La felicidad, aplacada en Venezuela por la crisis
De 137 países evaluados en un informe reciente en el tema de la calidad de vida, el país sudamericano ocupa el puesto 88
Yaizis Hidalgo prepara un almuerzo para niños en un comedor social de Petare, la favela más grande de Venezuela, mientras se pregunta qué les dará de desayuno a sus hijos al día siguiente, una preocupación común en el país, el menos feliz de Latinoamérica, según el más reciente Informe Mundial de la Felicidad, una emoción aplacada por la crisis.
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Desde muy temprano, la mujer de 44 años ayuda en el comedor comunitario, sin más remuneración que su almuerzo y el de sus hijos, una bendición en medio de las carencias que la mantienen inmersa en un estado de intranquilidad que termina afectando a su bienestar.
Un reciente estudio de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) revela que el 90 % de la población siente preocupación ante la situación del país, y el 40 % manifiesta que su ánimo se ha ido deteriorando.
El estudio, llamado Psicodata y elaborado entre diciembre y enero, y para el que fueron consultados 1.500 adultos, muestra también que la economía es la mayor causa de estrés, sobre todo para los pobres, que representan el 81,5 % de la población, según la medición por ingresos calculada por la UCAB.
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Leer másYaizis quisiera mejorar la calidad de vida de sus hijos, pero sus ingresos -la mayoría percibidos a través de las ayudas del Estado- no son suficientes, según dijo.
De 137 naciones evaluadas en el Informe Mundial de la Felicidad 2023, lanzado recientemente por la red de soluciones para el desarrollo sostenible de Naciones Unidas (SDSN), Venezuela ocupa el puesto 88.
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En este sentido, el director de la Escuela de Psicología de la UCAB y coordinador de Psicodata, Danny Daniel Socorro, dijo a EFE que “ha habido unos estresores sociales, políticos y económicos que han incidido, sistemáticamente”, en la población. “Afecta a todo lo que supone la experiencia personal, la experiencia psicológica y, por supuesto, afecta el bienestar”, afirmó el psicólogo, para quien los principales “estresores” son la falta de recursos para “siquiera subsistir”, el miedo a enfermar por la crisis del sistema público de salud y el costo de los servicios sanitarios privados y la migración, además de la pandemia por COVID-19.
Según Psicodata, el 75 % de la población venezolana ha sentido, en los últimos dos años, un profundo dolor porque familiares o amigos cercanos emigraron, y al 34 % le ha costado retomar su cotidianeidad después de experimentar esta falta.
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Leer másEl estudio de la UCAB también revela que el 73 % de la población se entristece al pensar en el futuro del país. También “hay mucha rabia (...) ante la situación del país”, dijo Socorro, además de un “malestar psicológico” que tiene “importantes consecuencias”, entre ellas la incapacidad de llevar a cabo actividades de la vida cotidiana. “Hasta el sueño te quita, no duermes, da insomnio, te paras a veces triste (...) Siempre estás con la preocupación, la tristeza, porque uno quisiera darle mejor calidad de vida a sus hijos (...) eso te genera angustia. (...) He dejado a veces de mandar a los niños al colegio porque no tienen desayuno”, lamenta Danny Daniel Socorro.