Blinken rebaja la tensión con China en un viaje por el que pocos apostaban
Estados Unidos y la potencia asiática habían adeterioro las relaciones bilaterales
El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, logró durante su visita de dos días a China rebajar las tensiones a pesar de que los expertos eran pesimistas sobre los resultados del viaje debido al extremo deterioro de las relaciones entre las dos potencias.
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Leer másLa estancia de Blinken en Pekín culminó este lunes con una reunión con el presidente chino, Xi Jinping, un encuentro de una media hora que no estaba en la agenda oficial del jefe de la diplomacia estadounidense y que transmite una señal conciliadora por parte de Pekín.
Xi dijo a Blinken al comienzo de su cita que las interacciones entre Estados "deben basarse siempre en el respeto mutuo y la sinceridad" y subrayó su "esperanza" de que la visita del representante estadounidense implique "hacer contribuciones positivas para estabilizar las relaciones" bilaterales.
El domingo 18 de junio, el secretario de Estado se vio con el ministro chino de Exteriores, Qin Gang, con quien estuvo reunido más horas de lo previsto y luego cenó, en tanto este lunes la cita fue con el máximo responsable de la diplomacia china, Wang Yi, jefe de la Comisión de Asuntos Exteriores del Partido Comunista de China (PCCh).
De acuerdo a las transcripciones oficiales difundidas por ambas partes, la reunión con Qin resultó "un diálogo largo, franco, profundo y constructivo sobre la relación general entre China y Estados Unidos y otros asuntos importantes", en tanto el tono de Wang con Blinken fue algo más combativo.
El hasta hace poco ministro chino de Exteriores resaltó en especial la cuestión de Taiwán, uno de los principales puntos de fricción entre los dos países, y pidió a Blinken que Washington "respete la soberanía e integridad territorial de China" y que "se oponga a la independencia de Taiwán".
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Leer másWang le dijo asimismo que "la causa fundamental del declive de las relaciones entre China y EE.UU. es que la parte estadounidense tiene una percepción errónea de China, lo que conduce a una política equivocada", y pidió a Washington que trabaje con Pekín para "gestionar las diferencias y evitar accidentes estratégicos".
En una rueda de prensa al término de su visita, Blinken evaluó el viaje como "un paso positivo" en el objetivo de gestionar "de forma responsable" la relación bilateral, aunque "ni mucho menos" ha solucionado de golpe los problemas y desacuerdos entre las dos potencias.
"Estaba claro que la relación se encontraba en un punto de inestabilidad y ambas partes reconocíamos que había que estabilizarla", señaló.
Blinken consideró cumplidos "todos los objetivos del viaje", que eran "establecer canales directos de comunicación, abordar temas de preocupación y explorar la cooperación en temas de interés mutuo", entre los que citó el clima, la estabilidad económica global, la salud, la lucha contra el tráfico de fentanilo y los intercambios "pueblo a pueblo".
Sobre la mesa estuvo por supuesto Taiwán, sobre la que el estadounidense reiteró que EE.UU. no apoya la "independencia", aunque definió como "acciones provocadoras" las realizadas por China en el Estrecho y en el Mar Meridional y pidió la resolución pacífica de las diferencias.
También recordó el compromiso de Washington de asegurarse que la isla "tenga la capacidad de defenderse" en virtud de la Ley de Relaciones con Taiwán.