Un restaurante mexicano con sus ladrillos conquistó el Prix Versailles
Son 250.000 ladrillos elaborados a mano forman esta composición de flores para dar una idea de lo orgánico
Octo, un restaurante en la ciudad mexicana de Guadalajara, conquistó el Prix Versailles 2022 que otorga la Unesco a edificios del mundo caracterizados por la innovación y creatividad en su arquitectura, además del manejo del patrimonio local y la eficiencia ecológica.
La chef estrella Michelin aterriza su talento en Quito
Leer másEl inmueble, en una casona de los años 60, consiguió el ‘Premio especial en exterior’ del galardón, cuyo jurado conforman el filósofo francés Gilles Lipovetsky, los arquitectos estadounidenses Thomas Vonier y Thom Mayne, la arquitecta china Lu Wenyu y el diseñador británico Jasper Morrison.
La Unesco otorga este premio desde 2015 en las categorías de Aeropuertos, Campus, Estaciones de Pasajeros y Deportes, Tiendas y Almacenes, Centros Comerciales, Hoteles y Restaurantes.
La arquitectura de Octo Restaurante, dedicado a la comida de mar, es distinta a otros de su especialidad y se caracteriza por un concepto ecléctico que privilegia las texturas y materiales hechos por manos mexicanas, explica el dueño del establecimiento, Luis Hernández, quien ideó el proyecto inaugurado en noviembre de 2021.
“Octo es un templo porque cada pieza fue hecha de manera especial para construir este recinto, está hecho con mano de obra artesanal, no hay nada industrial y es una experiencia, como si vinieras a un museo gastronómico, aprecias la arquitectura, los muebles, todos los oficios menestrales del mexicano”, ahondó.
Las paredes de todo el edificio con 550 metros cuadrados de construcción son un ensamble de ladrillos hexagonales de color natural que forman una flor con seis pétalos y un centro que, a su vez, tiene un cuadrado dentro, un elemento con un significado personal y holístico para Hernández.
David Pareja: "Si fuera un café sería un expreso, por lo concentrado y directo"
Leer másUnos 250.000 ladrillos elaborados exprofeso forman esta composición de flores para dar “una idea de lo orgánico”, a falta de un jardín en el proyecto original, indicó el dueño. Esa misma flor se repite en espacios diseminados en todo el restaurante, tanto en ventanales de vidrio biselado y lámparas, como en la decoración de muebles de madera hechos por carpinteros locales.
La fachada conserva la estructura original de la casa porque el barrio es una zona antigua protegida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), aunque está revestida con ladrillos al igual que los interiores.
Este año, además de Octo Restaurante, en México premiaron al Mercado público Matamoros, en el norteño estado de Tamaulipas, en la categoría de Centro comercial, y a ‘Casa Silencio’, en Xaagá, en el sureño Oaxaca, en la categoría de Hotel.
La remodelación del edificio tardó un año por el reto de hacer piezas específicamente con las medidas y concepto del lugar, reveló el arquitecto Fernando Hernández.