Ausencia y llanto en la posesión de Lula da Silva
Jair Bolsonaro no acepta los resultados de los comicios y decidió no ir a la ceremonia. Miles de simpatizantes ovacionaron el primer discurso de Lula
El nuevo mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, recibió, este domingo 1 de enero, la banda presidencial de manos de una representación diversa del pueblo del país ante la ausencia del ya exgobernante Jair Bolsonaro.
Lula jura como nuevo presidente de la República Federativa de Brasil
Leer másSegún marca el protocolo, el presidente saliente es el encargado de pasar la banda a su sucesor, pero Bolsonaro, quien sigue sin reconocer su derrota en las urnas, decidió no participar en los actos de investidura y viajar a Estados Unidos sin previsión oficial de vuelta.
Lula, de 77 años, subió la rampa del Palacio de Planalto, en Brasilia, pero en lo más alto no esperaba Bolsonaro.
En su lugar, ascendió a la parte alta del palacio presidencial acompañado por un grupo de personas que “simbolizan la riqueza y la diversidad del pueblo brasileño”, entre ellos, un niño, afrodescendientes, mujeres, personas con discapacidad y el conocido líder indígena Raoni Metuktire.
Bolsonaro, líder de la extrema derecha brasileña, se marchó del país el pasado viernes sin reconocer abiertamente su derrota en las elecciones de octubre y sin felicitar a Lula.
Miles de personas se empiezan a congregar para la investidura de Lula Da Silva
Leer másDesde la celebración de los comicios del 30 de octubre, que perdió en segunda vuelta por una ajustada diferencia de 1,8 puntos, el capitán retirado del Ejército se encerró en su residencia oficial, reduciendo al mínimo su presencia en actos públicos y su actividad en las redes sociales.
No obstante, antes de poner rumbo a EE. UU., se dirigió a sus acólitos en un directo en redes sociales en el que Bolsonaro no terminó de reconocer su derrota en las elecciones de octubre pasado ni felicitó a Lula.
No vamos a creer que el mundo acaba este 1 de enero. No vamos a tirar la toalla ni dejar de hacer oposición.
Por el contrario, insistió en que fue “víctima” de una justicia electoral “que no fue parcial” y que, en su opinión, favoreció al líder progresista con diversas decisiones; sin embargo, intentó desmarcarse de las protestas de cuño golpista que han tenido lugar en las puertas de cuarteles del país.
Lula Da Silva asumirá el cargo entre fiestas y amenazas
Leer másDe hecho, la ceremonia de investidura se celebró bajo estrictas medidas de seguridad, por las amenazas de esos activistas del bolsonarismo más radical que exigían un golpe militar para mantener al líder de la ultraderecha en el poder y que causaron graves disturbios en vísperas de la investidura.
Otro de los acontecimientos que marcó el cambio de mando presidencial fue el momento en que Lula rompió a llorar en su primer discurso ante los miles de brasileños reunidos en Brasilia, cuando habló del aumento de la desigualdad en el país.
Fue la democracia la gran victoriosa, que superó las más violentas amenazas a la libertad del voto.
“La vuelta del hambre es un crimen, el más grave de todos contra el pueblo brasileño. Es hija de la desigualdad, que es la madre de todos los males que atrasan Brasil”, manifestó Lula en el púlpito del palacio presidencial de Planalto.
Lula, ante el reto de acabar con el activismo político en los cuarteles
Leer másEl dirigente progresista se emocionó al citar a las familias que rebuscan comida entre la “basura” y a las que hacen filas en las puertas de las carnicerías para comer las sobras y raspar los huesos. “Por favor, ayúdenme...”, dijo el antiguo dirigente sindical entre lágrimas. En ese momento, los miles de brasileños congregados en la Plaza de los Tres Poderes cantaron al unísono “Lula, guerrero del pueblo brasileño”.
“Asumo el compromiso ante ustedes de combatir día y noche todas las formas de desigualdades en nuestro país, de renta, de género, de raza, en el mercado de trabajo, en la representación política, en la salud, en la educación”, enumeró.