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COREA DEL NORTE
Supuestamente el régimen del líder Kim Jong-un da por concluido el desarrollo de este tipo de armas muy sofisticadas por ahora. /JEON HEON-KYUNEFE

Kim Jong-un envía un mensaje con la prueba de un misil hipersónico

El país asiático no muestra interés de diálogo con la administración de Joe Biden. Este tipo de armas sofisticadas pueden burlar los sistemas de radar

Corea del Norte detalló ayer que probó con buen resultado el 11 de enero un misil hipersónico bajo la mirada del líder Kim Jong-un, cuya presencia refuerza el mensaje de que Pionyang no tiene interés en la actual oferta de diálogo de EE.UU. y seguirá mejorando su armamento.

Los medios norcoreanos no solo confirmaron que lo testado en la víspera fue, como muchos sospechaban, lo que el régimen define como misil hipersónico; también anunciaron que Kim presidió el ensayo, la primera vez que presencia una prueba de armas desde hace casi dos años.

Las fotos publicadas muestran a Kim siguiendo el desarrollo de la prueba desde el interior de un minibús modificado para servir de puesto de observación.

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Lo acompañaron Jo Yong-won, que junto al líder es uno de los cinco miembros del presidium del politburó del Partido de los Trabajadores, y su hermana, Kim Yo-jong.

La asistencia de Kim, que se personó por última vez en una prueba de este tipo el 20 de marzo de 2020, indica que el régimen da por concluido el desarrollo de este tipo de arma.

Así lo aseguraron la agencia estatal KCNA y el principal diario nacional, el Rodong, que explicaron que “la prueba tenía como objetivo la verificación final de las especificaciones técnicas generales del sistema de armamento hipersónico desarrollado”.

El de ayer fue el tercer test con este tipo de tecnología realizado por Corea del Norte, que ejecutó el segundo de ellos apenas seis días antes.

Según los medios norcoreanos, la ojiva planeadora hipersónica del misil maniobró verticalmente tras recorrer 600 kilómetros “y ejecutó una maniobra de giro brusco” horizontal antes de “golpear el objetivo” en aguas del mar de Japón (llamado mar del Este en las dos Coreas) “situadas a 1.000 kilómetros” del punto de lanzamiento.

En la víspera, el ejército surcoreano calificó lo lanzado por Corea del Norte como un misil balístico y no hipersónico, tal y como hizo cuando Pionyang probó el mismo tipo de proyectil el pasado 5 de enero con resultados menos sobresalientes.

El Estado Mayor Conjunto (JCS) sureño señaló que el misil lanzado ayer recorrió unos 700 kilómetros alcanzando una velocidad máxima de en torno a Mach 10 (diez veces la velocidad del sonido) y destacó que mostró mejoras con respecto al ensayo realizado seis días antes.

Sin embargo, Seúl, que ayer se apresuró a asegurar que su ejército es capaz de “detectar e interceptar” esta arma, considera exageradas las afirmaciones del régimen y argumenta que aún no es capaz de perfeccionar la tecnología (incluyendo el tipo de ojiva que porta el misil) de lo que propiamente se considera un misil hipersónico.

Al margen de esas discrepancias no queda duda de que las armas que viene probando Corea del Norte desde 2019 han mostrado una mayor sofisticación a la hora de burlar los sistemas de radar y que potencialmente suponen una creciente amenaza para los escudos antimisiles de los países del entorno.

Esa parece ser ahora mismo una de las grandes prioridades de Kim Jong-un, que selló el reciente pleno de la formación única destacando la importancia de reforzar la industria militar.

El Departamento del Tesoro de EE.UU. sancionó ayer a cinco altos funcionarios de Corea del Norte tras el lanzamiento de misiles balísticos. Esto implica que todas las propiedades de ellos en EE.UU. sean bloqueados y se prohíben las transacciones comerciales.