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Pachamama, la celebración para agradecer a la Madre Tierra
Un hombre reza antes de realizar una ofrenda para la Pachamama en La Cumbre (Bolivia), el 1 de agosto de 2023.EFE

Pachamama, la celebración para agradecer a la Madre Tierra

En Bolivia, Ecuador, Perú, Chile y en el noroeste de Argentina festeja cada 1 de agosto a la vida, la fecundidad y a la salud

Hay un viejo refrán castellano que dice “es de bien nacido ser agradecido”. Parece que la expresión viene nada más y nada menos que de Miguel de Cervantes: “De gente bien nacida es agradecer los beneficios que se reciben, y uno de los pecados que más a Dios ofende es la ingratitud” –afirma su personaje universal, Don Quijote de la Mancha.

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Tanto la sabiduría tradicional de múltiples religiones, asiáticas, americanas y europeas, así como la moderna psicología, aconsejan para una vida plena y satisfactoria, la gratitud como fuente de bienestar. La antropología ha demostrado que, uno de los pocos principios universales que se da en todos los tiempos y culturas, es el principio de reciprocidad, según el cual, el ser humano tiene la necesidad de devolver, al menos, una parte de lo que recibe.

Este sería el principio de la celebración de la Pachamama, festejar de manera privada y colectiva, el agradecimiento a la diosa Madre Tierra por todo lo que ella nos provee. Devolviéndole con alegría, una pequeña parte de todo lo que ella nos da.

Aún hoy en el siglo XXI, comunidades indígenas sostienen que los males medioambientales de la tierra son consecuencia de tomar demasiado de la naturaleza, sin devolverle lo suficiente. Sin duda un buen tema que lleva a la reflexión.

LA MADRE DEL MUNDO

“Pacha” en lengua aimara y quechua significa “mundo, universo, tiempo, época”. Engloba todo el concepto del tiempo y el espacio, es la tierra, el mundo, nuestro planeta. No sólo la tierra física, el sustrato sobre el que nos sostenemos, sino también todo lo que contiene: animales, plantas, rocas, montañas, ríos y mares. Así, la Pachamama se traduciría literalmente como la “Madre del Mundo”.

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Con la llegada del catolicismo, muchas comunidades indígenas, equipararon a la Pachamama con la Virgen María, madre de Dios.

La Pachamama es una deidad que se venera en los pueblos andinos, de Bolivia, Ecuador, Perú, Chile y en el noroeste occidental de Argentina. Lo que se corresponde con el antiguo imperio Inca.

Pachamama, la celebración para agradecer a la Madre Tierra
Ofrecimiento. Cada 1 de agosto los pueblos andinos se suben a las montañas a festejar a la Tierra.EFE

En esta zona del mundo, el hemisferio sur, en las altas montañas de los Andes, el invierno es hostil y agosto se convierte en el mes más frío por estas latitudes. Así que esta celebración se lleva a cabo para conjurar, en esa época del año, la enfermedad y la muerte, para celebrar la vida, la fecundidad, los alimentos y la salud.

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En este aspecto presenta ciertas similitudes con la celebración occidental de Halloween en el hemisferio norte. Queman ciertas plantas y madera para realizar rituales de limpieza, desarrollan prácticas de purificación del cuerpo y beben mate para atraer a la buena suerte.

Al llevarse a cabo en un área tan vasta, cada pueblo y cada comunidad, tienen sus peculiaridades específicas en la celebración de sus rituales, aunque mantienen el nexo común de devolver a la tierra una parte de lo que les provee.

Esta contrapartida, no solamente se da durante la celebración de este día, la parte más vistosa y conocida, -la propia celebración puede alargarse en el tiempo durante semanas-, sino que debe hacerse durante todos los días del año, como algo consustancial y arraigado en el comportamiento de los practicantes.

LOS GUÍAS ESPIRITUALES

El día anterior a la celebración de la fiesta, las familias se preparan, cocinando durante toda la noche. Y al día siguiente, antes de que nadie coma, se separa una ración que se vierte en el suelo, realizando una oración a la Pachamama; o bien se entierra, junto con bebida y semillas, hojas de coca y/o de tabaco; incluso se realizan prendas de ropa en miniatura y se queman, es la parte correspondiente a la Madre del Mundo. Estas ceremonias grupales suelen estar guiadas por amautas, guías espirituales andinos. Anteriormente se sacrificaban llamas y cobayas –conejillos de indias-.

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Al hacer el agujero en el suelo para depositar la dádiva, si la tierra se extrae fácilmente, significa que será un buen año de cosecha abundante, si no, sucederá todo lo contrario. En algunas zonas se practican libaciones durante todo el año, cuando se consume una bebida, una pequeña parte que se vierte sobre la tierra como ofrenda.

La Wiphala es el símbolo de la Pachamama. Es un mosaico cuadrado, compuesto por los siete colores del arco iris, tanto en vertical como en horizontal, en total 49 cuadrados, que componen el gran cuadrado. Cada uno de los colores tiene un significado especial sobre la cosmología andina.

LOS COLORES DEL ARCO IRIS

La Wiphala significa la vida en armonía y en comunión con la naturaleza, es el cosmos, todo lo que hay, según explican los amautas indígenas Kantuta Killa Mayu (Dra. Mariel N. Camillo) y Wari Rimachi Mayu (Tp. Javier R. Ríos), del Tawanstinsuyu (zona del imperio Inca) de Argentina.

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Para terminar la celebración y poner la guinda al pastel, se lleva a cabo uno de los acontecimientos más especiales: el desfile del domingo. Los organizadores buscan a la mujer más anciana de la comunidad, respetada y valorada, portadora del saber y de la tradición del grupo. Es elegida “Reina Pachamama del año” y es escoltada por los gauchos, quienes rodean la plaza con sus caballos, y la saludan durante el desfile. Este punto culminante, pone el colofón final a las celebraciones.

Este culto a la Pachamama, como rito ancestral que se sigue celebrando a día de hoy, supone una necesaria concienciación universal acerca de la finitud de los recursos naturales y su imprescindible conservación. Definitivamente un mensaje que ha viajado a través de los tiempos y que debe continuar haciéndolo.

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