Rosas rojas y Nina Hagen, en el adiós militar de la canciller Angela Merkel
El próximo 8 de diciembre la canciller alemana dejará el cargo. Hubo antorchas e interpretaron las canciones que a ella le agradan
Un ramo de rosas rojas y la música de Nina Hagen marcaron la despedida brindada por el Ejército alemán a la canciller Angela Merkel, quien en una semana dejará su cargo y que optó por un adiós musical tan poco convencional como ha sido su estilo de liderazgo.
El desfile nocturno de soldados portando antorchas, el “Zapfenstreich” o “Toque de retreta” se plasmó en el patio del Ministerio de Defensa el “fin de la era Merkel”. Sus 16 años en el poder terminarán el próximo miércoles, con la investidura del socialdemócrata Olaf Scholz, el vicecanciller de su última gran coalición.
“Quiero agradecer a cuantos han afrontado con todas sus fuerzas la pandemia”, afirmó, en dirección a personal sanitario y soldados. Criticó a continuación, en el que seguramente será su último discurso como canciller, “a quienes niegan la evidencia científica y propagan el odio”.
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Leer másMerkel, quien habrá estado 5.860 días en su puesto -diez días menos que el patriarca Helmut Kohl, récord de permanencia en el poder-, pasó del rigor de ese último mensaje al tono irónico en lo musical y la fidelidad a los orígenes.
Sentada junto a la ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, la líder escuchó con sonrisas de complicidad “Du hast den Farbfilm vergessen” -Olvidaste la película en color-, de Nina Hagen. La exreina del punk estrenó en 1974 esa canción, cuya letra recriminaba a un novio -Micha- que solo le hizo fotos en blanco y negro porque olvidó el carrete en color.
Hagen era entonces, como Merkel, ciudadana de la República Democrática Alemana (RDA). Dos años después, tras pasar al lado occidental, la cantante le dio a su pieza y a su vida un giro punk. Queda la duda de si Merkel, como otros germano-orientales, escuchaba ya ese éxito de Hagen desde el otro lado del Muro. “‘Du hast den Farbfilm vergessen’ fue un éxito de mi juventud, procedente también de la RDA”, se limitó a explicar la canciller, en una anterior comparecencia ante los medios.
La siguiente pieza fue “Für mich soll’s rote Rose regnen” -Por mí lloverán rosas rojas-. Una balada de la gran dama de la canción alemana Hildegard Knef, mujer de voz profunda que, como actriz, causó en 1951 escándalo con un fugaz desnudo en un filme alemán - “Die Sünderin”, La pecadora-. Completó su selección el canto religioso del siglo XVIII, “Grosse Gott, wir loben dich” - Señor, te alabamos-, presumiblemente alusivo a su pasado como hija del pastor protestante Horst Kasner.
El “Zapfenstreich” es el máximo honor militar, destinado a despedir a altos cargos en Alemania y está reservado a cancilleres, presidentes federales, ministros de Defensa o militares de máximo rango. Data de 1838 y se consolidó en tiempos prusianos, pero su pervivencia no está exenta de controversia, puesto que Adolf Hitler lo adoptó y algunos siguen identificando el desfile de las antorchas con el nazismo.
Pese a ello, la ceremonia ha acompañado la despedida de sucesivos mandatarios de la República Federal de Alemania (RFA). Cada uno de ellos le ha imprimido su sello personal en la elección de las piezas musicales a interpretar por la banda, entre las marchas militares y el himno nacional.
La selección de los homenajeados ha ido a menudo salpicada de ironías. El socialdemócrata Gerhard Schröder eligió para su despedida, en 2005, “My Way”, una pieza muy acorde con la personalidad de un político que quiso siempre marcar su propia vía.
La conservadora Ursula von der Leyen se despidió en 2019 como ministra de Defensa, antes de pasar a presidir la Comisión Europea (CE), a ritmo del “Wind of Changes”, de Scorpions.
También se rindió el honor de la despedida militar al socialcristiano bávaro Karl-Theodor zu Guttenberg, quien en 2011 dejó Defensa por el escándalo de un plagio en su doctorado y que eligió el “Smoke on the Water”, de Deep Purple. El presidente Christian Wulff, quien dejó el cargo por sospechas de corrupción, en 2012, optó por “Over the Rainbow”, de Judy Garland.