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La rabina del m ovimiento conservador judío Irina Gritsevskaya (izquierda) vestida de geisha, junto a otros participantes en una celebración de la fiesta del Purim en Kiev. EFE/ Marcel Gascón

Los judíos ucranianos celebran su fiesta del Purim en medio de la guerra

Tras una cruenta invasión rusa,  han abandonadio sus hogares para buscar un refugio más seguro

Los judíos ucranianos celebran la fiesta de Purim, que conmemora la salvación de la aniquilación de su pueblo a manos del rey persa Asuero, con su tradicional baile de disfraces, en medio de una guerra que ha llevado a emigrar a buena parte de una comunidad radicalmente transformada por la invasión rusa.

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“La guerra ha traído enormes cambios demográficos”, dice  la rabina de la corriente Conservadora -que a diferencia del más tradicional judaísmo ortodoxo ordena a mujeres como rabinas- Irina Gritsevskaya, que ha viajado a Kiev desde Israel para estar junto a los suyos en esta fiesta.

En su pequeña sinagoga en el barrio capitalino de Podil, Gritsevskaya lee el pasaje bíblico que los judíos conmemoran desde la puesta del sol de este lunes hasta la del martes, ante un público que refleja las consecuencias que la guerra está teniendo sobre la comunidad.

Obligados a abandonar sus hogares por los avances y los bombardeos rusos, decenas de miles de judíos del este y el sur de Ucrania han salido del país o han buscado refugio en zonas menos afectadas por la guerra, como la capital, Kiev, o la ciudad de Chernivtsi, en el suroeste.

La amenaza de los misiles rusos también ha vaciado parcialmente Kiev, que sin embargo ha visto sustituida parte de la comunidad que ha dejado la capital por un influjo de refugiados del este que están dando un nuevo impulso a la vida judía en la ciudad.

“Mucha gente se ha marchado, pero intentamos reconstruir la comunidad con la gente que llega de otros lugares”, dice  Anastasia Shapiro, una joven bailarina de ballet que vive desde hace diez años en Kiev.

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Shapiro es natural de Járkov, una metrópolis situada en el noreste del país que en el último año ha sufrido los bombardeos constantes del ejército ruso. “Mis padres vinieron a Kiev en junio porque ya no podían vivir allí”, cuenta la joven.

“Mucha gente procedente de zonas de guerra ha llegado a Kiev e intentamos ofrecerles apoyo y todo lo que necesitan”, dice Dmytro Kryplyuk, un joven abogado que también acude a la sinagoga del movimiento Conservador en Kiev para celebrar el Purim.

Se calcula que decenas de miles de judíos ucranianos -cuya población superaba las 100.000 personas en el censo de 2001, el último realizado en Ucrania- han emigrado a Europa occidental y a Israel o son refugiados dentro de su propio país.

Pese a la caída de la población, la rabina Irina Gritsevskaya subraya la necesidad de ofrecer a los que se han quedado la posibilidad de seguir practicando su religión y viviendo en comunidad.

“Es más importante que nunca para quienes llegan a una nueva ciudad y no conocen a nadie; venir a la comunidad es la mejor manera de superar los problemas y los traumas”, dice la rabina.

Los movimientos de población provocados por la guerra han supuesto un revulsivo para la comunidad judía de Chernivtsi, un antiguo foco de cultura y vida judía donde algunas congregaciones han doblado su membresía gracias a los refugiados que han llegado del este.

El calor que ofrece la vida comunitaria puede sentirse en la fiesta de Purim del movimiento Conservador en Kiev, donde judíos de todas las edades que tienen amigos y familiares en el frente o emigrados y atraviesan dificultades económicas por la guerra se olvidan de sus problemas y se disfrazan según manda su tradición.

Cuando la rabina ha terminado de leer la Meguilá, el pasaje de la Biblia en que la reina Ester logra convencer al rey Asuero de no matar a todos los judíos como le había pedido su ministro Amán, que acaba siendo el ejecutado, los adolescentes de la comunidad representan la historia sobre el escenario.

Los juegos de seducción de Ester, representada por una mujer mayor, al rey, encarnado en el escenario por el joven presidente de la comunidad, hacen reír a carcajadas al público, que después rezará por la paz en Ucrania y brindará con las tradicionales “orejas de Amán”, un dulce dedicado a la mofa del ministro antisemita.

“El espíritu de Purim es celebrar y entregarse a la alegría pese a las dificultades de la vida, y esto es lo que estamos viendo aquí esta noche”, dice la rabina Gritsevskaya disfrazada de geisha, mientras se hace fotos con una mujer rubia tocada con un sombrero de rastafari