
Mujeres impulsan bancos comunitarios para lograr la independencia económica
La iniciativa se extiende en especial en la zona rural de El Salvador
Lucía es una joven salvadoreña que obtuvo fondos de un banco comunitario para emprender un negocio propio que consiste en una pequeña tienda con productos básicos, con esto ha logrado independencia económica, ayudar a su familia y empoderamiento.
- De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Acceso y Uso de Productos y Servicios Financieros 2022 del Banco Central de Reserva, un 88,8 % de los ciudadanos entrevistados dijo no haber obtenido un préstamo o crédito en los últimos 12 meses, del total de encuestados el 51,9 % eran mujeres.
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A Lucía Guevara, como a miles de mujeres en El Salvador, le es casi imposible conseguir un crédito en el sistema bancario por no tener un trabajo que les brinde las prestaciones de ley establecidas.
Por ello, la joven es parte de una iniciativa de bancos comunitarios que se impulsa en el municipio de Suchitoto, a 47 kilómetros de San Salvador, y con el que cientos de mujeres han logrado emprender algún tipo de negocio.
Lucía prestó 150 dólares y debe pagar al año un 10 % de interés. Su madre, Ángela Rivera, también es parte del proyecto, le brindaron un crédito de 200 dólares y se metió al negocio de crianza de pollos. En el corredor de su casa, en la comunidad Apolinario Serrano -zona rural- en Suchitoto, Ángela tiene 45 gallinas y pollos.

Lucía también es parte de un proyecto de comités de ahorro, donde las mujeres interesadas dan una cierta cantidad de dinero, el cual va a un fondo y luego de un año el dinero les es entregado a cada una de las participantes.
María Inés Enamorado y Rosa Lidia Hernández, habitantes de zonas rurales de Suchitoto, son beneficiarias y lideresas en sus comunidades. Ellas supervisan los bancos y comités de ahorro en sus lugares a través de la organización comunal. María Inés asegura que “es muy importante la organización porque se les explica a las mujeres en qué invertir el dinero y se les dice que tienen que ser responsables con el pago del crédito”.
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Las mujeres beneficiarias pagan el 10 % de intereses en un año y al completar ese tiempo pueden solicitar otro préstamo, que va desde los 50 dólares a los 500 dólares. “Es un buen beneficio para que las mujeres no dependan del esposo y que lo inviertan en una iniciativa económica”, dijo la mujer.
Las mujeres tienen menos oportunidades económicas que sus pares hombres y eso va marcado desde su participación en el mercado laboral.
Los emprendimientos de negocios consisten en tiendas, venta de ropa o comida, venta de tortillas de maíz y otros rubros relacionados a la agricultura y ganadería. “La experiencia es buena porque las mujeres han podido invertir en sus negocios de minitienda o venta de ropa”, comenta Rosa Lidia.
Los fondos para los créditos vienen de la cooperación de organizaciones no gubernamentales internacionales y se cuenta con el apoyo de entidades salvadoreñas.
Una de esas ONG es la Asociación para el Desarrollo de El Salvador (Cripdes), una entidad no gubernamental comunitaria con casi 40 años de existencia.
Su presidenta, Lorena Martínez, explica que es “imposible que las mujeres obtengan un crédito en un banco”, por lo que la iniciativa de bancos comunitarios ha sido una alternativa incluyente.
“Estas mujeres (las beneficiarias) no son obreras, porque no trabajan en una fábrica, no son empleadas públicas, son mujeres de las comunidades rurales, son campesinas que quieren tener economía y quieren saber cómo administrar económicamente un recurso que tengan en sus manos”, apuntó.
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Señala que el proyecto de bancos comunitarios y comités de ahorro también se implementa en comunidades de las localidades de La Libertad, Chalatenango, El Paisnal y Aguilares.
Lourdes Molina, del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales, asegura que en El Salvador, “en términos generales, sí hay un serio desafío en cuanto al acceso de las mujeres en los productos financieros”, préstamos, seguros y cuentas de ahorro.