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Encuentro. Parte de las asistentes a un congreso en el eje del Foro Feminista, este lunes en Buenos Aires.Juan Ignacio Roncoroni / EFE

“Necesitamos cuidados”, el grito de las latinoamericanas y caribeñas

2.000 mujeres se citan para hablar sobre las ocupaciones en casa

Transitar hacia una “sociedad del cuidado” en la que ayudar a los demás no sea un sacrificio económico: ese fue el eje del Foro Feminista, en el que más de 2.000 mujeres latinoamericanas y caribeñas se reunieron este lunes para debatir cómo construir un futuro más justo en la región más desigual del mundo. Este evento, que incluyó dos conversatorios y cuatro talleres sobre cuestiones de igualdad, fue la antesala de la XV Conferencia Regional de la Mujer de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que arrancó este 7 de noviembre en Buenos Aires.

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Una de las asistentes a este coloquio fue la directora regional para las Américas y el Caribe de ONU Mujeres, María Noel Vaeza, quien subraya que el “trabajo de cuidado es un trabajo no remunerado” y, como tal, debe ser reconocido por los gobiernos. “Necesitamos articular sistemas de cuidado público, privado y comunitario que sean sistémicos, para que la mujer finalmente pueda liberarse de la gran carga de no tener tiempo, porque al cuidar no hay tiempo ni para trabajar afuera de la casa”, manifestó Vaeza poco antes del inicio del Foro Feminista.

La antigua Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), lugar que funcionó como el mayor centro clandestino de tortura y detención de la última dictadura cívico-militar de Argentina (1976-1983), albergó este foro, evidenciando la relación existente entre la memoria colectiva de las mujeres y la lucha por los derechos humanos en América Latina y el Caribe.

Desde primera hora de la mañana, el pabellón central de la ESMA desbordó alegría y emoción, con cientos de compañeras abrazándose y reencontrándose, entre banderas de los países participantes, proclamas de los pueblos originarios, pancartas de asociaciones sociales y cánticos festivos. Todo ello para abordar la necesidad de un “horizonte igualitario” en todas las esferas de la vida social, familiar y laboral, puesto que la reciente pandemia de la COVID-19 desnudó las falencias del sistema de cuidados actual, especialmente injusto para las mujeres de la región.

“Creo que la pandemia puso en habla qué es el cuidado, pero ahora hay que profundizar y ver cómo solucionamos ese tema y hacemos a los hombres corresponsables del hogar y de los niños”, asevera Vaeza, representante de una organización, ONU Mujeres, que estima que la tasa de participación femenina en el empleo retrocedió unos 20 años como consecuencia del coronavirus.

El Foro Feminista también permitió sumar voces diversas y olvidadas, como las de las mujeres rurales que, como Rocío Ceballos, conviven diariamente con problemas impensables en entornos urbanos. “Me parecía muy importante agregar la ruralidad en el contexto del feminismo para que esto sea mucho más integral (...). Hay gente que vive en sectores (rurales) donde no tiene acceso a tecnologías, a información o a dónde hacer una denuncia”, señala Ceballos, representante de Mujeres Rurales de Catamarca Valle Viejo (norte de Argentina).

bbc

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Para Bonifacia Cocom Tambriz, guatemalteca que se define a sí misma como “mujer indígena feminista”, la emergencia sanitaria supuso un “doble sacrificio” para las mujeres de Centroamérica, que sufrieron “más violencia intrafamiliar” al quedarse sus maridos en casa sin poder trabajar.