
Papel y cartón hechos de hojas caídas: Un método reduce la tala de árboles
Un ucraniano desarrolla una solución innovadora para reducir los desechos vegetales y las emisiones contaminantes
La caída de las hojas de los árboles y plantas, que comienzan a precipitarse al comenzar el otoño (de marzo a junio, en hemisferio sur; de septiembre a diciembre en el hemisferio norte) adquiriendo un color naranja y rojizo, es una de las señales inequívocas de esta temporada del año en que las temperaturas bajan y los días son más frescos, lluviosos y ventosos y ofrecen menos horas de luz natural.
Y las hojas caídas no solo producen hermosos paisajes naturales tapizados de colores ocre, despiertan pensamientos melancólicos en algunas personas y sirven de inspiración para su obras a los poetas, pintores y otros artistas, sino que además podrían tener un uso más práctico y aliado del medioambiente: servir de materia prima para fabricar papel sostenible.
Valentyn Frechka, un inventor ucraniano de 23 años, ha desarrollado un método para convertir las hojas caídas en papel fabricado de manera sostenible, reduciendo significativamente la necesidad de talar árboles en la producción de papel.
Por este avance, la Oficina Europea de Patentes (OEP) le ha concedido a Frechka, el segundo puesto del Premio a los Jóvenes Inventores en el concurso European Inventor Award 2024.
Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la industria de la pulpa y el papel es uno de los sectores industriales más grandes del mundo y tiene una enorme influencia en los bosques del planeta, al representar entre el 13 y el 15 % del consumo mundial de madera, informan desde la OEP (www.epo.org/en).
Aprovechar la hojarasca, reducir la deforestación.
Se sabe, además que la pérdida global de árboles aumenta los niveles de contaminación del aire, provoca la pérdida de diversidad biológica y altera el ciclo del agua; contribuye a la erosión del suelo y la reducción de la disponibilidad de agua dulce; y también aumenta los costos de gestión de problemas ambientales como las inundaciones, según esta oficina.
El sistema desarrollado por Frechka para reciclar la hojarasca en papel, podría ayudar a reducir la deforestación y los impactos medioambientales que ésta acarrea, en la medida en que pueda aplicarse en sustitución de los actuales métodos industriales de producción de pulpa y papel.
En 2021, Frechka fundó Releaf Paper, una empresa emergente surgida de un proyecto de ciencias de la escuela, y destinada a comercializar su proceso que utiliza celulosa de hojas caídas para producir papel y en la que ha perfeccionado a lo largo de los últimos años. Actualmente reside en Francia, donde colabora con clientes globales como L'Oréal, Samsung y Chanel, satisfaciendo la creciente demanda de envases y embalajes sostenibles.
La idea de abordar la deforestación reutilizando las hojas muertas, se le ocurrió a Frechka durante las expediciones de senderismo que realizaba en su juventud por los montes Cárpatos. Para crear su método, también se inspiró en las lecciones de su profesor escolar de Química, según comenta.

Residuos vegetales transformados en productos útiles
Su empresa (www.releaf-paper.com) obtiene las hojas de los ayuntamientos y utiliza estos residuos para producir productos de papel que son biodegradables y reciclables, como bolsas de papel, cartón y cajas de cartón corrugado.
Las hojas recolectadas, provienen de parques, plazas, zonas verdes y otras áreas urbanas. Normalmente se quemarían o se convertirían en abono, lo que genera gastos para la ciudad, y, si no se recogen o se incineran, emiten dióxido de carbono.
El innovador proceso de Frechka reduce tanto los desechos como las emisiones, destaca la OEP.
Para este proceso, las hojas se trituran y ablandan, y luego se someten a un proceso químico suave que utiliza hidróxido de sodio, peróxido de hidrógeno y ácido acético y permite extraer la celulosa sin dañar la delicada estructura de la hoja, según la OEP.
Las hojas se someten a una limpieza exhaustiva y a un tratamiento químico-mecánico en el que utilizan alta presión y vapor. Este proceso aísla eficazmente las fibras, lo que produce una pulpa similar a la de la madera.
Después, la pulpa se mezcla con rellenos biológicos para crear papel destinado a fabricar diversos productos, y que ha sido producido de manera sostenible sin utilizar productos químicos nocivos para el medioambiente como sulfatos, sulfitos o cloro.
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— EuropeanPatentOffice (@EPOorg) March 24, 2025
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Además, los productos fabricados con este sistema se degradan en solo 30 días, cuando son desechados y expuestos a las condiciones ambientales, descomponiéndose mucho más rápido que el papel tradicional, según Frechka.
Es un método cómodo y rentable para gestionar los residuos orgánicos en las zonas urbanas, preservar los árboles, evitar las emisiones de gases de efecto invernadero generadas durante la descomposición de las hojas y ofrecer alternativas de embalaje ecológicas para reducir los residuos orgánicos, enfatizan.
Esta tecnología es muy eficiente y permite producir una tonelada de celulosa a partir de 2,3 toneladas de hojas caídas, lo que requeriría talar 17 árboles para producir la misma cantidad de celulosa utilizando métodos tradicionales.
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