Mafias de ciberestafas que obligan a la venta de órganos
Según informe, 120.000 personas son obligadas a realizar estafas
Algunas víctimas obligadas a realizar trabajo esclavo por las mafias de trata de personas en el Sudeste Asiático se ven también obligadas a vender sus órganos, según explicó el viernes 1 de diciembre la ONG Blue Dragon. “En los últimos tres meses hemos tenido noticia de cinco casos”, explica por correo electrónica Michael Broswoski, fundador y director estratégico de esta organización especializada en la lucha contra la trata de personas.
Uno de los casos verificados por la organización es el de un hombre vietnamita de 36 años rescatado en agosto tras haber sido forzado a trabajar en un antiguo casino de Birmania (Myanmar) realizando ciberestafas. Al no alcanzar los objetivos financieros que le imponían sus captores, recibió castigos físicos y terminó siendo obligado a vender uno de sus riñones para “pagar sus deudas” por el viaje desde Vietnam a Birmania y por lo que consideraban un bajo rendimiento.
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Además de los cinco casos que Blue Dragon ha detectado, todos ellos de víctimas vietnamitas que fueron forzadas a trabajar en Birmania, Brosowski asegura que él y sus colaboradores han oído que esto sucede “a mucha mayor escala”, pero no lo han podido comprobar aún.
Según un reciente informe de Naciones unidas, al menos 120.000 personas están retenidas en centros de Birmania donde se les obliga a realizar estafas en internet, mientras que en Camboya, el otro epicentro de estos crímenes, se estima que rondan las 100.000 personas.
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La opacidad de estos negocios, operados por mafias chinas, dificulta conocer los números totales, pero se calcula que cientos de miles de personas del Sudeste Asiático son engañadas o directamente secuestradas para trabajar en estos centros y realizar estafas cibernéticas, un negocio que genera miles de millones de dólares.
Este fenómeno empezó en Camboya durante la pandemia de coronavirus en casinos que al cortarse el flujo de turistas chinos se reconvirtieron en centros de ciberestafas nutridos de trabajadores esclavos que creían haber sido contratados por empresas de servicio de atención al cliente.
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Tras crecer rápidamente en Camboya, se expandieron a otras naciones del Sudeste Asiático, especialmente Birmania, donde el caos generado por el golpe de Estado de febrero de 2021 creó las condiciones óptimas para su proliferación.
Sin embargo, la situación parece haber cambiado desde agosto por la acción más decidida de China, que ha presionado a la junta militar birmana y ha realizado con ella varias operaciones para desmontar algunas de estas redes de trata de persona.
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