España: el negocio de los clanes del mayor ‘supermercado’ de la droga
Se llama Cañada Real y es una zona deprimida vinculada al narcotráfico
El poblado de la Cañada Real Galiana de Madrid es, desde 2007, el mayor ‘supermercado’ de la droga de España para beneficio de clanes como los Gordos, los Kikos o los Saavedra, donde unas organizaciones delictivas absorben el negocio de otras que son desarticuladas por las fuerzas de seguridad. Uno de los que mejor las conocen es el jefe del Grupo I de los Grupos Operativos de Investigación (GOIZ) de la Policía Nacional en Madrid, cuya identidad no puede publicarse por razones de seguridad.
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En la Cañada Real, una zona deprimida donde proliferan las infraviviendas, “hay clientes para todos”, explica.
Cuando cae un clan, otro lo releva, como hicieron los Saavedra tras la desarticulación de los Kikos en octubre de 2020.
- Panorama. En la Cañada Real, una zona deprimida donde proliferan las infraviviendas, “hay clientes para todos”. Cuando cae un clan, otro lo releva.
Así, el sistema va engordando. Por esas fechas, los Kikos vendían unas 200 dosis diarias de droga, mientras que los Saavedra, detenidos hace menos de un mes, habían alcanzado más de 500. “Cuando cae una organización, la siguiente se ve obligada a crecer”, señala el jefe policial. Junto a los Gordos, estos grupos convivieron en la Cañada Real desde el apogeo del tráfico de drogas en el poblado, que comenzó a finales de la década de los años 2000.
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Leer másTodos tienen “lazos matrimoniales y familiares” entre sí, lo que les facilita el traspaso de la base de la estructura de su punto de venta de droga al clan “heredero” cuando caen en manos de la Policía. El agente del GOIZ define a los Gordos, el primer gran grupo de la droga de la Cañada, como los “pioneros”; a los Kikos, como sus “herederos directos”, y a los Saavedra, que engulleron su estructura, como el clan más “resabiado” de los que ha investigado.
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Los investigadores sabían que los Saavedra tenían capacidad para asumir la estructura de los Kikos, por lo que iban a fortalecerse. De hecho, compraron una finca a sus antecesores para ocultarse y la convirtieron en todo un búnker, con pasillos laberínticos y puertas blindadas.
El agente que ha liderado la investigación destaca de esta banda, encabezada por un matrimonio, su “conocimiento exhaustivo” de los procedimientos judiciales, “de cómo un indicio policial puede llegar a constituir una prueba” contra ellos.
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Leer másEsto los llevaba, entre otras medidas de seguridad, a “no alardear” de un alto nivel de vida en redes sociales, como sí hicieron algunos de sus antecesores. Además, los cabecillas, que vivían en un chalé de la localidad madrileña de Morata de Tajuña, no ponían un pie en la Cañada para evitar ser relacionados con la venta de estupefacientes, lo que complicó la labor policial.
Por ello se vieron obligados a innovar mediante unas técnicas de investigación que no pueden ser reveladas para no poner en peligro operaciones futuras.
Después de seguir la pista de este clan durante casi dos años, el pasado 23 de marzo de 2023 más de 200 agentes irrumpieron en ese “parque de atracciones de la droga”, como lo recuerda el responsable de la investigación.
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Pese a que el registro se produjo de madrugada, en el fumadero contabilizaron hasta 31 personas, lo que prueba la capacidad de venta que habían alcanzado los Saavedra.
Para los agentes del GOIZ y el resto de brigadas policiales que trabajan de forma habitual en la Cañada Real, es uno de los puntos más hostiles del territorio nacional: “Nada más poner un pie allí, saben que hemos llegado. Si no eres vecino o comprador de droga, eres policía”.