Crisis políticas: el salto de un continente a otro
En 2021 los conflictos entre grandes potencias se acentuaron todavía más. EE. UU. enfrentó una inédita toma del Capitolio
Un magnicidio, un potente terremoto y el agravamiento de la inseguridad recrudecieron este año la dramática crisis en Haití, el país más pobre de América y cuya economía languidece sin un plan de rescate a la vista.
Haití se encuentra actualmente sin Parlamento, con un Gobierno que no ha sido elegido en las urnas y con una cúpula judicial inoperante para hacer frente a la profunda crisis política y la mayor ola de violencia que ha vivido el país caribeño en décadas, sin olvidar la atención que demandan los más de cuatro millones de personas en situación de inseguridad alimentaria.
La situación política venía deteriorándose progresivamente hasta que estalló por los aires la madrugada del 7 de julio, cuando de manera sorpresiva un grupo de hombres armados irrumpió en la residencia privada del presidente Jovenel Moise en Puerto Príncipe y lo asesinaron, sin que los guardias que velaban por su seguridad ofrecieran resistencia alguna.
Los talibanes prohíben a las mujeres viajar solas y sin velo en taxi en Kabul
Leer másDel otro lado del mundo, otra acción generó la preocupación planetaria, el reingreso de los talibanes, aquel 15 de agosto a Afganistán. Más de tres meses después de que los talibanes se hicieran con el poder en Afganistán, el país asiático se hunde en la miseria. La cifra aleatoria de sus 100 días en el Gobierno. Nada que celebrar. Las promesas de los fundamentalistas de respetar los derechos humanos, incluidos los de las mujeres y la libertad de prensa, se han probado hueras, dificultando tanto su reconocimiento como la asistencia internacional.
Los talibanes se han esforzado por mostrar una imagen más moderada que cuando gobernaron el país en los años 90 del siglo pasado. Los hechos hacen temer que haya cambiado poco desde su anterior dictadura. La diversidad del país no se ha reflejado en el Gobierno. A pesar de una anunciada amnistía general, muchos de quienes colaboraron con las fuerzas extranjeras están siendo perseguidos; hay constancia de ejecuciones públicas en algunas ciudades, y la libertad de prensa ha desaparecido junto a 257 medios de comunicación. Pero lo que está poniendo a prueba sus intenciones es, sobre todo, el trato a las mujeres.
Es cierto que esta vez no les han impuesto el burka, el sayón que cubre de la cabeza a los pies con una rejilla a la altura de los ojos, ni prohibido salir a la calle sin la compañía de un varón de la familia. Sin embargo, no se está permitiendo que las afganas vuelvan al trabajo, salvo en los hospitales y alguna actividad concreta, ni han reabierto las escuelas secundarias para chicas.
EE.UU. conmemorará el 6 de enero como uno de sus días "más oscuros"
Leer másEn septiembre pasado, los principales líderes de Bruselas pidieron explicaciones a Washington y denunciaron su “falta de lealtad” tras la alianza militar sellada la semana pasada con Australia y Reino Unido para frenar a China en el Indopacífico y que excluye a la Unión Europea. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, llegó a cuestionar la voluntad del presidente estadounidense, Joe Biden, de restañar las heridas provocadas en los lazos transatlánticos por su predecesor, Donald Trump. Pidió reforzar la “capacidad de acción” del bloque comunitario.
Esta llamada a una mayor presencia geopolítica de la UE en un mundo abocado a la bipolaridad entre China y Estados Unidos sigue la estela del discurso del Estado de la Unión pronunciado la semana pasada por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. “Lo que necesitamos es la Unión Europea de la defensa”, dijo la alemana en su intervención. “Europa puede -y claramente debe- ser capaz y estar dispuesta a hacer más por sí misma”.
Sin embargo, antes que estos temas ganaran las páginas de los diarios y noticieros de radio y televisión internacionales, el 2021 arrancó con una noticia impactante para EE. UU. y el mundo. El 6 de enero, varios centenares de simpatizantes del entonces presidente Donald Trump irrumpieron en el Capitolio, en Washington, para tratar de impedir que congresistas validaran la victoria de Joe Biden tras los resultados de las presidenciales en las que Trump perdió su reelección.
Tras estos incidentes, más de 535 manifestantes fueron arrestados y otros 165 llegaron a ser inculpados. En la insurrección del Capitolio murieron cinco personas, entre ellas un policía y una asaltante que fue tiroteada por los agentes del orden. Otros dos policías que vivieron aquella jornada en la primera línea de la defensa del Congreso fallecían días después quitándose la vida.