La migración, un problema que agujerea las fronteras
El 2021, año récord en el éxodo irregular en distintos puntos del planeta. En EE. UU., 1,7 millones fueron detenidas en el límite con México
El fenómeno de la migración en Latinoamérica se identifica en dos direcciones principales. La una se dirige hacia el norte, pasa desde Centroamérica, cruza por México y tiene como destino final a Estados Unidos. La otra es una cuestión intrarregional y se produce entre los distintos países de la región.
En este último punto, las fronteras de Venezuela se han convertido en altamente activas. Uno de estos pasos es hacia Colombia, donde cada mes se calcula que cruzan unos 17 mil migrantes.
Estos inician viajes hace el norte, por Panamá, o al sur, hacia Ecuador. Muchos atraviesan el país camino a Perú y Chile; o se quedan. El Grupo de Trabajo para Refugiados y Migrantes (GTRM) calcula que alrededor de 430.000 venezolanos residían en Ecuador hasta junio de 2021.
Frontera más allá del Mediterráneo
Leer másUn cruce selvático desde Colombia hacia Panamá, conocido como Tapón del Darién, evidenció en septiembre pasado ciertos niveles de tensión, por la situación de hambre que pasaban decenas de familias a la espera de atravesar 575.000 hectáreas de terreno irregular y altamente peligroso.
Solo este año se calcula que unas 125.000 personas han cruzado por ahí camino a EE. UU. Son miles de migrantes que llegan desde Haití, Cuba, e incluso desde Senegal y otros países africanos.
Este año la crisis migratoria ha pulverizado los récords en el lindero entre Estados Unidos y México. Más de 1,7 millones de encuentros, el término usado para llamar a las detenciones de las autoridades del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés), convierten los últimos 12 meses en los más intensos nunca antes vistos en los más de 3.000 kilómetros de línea de separación entre estos dos países.
Este registro triplica el promedio de los arrestos de 2012 a 2020. Una cifra que suma a quienes lo intentaron más de una vez el mismo año. La CBP identifica un crecimiento de reincidentes en un 25% en los últimos meses. El gobierno de Washington tiene el reto de llegar a un acuerdo con las autoridades mexicanas sobre el manejo de esta crisis.
Del Canal de la Mancha al Mediterráneo. Entre estos dos espacios geográficos se reactiva cada 24 horas, en decenas de viajes por zonas marítimas altamente peligrosas, la crisis migratoria que afecta a los países de la Unión Europea (UE). Más letal el uno que el otro, en ambos se evidencia este año un incremento notorio.
Desde que el Reino Unido abandonó la Unión Europea, en febrero pasado, unos 31.500 migrantes intentaron cruzar desde Francia de manera irregular y unos 7.800 fueron rescatados por guardacostas de ambos países.
Desplazados por conflictos y violencia aumentaron en 2020 pese a la pandemia
Leer másUn flujo migratorio que incrementó los riesgos: hasta noviembre, 41 migrantes murieron ahogados. En 2020 hubo siete fallecidos y dos desaparecidos. En 2019 fueron cuatro los ahogados en el Canal de la Mancha.
Aunque la mayoría de quienes se lanzan a cruzar el canal son migrantes que provienen de Irán, Afganistán, Yemen, Siria y Sudán, países en conflicto donde hay guerras y persecución política, esta situación ha provocado fuertes tensiones entre París y Londres, que se responsabilizan mutuamente de lo que pasa.
Las aguas del Mediterráneo son otro de los escenarios donde Europa se resiente por la crisis de la migración. Italia es uno de los principales puntos de entrada a este continente de inmigrantes procedentes del norte de África, principalmente de Túnez y Libia. Casi 55.000 han desembarcado en este país desde inicios de año, frente a algo menos de 30.000 en 2020.
España es otro de los puntos de arribo de las pequeñas embarcaciones. Hasta septiembre pasado se registraron 55.812 ingresos, mientras que en 2020 se concretaron 38.905 arribos irregulares.
Las muertes por ahogamiento de este año se calculan en 1.375. Esta cifra incluye los desaparecidos en las aguas del Mediterráneo. España se sitúa así como la segunda ruta más mortífera para llegar a la UE, después de Italia.
Otro punto de frontera afectados por el ingreso irregular de migrantes es Grecia, que se ha convertido en otra de las zonas con mayor presión migratoria en dos puntos: las regiones al otro lado del río Evros, que se configura como el último obstáculo entre Grecia y Turquía, y la isla de Lesbos, en el Mar Egeo.
A estas fronteras se suman las crisis en Polonia y Bielorrusia. Desde el 8 de noviembre la tensión entre la Unión Europea y Minsk aumenta día tras día con la llegada de cientos de migrantes en el límite entre estos dos países.
La Guardia Fronteriza polaca registró en apenas tres días unos 30.000 intentos de cruzar la valla con alambre de espinas que separa a ambas fronteras. No son bielorrusos, la mayoría son inmigrantes que provienen de Oriente Próximo, muchos de ellos son kurdos que huyen principalmente de Irak y Siria.
Varsovia y Bruselas han acusado al régimen de Minsk de orquestar el tráfico ilegal de personas para presionar al club comunitario en represalia por las sanciones económicas impuestas, debido a las graves violaciones de derechos humanos en el país tras las protestas por las elecciones celebradas en agosto de 2020.
Por situaciones como estas, el papa Francisco criticó a inicios de diciembre que el drama de la migración hacia Europa es “la guerra” de nuestros días y los “campos” en el norte de África son como los campos de concentración del nazismo.
“Es la guerra de este momento, es el sufrimiento de este momento, de hermanas y hermanos que lo han dejado todo para salir en una barcaza de noche y sin saber si llegarán o no”, añadió y lamentó que a veces se refiera a estas travesías como “turismo”.
También se refirió a los alambradas colocadas en las fronteras de algunos países “para no dejar pasar a los refugiados”.
“Vienen a pedir libertad, ayuda, pan, hermandad, alegría y huye del odio que se encuentra ante un odio que se llama alambradas”, dijo Francisco.