Oporto: azulejos, vino y vistas que enamoran en la joya de Portugal
Esta es una de las ciudades más coloridas, acogedoras y turísticas de Portugal
Situada en la costa norte de Portugal, donde el Duero desemboca en el Atlántico, Oporto es una urbe vibrante y acogedora. Desde sus empinadas calles, la ciudad mira al Duero, un río que baña tierras vinícolas a lo largo de todo su recorrido. El vino es, sin duda, una de las señas de identidad de Oporto, pero ni mucho menos la única. Arte, historia, puestas de sol espectaculares y preciosos monumentos llenan de encanto esta ciudad lusa.
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Leer másComenzamos nuestra ruta en la Rua Santa Catarina, la principal arteria comercial de la ciudad. Allí, ante el trasiego de locales y visitantes se alza la Capilla de las Almas, llamada así por la imagen de la Virgen del mismo nombre que alberga.
El exterior de esta iglesia está recubierto de azulejos que representan las vidas de San Francisco de Asís y de Santa Catalina. El templo data del siglo XVIII, pero los azulejos son del siglo XX. Durante una reforma llevada a cabo en 1929, se revistió la iglesia con estas piezas diseñadas por el artista Eduardo de Leite.
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Otro templo cuya fachada está decorada con azulejos es la Iglesia de San Ildefonso. Los azulejos son obra de Jorge Colaço, quien también diseñó los que revisten el vestíbulo de la Estación de São Bento. Si entramos en esta iglesia, podremos contemplar su órgano, su hermoso retablo barroco, sus vidrieras y dos grandes cuadros pintados por Domingos Teixeira Barreto a finales del siglo XVIII que, aunque fueron mal restaurados en 1925, todavía muestran parte de su belleza.
La estación de trenes de São Bento (San Benito) se encuentra en el centro histórico de Oporto. Se construyó en los primeros años del siglo XX en el lugar que había ocupado un convento benedictino. Tiene un impresionante vestíbulo decorado con azulejos que narran diversas escenas de la historia de Portugal.
Pero São Bento no sólo es una de las principales atracciones turísticas de la ciudad, es una estación de tren en uso, que comunica Oporto con varios puntos de Portugal y también con España.
A poca distancia de São Bento se alza la catedral de Oporto, un majestuoso edificio construido durante los siglos XII y XIII y remodelado en el XVII y en el XVIII. Fruto de todo ello, posee una mezcla de estilo románico, gótico y barroco. Sobre su entrada principal, un gran rosetón da la bienvenida a fieles y visitantes.
El interior, la catedral alberga varias joyas artísticas como la imagen de Nuestra Señora de Vandoma, venerada como patrona de Oporto, o el sarcófago de João Gordo, caballero de la Orden de Malta, con su estatua yacente en la parte superior y con un relieve en el frontal que representa la última cena.
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Leer másLa capilla del Santo Sacramento guarda un retablo de plata que constituye una verdadera obra maestra de la orfebrería portuguesa. Logró escapar del saqueo de las tropas francesas cuando éstas invadieron el país a principios del siglo XIX, gracias a que se construyó a toda prisa un muro que lo mantuvo oculto.
El claustro, de estilo gótico, está adosado al lado sur del templo. Es uno de los lugares más llamativos de la catedral pues sus galerías están decoradas con los tradicionales azulejos portugueses. En el centro del patio se alza un cruceiro de piedra rematado con una cruz que muestra a Cristo en una de sus caras y una Piedad en la otra. El claustro cuenta con un piso superior al que se puede acceder a través de una escalera construida por el arquitecto italiano Nicolau Nasoni.
La terraza del claustro también está decorada con azulejos y desde ella se puede contemplar el vecino claustro viejo.
De vuelta en el exterior, se puede dar un paseo por la enorme plaza en la que se encuentra la catedral y disfrutar de las vistas de la ciudad, del río y de la localidad limítrofe de Vila Nova de Gaia.
La Torre de los Clérigos, una visita imperdible
La Torre de los Clérigos también ofrece unas vistas espectaculares, de hecho, es probablemente el mejor mirador de la ciudad. Se trata de un campanario de unos 76 metros de altura de estilo barroco, construido en el siglo XVIII por Nicolau Nasoni, igual que la iglesia aledaña. Las obras fueron financiadas por la Hermandad de los Clérigos Pobres.
En el interior de la iglesia destaca su gran retablo de mármol policromado. Una pasarela permite contemplar la iglesia desde la parte superior tras el retablo y desde los laterales de la nave. Además, en esta iglesia se realiza, a determinadas horas, un espectáculo de luces y música. Merece la pena subir los más de 200 escalones que llevan a la torre para disfrutar de Oporto desde las alturas.
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Leer másDesde lo alto de la Torre de los Clérigos se puede ver la fachada de la cercana Librería Lello e Irmão. Esta preciosa tienda, con sus estanterías antiguas, sus vidrieras en el techo y su majestuosa escalera, tiene una curiosa relación con la saga Harry Potter.
Se extendió la creencia de que J.K. Rowling, que vivió durante dos años en Oporto, se inspiró en esta librería para crear algunos de los escenarios de sus novelas, como las escaleras de Hogwarts que se mueven solas o la tienda donde Potter y sus compañeros compran cada año el material que necesitan para ir a Hogwarts. La autora lo desmintió, pero esto no ha desalentado a los cientos de visitantes que cada día hacen larguísimas colas para entrar en este establecimiento centenario. Los dueños de la librería descuentan el importe de la entrada del precio de la compra, en caso de que se quiera adquirir algún ejemplar.
Opciones para probar la mejor gastronomía de Oporto
Tras recorrer los lugares más destacados de Oporto, llega el momento de reponer fuerzas. Un buen sitio para hacerlo es el Mercado de Bolhão. Se trata de un edificio construido en 1914 en estilo neoclásico. En 2018 comenzaron las obras de remodelación y cuatro años más tarde reabrió al público. La planta inferior sigue siendo un mercado al aire libre, si bien las tiendas están protegidas por una cubierta metálica. Allí se puede encontrar todo tipo de productos frescos como pescado, embutidos, frutas, verduras o pan. También hay algunos puestos de flores.
La planta de arriba es una galería que circunda el mercado y está repleta de bares y restaurantes. Un buen plan es sentarse en uno de ellos y probar las delicias de la gastronomía portuense. Uno de los platos más característicos de la ciudad es la "francesinha", un sándwich de carne de cerdo y queso coronado por un huevo frito y bañado con una salsa de cerveza y tomate.
Contundente pero delicioso. También son muy típicos el bacalao, las sardinas asadas, el pollo a la parrilla y un guiso llamado tripas a la moda de Oporto que lleva tripas de cerdo, judías blancas, chorizo y tocino. De hecho, a los habitantes de Oporto se les llama coloquialmente "tripeiros" por este plato.
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Leer másPero el elemento más conocido de la gastronomía portuense es el vino. Los vinos de Oporto son dulces, aromáticos y con una graduación alcohólica más alta de lo habitual.
Esto se debe a que se añade alcohol vínico antes de que termine la fermentación, una práctica que se denomina encabezado. Estos vinos se exportan a Inglaterra desde hace siglos. En los primeros tiempos, a veces se les añadía alcohol vínico en el momento del embarque para que resistieran mejor los rigores del viaje marítimo.
Pero en la segunda mitad del siglo XVIII se comenzó a añadir el alcohol vínico antes de que terminase la fermentación. Estos vinos encabezados gustaron mucho a los consumidores ingleses por lo que la técnica se afianzó y se ha mantenido hasta el día de hoy.
Los ingleses tienen una relación muy estrecha con los vinos de Oporto. De hecho, la mayoría de las bodegas de Oporto han sido fundadas por personas procedentes de las Islas Británicas. Para visitarlas hay que cruzar el Duero hasta la localidad vecina de Vila Nova de Gaia. Esto puede hacerse dando un agradable paseo por el Puente Don Luis I.
Se trata de un gran puente de hierro, inaugurado a finales del siglo XIX, con un enorme arco y dos pisos. Por el superior pasa el metro y por el inferior, los vehículos. En ambos niveles hay aceras por las que pueden pasear los peatones.
Contemplar la puesta de sol desde el Jardín del Morro, en Vila Nova de Gaia, después de haber visitado alguna de las bodegas de la zona y degustado sus magníficos vinos es una manera inigualable de terminar una jornada en Oporto.
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