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Manifestantes antivacunas bloquean una calle frente al edificio del Parlamento canadiense en Ottawa, Ontario (Canadá). Tras once días de protestas   EFE/Julio César Rivas

Los antivacunas buscan tumbar el gobierno de Justin Trudeau

Los camioneros de Canadá bloquean el principal paso con EE.UU. En Nueva Zelanda y Australia, grupos radicales se muestran solidarios con ellos

Tras once días de protestas del movimiento antivacunas, que bloquea con camiones pesados el centro de Ottawa y el principal punto fronterizo con Estados Unidos, los manifestantes aseguran que no abandonarán su movilización hasta que caiga el gobierno del primer ministro Justin Trudeau.

Recorrer las calles del centro de la capital canadiense, junto a la explanada a orillas del río Ottawa sobre la que se asienta el edificio del Parlamento, el famoso hotel Fairmont Chateau Laurier o la antigua estación de ferrocarril de la ciudad, hoy reconvertida temporalmente en sede del Senado, es como pasear por el escenario de una película apocalíptica.

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Algunas de las avenidas más grandes y normalmente concurridas de la capital canadiense están desiertas, sin tráfico de vehículos ni de transeúntes. Según se acerca uno al centro neurálgico de la ciudad, empiezan a aparecer los bloqueos, los coches de Policía y los grandes camiones.

Grupos de personas se arremolinan en torno a algunas de las cabinas de los camiones que están en marcha para mantener la calefacción en funcionamiento. Es pleno invierno en Canadá y las temperaturas han caído a -24 °C durante las últimas noches.

Los camiones están adornados con todo tipo de mensajes y muchas banderas de Canadá, de Quebec y alguna que otra de Estados Unidos. Algunos de los mensajes pegados a las carrocerías son cartas infantiles en las que se agradece a los camioneros que estén ocupando el centro de Ottawa para preservar las libertades que el Gobierno canadiense se ha apropiado.

Pero muchos de los carteles que se ven sobre los camiones reflejan un sencillo mensaje: “Fuck Trudeau” (Jódete, Trudeau).

El primer ministro concentra gran parte de la ira de los manifestantes, a pesar de que son los gobiernos provinciales los que tienen la responsabilidad de imponer las restricciones que tanto irritan al movimiento antivacunas y a grupos radicales de extrema derecha que dominan las protestas.

Derreck, que prefiere no dar su apellido, lleva plantado desde el primer día, el 29 de enero, cuando el autodenominado Convoy de la Libertad atrajo a unos 3.000 camiones y entre 10.000 y 15.000 personas, participando en las protestas con una bandera que recuerda a los soldados canadienses que han muerto en combate.

“Los gobiernos de todo el mundo nos han fallado y finalmente les estamos denunciando y recuperando nuestras libertades. Sea cual sea el costo, vamos a luchar por lo que nuestros soldados dieron sus vidas. Vamos a recuperarlo de las manos de este Gobierno corrupto. Y de todos los gobiernos del mundo”, explica Derreck frente al Parlamento canadiense.

Derreck rápidamente saca a relucir el apellido del primer ministro, que en una sesión parlamentaria del 7 de febrero exigió a los manifestantes levantar sus protestas y los acusó de bloquear la democracia y la economía.

“Trudeau no tiene ni idea de lo que está hablando. El líder de mi país me ha calificado, y a todos los que están aquí o creen en nosotros, de racistas, misóginos, sexistas, islamófobos, transfobos”, explica el protestante, quien afirma: “Nos vamos a enfrentar a él y destruir su gobierno”.

Aunque la protesta se inició hace once días para denunciar la obligación de vacunarse que tienen los camioneros que cruzan la frontera a Estados Unidos, rápidamente se puso como objetivo “derribar” el gobierno de Trudeau. Y aunque la propuesta es tan insensata como algunas de las conspiraciones que exhiben para rechazar las vacunas, las protestas de Ottawa están empezando a ser observadas con interés por grupos radicales en otros países.

En Estados Unidos, el expresidente Donald Trump, el empresario Elon Musk y políticos republicanos han aplaudido de forma pública, y defendido a los organizadores de la protesta. Los camioneros han bloqueado el puente Ambassador, uno de los puntos fronterizos más transitados del continente americano y enlace entre Canadá y EE.UU.