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Curanderos en Bolivia rechazan dejar sus negocios
Una curandera aimara en su caseta de atención en El Alto, en BoliviaLuis Gandarillas

Curanderos en Bolivia rechazan dejar negocios pese al riesgo de caída por lluvias

Los curanderos tratan problemas de salud y hasta# para conocer si una mujer está embarazada

Un centenar de curanderos, llamados “yatiris” en el idioma aimara, se niegan a dejar sus negocios pese al riesgo de desplomarse debido a que están en el límite de La Paz y la ciudad contigua de El Alto, terreno que comenzó a ceder a un precipicio por las lluvias registradas en Bolivia.

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"Yo no estoy en riesgo, aquí atrás tengo harto espacio, los otros están en riesgo", dijo de forma breve a un curandero que espera sentado dentro de su caseta a sus clientes. Los curanderos forman un sector conocido por la población que acude a ellos y confía en ellos para tratar problemas de salud y hasta para conocer si una mujer está embarazada.

Además, los "yatiris" ofrecen trabajos de hechicería para "enamorados" y limpieza del "ajayu" o alma en español después de algún susto, y hay otros especialistas en la lectura de la hoja de coca para "ver el futuro" de las personas.

Curanderos en Bolivia rechazan dejar sus negocios
Curanderas aimaras sentadas en sus casetas de atención en El AltoLuis Gandarillas/ EFE

Los "yatiris" están asentados en pequeñas casetas, hechas de ladrillo y puertas de metal, que forman dos hileras de una tres cuadras sobre la avenida Panorámica, en El Alto, una vía que recorre el límite de urbe.

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Al otro lado está la llamada "hoyada" de La Paz, y decenas de negocios de los curanderos están al borde de esa avenida, entre las dos ciudades. El secretario de Agua y Saneamiento, Gestión ambiental y Riesgos de la Alcaldía de El Alto, Gabriel Pari, explicó que el terreno donde están asentados los negocios de los "yatiris" es "inestable, por lo que es importante que escuchen y tomen previsiones".

"El martes teníamos una reunión con los representantes de los yatiris y algunas autoridades, pero la hemos suspendido por la inasistencia de algunos hasta el 10 de enero, esperemos que ese día podamos conversar", dijo Pari.

Curanderos en Bolivia rechazan dejar sus negocios
Una mujer aimara recorriendo una calle de curanderos aimarasLuis Gandarillas/ EFE

Los nuevos riesgos

La autoridad municipal explicó que los curanderos "se han puesto reacios" y "no quieren escuchar nada" sobre el riesgo que representa seguir en ese lugar. "Si bien hay que hacer un estudio geotécnico, sabemos que ese lugar es inestable y que con la época de lluvias que ya se cerca el riesgo es a corto plazo, no queremos que pase nada", indicó Pari.

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La Alcaldía de El Alto y la Alcaldía de La Paz les entregaron tres notificaciones a los dirigentes de los curanderos para que se retiren del lugar en los últimos dos meses, pero "no quieren irse". El riesgo no solo es para los curanderos, sino también para los vecinos que habitan la parte baja de la avenida Panorámica, que ya es jurisdicción de La Paz, dijo la autoridad municipal de El Alto.

Según su criterio, "la propiedades quedarían afectadas con el desplome de las casetas de los yatiris". Hace una década, los curanderos se instalaron en carpas en esa avenida de El Alto, allí cada uno hacía ofrendas a la Pachamama (Madre Tierra) y leía la hoja de coca. Con el tiempo, los "yatiris" construyeron sus propias casetas donde actualmente reciben a sus clientes que llegan de diferentes zonas para "hacerse leer la suerte".

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