicto en el resto de Europa.
Ucrania ha emprendido una gran ofensiva y con mucho éxito ha recuperado territorios que habían sido ocupados en febrero de 2022, demostrando que cuentan con militares altamente preparados. Es sorprendente ver que en esta guerra las trincheras han vuelto al frente de combate, como sucedió por última vez en la Primera Guerra Mundial. Esto causa enormes pérdidas humanas a los dos lados y limita mucho su capacidad operacional.
El fortalecimiento militar de Ucrania, sumado a los conflictos internos dentro del Kremlin, a la sublevación del grupo paramilitar Wagner, cuyas señales empezaron a lanzar desde la cruenta conquista de Bakhmut, generan optimismo entre los Aliados. Así pues, presumimos que la OTAN mantendrá su apoyo a Ucrania y buscará la paz por la vía de la victoria militar.
El desenlace de esta cumbre será muy importante para el fin de la guerra, porque no solo los países miembros de la OTAN han sufrido las consecuencias de esta, sino todo el mundo. La hiperconectividad y las tecnologías nos han permitido creer que esta ha sido una guerra silenciosa, lejana a nuestra realidad, pero no se puede esconder el hecho de que la economía global se ve afectada y, por ende, nuestros estilos de vida se ven limitados.
Las repercusiones económicas pasarán una factura muy alta a todos los ciudadanos del mundo, por esta razón, la postura de la OTAN y una potencial intervención en el frente ucraniano podría cambiar las fichas del tablero a favor de quienes defendemos la democracia y el Estado de Derecho.