Un guerrero terracota en ciudad de Xi'an
Una urbe con 6.000 años de historia. Inicia la Ruta de la Seda con una gran ascendencia musulmana y decoraciones callejeras
Dice la sabiduría popular que los soldados terracotas son figuras que fueron enterradas bajo tierra por algún emperador de China, con carrozas de caballos y que son de tamaño similar al de un hombre. Todo un ejército. La ciudad de Xi'an es el lugar donde se encuentran ubicados los soldados terracotas.
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Leer másPara dar contexto a esta crónica, la ciudad de Xi´an es una urbe con 6.000 años de historia. Fue la capital de la primera China unificada. Está ubicada en el centro del país y hoy tiene 12 millones de habitantes. Es una mole de edificios altos que a los lados deja ver construcciones históricas que hacen saber que fue una fortaleza de guerra y de poder.
En la ciudad de Xi’an comenzaba la Ruta de la Seda, por ello tiene una gran ascendencia musulmana, con decoraciones de arte callejero con camellos; rara escena en China. Con el fin de la dinastía Tang, la ciudad sufrió un retroceso, dejó de ser capital, dado que China fue desmembrada en cinco dinastías y diez reinos (guerras internas de poder). Después la ciudad resurgió, pero nunca recuperó el ser la capital de China, cediéndole el terreno a Pekín.
Llegar a X'an en verano
Llegué Xi´an. Se siente el calor de verano, pero seco. De nuevo tengo un guía personal para mis momentos esporádicos de turismo. Su nombre occidental es Laura. En el aeropuerto me recibió e inmediatamente me dirigió al parqueadero a tomar el vehículo en el que me transportaría durante estos días. Allí, al volante del carro, estaba alguien que nunca habló, a quien llamaré respetuosamente, para estos efectos: la conductora.
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Leer másElla, la conductora, me causó curiosidad. Su trabajo fue impecable, programada perfectamente para su labor sin distracción alguna, siempre con una buena presentación, con la disciplina propia del trabajador chino, que ha sido entrenado para obtener el resultado que le ha sido encomendado sin falla. Tienen claro ellos que la disciplina es necesaria para el desarrollo de sus días.
En el hotel me aseguro de que tengo a mi disposición un sitio de trabajo y las herramientas para cumplir con mis labores en Sudamérica. Encuentro todo en orden. Pero el internet es flojo. Tomo un baño de tina en mi habitación. Leo un poco mi cuaderno de anotaciones. Todo va cumpliéndose. Quiero mi cama. Amanece. Laura pasa al hotel con la conductora, que sigue erguida, sin hablar una palabra y con su mirada dirigida al frente; arranca en su labor. Vamos al Mercado Musulmán, allí se alza y vibra el barrio musulmán. Vamos a la mezquita, la cual me causa impresión dado que es la única en el mundo con forma de templo budista o taoísta, donde Mahoma reina.
El mercado musulmán es un lugar repleto de gente, son casetas llenas de cosas chinas de toda clase: ropa, zapatos, artesanías de colores y, además, unas tres cuadras de comida callejera y de locales al lado y lado. La gente no cabe, los gritos no cesan, y las invitaciones a comprar son permanentes. No entendiendo nada de lo que dicen, pero he ensayado contemplar el movimiento físico de sus cuerpos y creo que me permite entender y sonreír con ellos, y hasta contestarles en mi idioma y que ellos entiendan.
Figuras de los soldados terracota
Las motos eléctricas pitan pidiendo paso entre la gente y pasan. Ya comienzo a ver figuras de los soldados terracota a la venta. Entiendo que el Mercado Musulmán permite ver que por acá pasó la Ruta de la Seda y que en China estuvo presente Asia Central y el Medio Oriente, con turbantes y camellos. Chinos musulmanes. Sorprendente es el mundo.
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Leer másEl día acaba y comienza otro. Para mí son las 7 a. m. y para mi equipo de trabajo son las 6 p.m., del día anterior. Esta vez la cita es con la Murralla de Xi’an, que está al interior del Palacio Imperial, la cual es una obra arquitectónica majestuosa, con un foso de río que la circunda y que parece lleno de cocodrilos.
Recorre toda la muralla, entendiendo que por allí los enemigos temían pasar y creo que las flechas les eran disparadas desde arriba de la muralla. Alquilo una bicicleta y monto por una hora a lo largo de la muralla, dado que su carril es ancho, para el paso de gente y bicicleta al mismo tiempo. Doy una vuelta por toda la muralla, veo al lado casas antiguas al estilo oriental convertidas en bares y cafés que se mueven en la noche. Debo volver a casa. Es poco el turismo que puedo hacer por estos días.
Sale el sol. No aguanto las ganas y salgo a lo que vine: los soldados terracota. Laura me acompaña, la conductora me señala con el dedo el lugar del agua que tiene en el carro para mí. Laura me dice que los chinos más puros son los nacidos en Xi´an y que los nacidos en las demás ciudades tienen mezclas con personas de origen cantonés y mongol, siendo mestizos. Llego con gran emoción a las bodegas de los soldados terracota, a una hora de la ciudad. Difícil describir la sensación de llegar allí y ver tantas figuras de buen tamaño en orden lineal, a lo ancho y a lo largo, en filas escarbadas.
Historia de los soldados terracota
Cada una de las figuras tiene un rostro diferente a otra, pelo peinado, con los ojos, nariz y boca delineados perfectamente, acompañados de caballos y carrozas. Es largo el sitio. Son tres bodegas. Aparecen el arquero, el soldado, el general. Se ven figuras de personas jóvenes y de edad, con ganas de entrar en guerra. La cantidad de gente diaria que visita los terracotas es inmensa. Me dicen que por día vienen 70 mil, la mayoría chinos; acá rara vez se ve un extranjero occidental. Soy alguien diferente acá. Soy occidental.
Los soldados terracota fueron descubiertos en 1976 por unos agricultores que excavaban a las afueras de la ciudad en busca de agua. Al excavar comenzaron a aparecer rocas con la forma de cabezas de personas donde estaban grabadas de manera exacta las facciones del ser humano; posteriormente encontraron rocas con formas de brazos y piernas.
Mauricio Velandia
A partir de allí comenzó la tarea cuidadosa de reconstruir estos soldados que se creen son en número unos 6.000. La historia dice que Qin Shi Huang, quien ascendió a los 13 años al poder por la muerte de su padre, quería pasar a la otra vida con todo su ejército para su protección y construyó lejos de la ciudad una aldea con sus arqueros, soldados y con sus seis generales, quienes lo cuidarían en su otra vida.
Falta por excavar acá. Lo que se ha encontrado es maravilloso para mis ojos. La mano de obra la conformaban esclavos y no se les pagaba; era el año 259 a. C. El emperador Qin tuvo éxito en su gestión por el avance de las ciudades, pero fue autoritario, quemó libros y persiguió a intelectuales. Laura dice que fue violento con sus enemigos, pero la ciudad creció con él. Xi´an me gustó.
Es hora de alistar maleta, salgo para Pekín tomando el tren bala que se mueve a 350 kilómetros por hora. Son cuatro horas de viaje. Me bajo del carro, me despido de la conductora, quien con la mano me dice adiós y sonríe, yo igual. Llego a una inmensa estación de trenes.
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Todo está en chino. Son las 5 p. m. y el tren sale a las 7 p. m. Saco mi celular y escribo en español en mi traductor: “¿es esta la fila para Pekín?”. La persona de al lado observa mi celular y me dice con la cabeza que sí. Hago la fila. Después supe que esa era la fila para tres trenes con destino diferente, pero en orden de salida. No era aún el tiempo de la mía, miro al de atrás y él no mira. No importa, me encanta la aplicación que tengo de traducción que me ha sido muy útil. Viene otra aventura para mí en la capital actual de China. Me sentí un soldado terracota.
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