Líbano confía en una salida diplomática de situación bélica
Ataques israelíes causan casi un millón de desplazados internos en apenas una semana Gobierno libanés insiste en la tregua
Al menos 53 personas murieron este domingo en bombardeos de la aviación israelí en el sur y el este del Líbano, 32 de ellas en la aldea meridional de Ain al Delb, en una nueva jornada de ataques aéreos a gran escala que en los últimos días se han cobrado más de un millar de vidas.
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Israel continuó este domingo con su intensa campaña de bombardeos iniciada hace una semana contra los principales bastiones de Hizbulá en el sur y el este del Líbano, pero también en los suburbios sur de Beirut y en otras áreas más al norte de la capital que hasta recientemente no habían sido un blanco de los ataques israelíes.
Alrededor de un millón de personas han abandonado sus hogares en los últimos días en el Líbano debido a la campaña de ataques, anunció este domingo el primer ministro libanés, Najib Mikati, que recordó que su Gobierno lleva pidiendo una tregua en Gaza y en el Líbano desde hace “siete u ocho meses”.
“El número es grande, se estima que un millón de personas se vieron obligadas a moverse de un lugar a otro lugar durante los últimos días. Es considerada la mayor operación de desplazamiento en el Líbano en toda la historia”, anunció Mikati en una rueda de prensa.
Ante la gravedad de la situación, Mikati abogó por buscar soluciones diplomáticas al conflicto y retiró su llamado a aplicar la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que puso fin a la guerra librada por las partes en 2006.
“No tenemos otra opción que la diplomacia (…) El Líbano tiene fe en la comunidad internacional, en la legitimidad internacional y en la ONU, y no cree en la ley del más fuerte”, zanjó el mandatario.
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Mikati reconoció que la gestión de esta crisis requiere más esfuerzos que simplemente proporcionar un techo y alimentos para los desplazados, que suponen ya casi un quinto de la población total del país, estimada en algo más de cinco millones de personas. “Hay otras cosas, como garantizar un servicio sanitario en estos centros de acogida para evitar la propagación de enfermedades o el problema de la acumulación de basura”, explicó el dirigente durante su intervención.
Su Gobierno había preparado un plan de emergencia para lidiar con una potencial guerra ya al inicio de los enfrentamientos entre Hizbulá e Israel hace casi un año y había alistado el apoyo de diferentes organizaciones ante la falta de recursos estatales desde la crisis económica de 2019. Pese a que el plan contemplaba potenciales escenarios de desplazamientos masivos, diversas ONG han denunciado en los últimos días una falta de servicios básicos en los albergues y una escasez de espacio que en algunos casos obliga a alojar a varias familias en una misma aula.
Según el último informe de situación publicado el domingo por la presidencia del Consejo de Ministros, 116.100 de los desplazados internos están alojados en 777 centros y colegios habilitados por las autoridades, de los que más de 500 han llegado a su aforo máximo. Este domingo, se abrieron las puertas de 120 nuevas escuelas para acoger a las familias, mientras que la “capacidad de las instituciones educativas públicas ha alcanzado su límite en Beirut y Monte Líbano”, esta última una provincia adyacente a la capital con el mayor número de albergues, 272.
Además, cerca de 50.000 personas han cruzado la frontera con Siria, donde la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) anunció la apertura de dos grandes carpas para los desplazados que esperan poder entrar a territorio sirio.
Mientras continuaban los bombardeos israelíes, la formación chií confirmó el fallecimiento de Karaki, máximo comandante para la región meridional desde 1982, y explicó que perdió la vida en el bombardeo masivo del viernes contra Hasán Nasrala, dirigente de Hizbulá. Este grupo militar no ha anunciado más bajas a causa de ese ataque, supuestamente dirigido contra su sede subterránea, aunque el ejército israelí aseguró haber matado a una veintena de miembros, entre ellos el presunto jefe de la unidad de seguridad de Nasrala, Ibrahim Husein Jazini.