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Fieles asisten a una oración del Rosario por la salud del Papa Francisco, quien está hospitalizado por neumonía, en la Plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano.
Fieles asisten a una oración del Rosario por la salud del Papa Francisco, quien está hospitalizado por neumonía, en la Plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano.EFE

Semana Santa: la salud del papa exige tener un "plan B" al Vaticano

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El papa Francisco sigue mejorando de sus problemas respiratorios, pero su hospitalización será aún larga y después del alta tendrá que guardar una larga convalecencia en su residencia, la Casa Santa Marta, por lo que en el Vaticano se piensa en un "plan B" para las próximas celebraciones de la Semana Santa.

La oficina de prensa de la Santa Sede ha precisado que por el momento no hay nada decidido y que las especulaciones que aparecen estos días en los medios sobre cómo se desarrollarán los ritos de la Semana Santa vaticana "son solo hipótesis".

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La neumonía bilateral que mantiene a Francisco ingresado en el hospital Gemelli de Roma desde el pasado 14 de febrero de 2025 está "bajo control", aunque "aún no eliminada", la ventilación mecánica durante la noche ya no es necesaria y el próximo parte médico no se publicará hasta la próxima semana.

Una mejoría gradual, pero lenta que no invita a esperar en un alta del hospital en breve. En 2023, el pontífice argentino presidió todas las ceremonias de Semana Santa un día después de salir del hospital por una bronquitis, pero esta vez no podrá ser así.

Por ello, en el Vaticano ya se ha estudiado un posible 'plan B', como hipótesis, que podría incluir, de ser necesario, la celebración de los ritos de Semana Santa sin el papa, visto que es el periodo más intenso de las celebraciones de la Iglesia católica.

Desafíos logísticos 

Los actos comenzarán ya el 13 de abril con la misa del Domingo de Ramos, mientras que la Semana Santa vaticana - del 17 al 21 de abril de 2025- se inicia con el Jueves Santo, cuando hay dos misas, una por la mañana y otra por la tarde y el lavado de los pies, un acto en el que Francisco solía acudir a una cárcel romana.

Mientras que el Viernes Santo hay otras dos celebraciones, entre ellas el Vía Crucis en el Coliseo por la tarde, y el Sábado Santo se celebra la vigilia, una ceremonia de más de tres horas.

Y también está la misa de Pascua del Domingo de Resurrección, que culmina con la bendición Urbi et Orbi desde la Logia de las Bendiciones de la basílica de San Pedro.

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Según el plan alternativo que han publicado algunos medios, se han identificado algunos cardenales para celebrar los ritos en nombre del papa, un poco como se hizo en 2005, en el último período de la vida de Juan Pablo II, cuando ya muy enfermo por el parkinson, la tarea fue confiada a sus colaboradores más cercanos. Karol Wojtyla apareció solo el Domingo de Resurrección desde la ventana de su estudio, pero sin poder hablar.

El esquema de delegar en los cardenales ya se está usando en las misas previstas para Jubileo y también en la celebración del Miércoles del ceniza, cuando celebró el penitenciario apostólico, Angelo De Donatis.

Precedentes y especulaciones papales 

En la Semana Santa del año que murió Wojtyla, cada cardenal delegado por el papa leyó un saludo de san Juan Pablo II y pronunció su propia homilía, mientras que el entonces secretario de Estado, Angelo Sodano, el Domingo de Resurrección celebró misa en la plaza y leyó el mensaje Urbi et Orbi.

El Papa Francisco recibe atención médica en el Policlínico Gemelli, donde continúa su tratamiento para superar la neumonía bilateral.

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Esta vez, quizá el papa ya esté recuperándose en esas fechas, por lo que se estudiaría una manera de que pudiera estar presente en algunos momentos importantes, pero sin participar a las largas ceremonias, como por ejemplo con videomensajes o conexiones directas desde la capilla de su residencia.

Según algunas especulaciones, que el Vaticano ha tachado como hipótesis, Francisco encargará la tarea de celebrar en su nombre a algunos cardenales como el secretario de Estado, Pietro Parolin; el decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re; el vicario de Roma, Bado Reina o De Donatis.

Mientras que el secretario de Estado, Parolin, como en 2005, sería también el encargado de leer en su nombre el mensaje del Urbi et Orbi, en el que aparecen referencias a las crisis y guerras que atraviesa el mundo, aunque no lo hará desde el balcón de la basílica porque ese es un lugar solo reservado a los papas.

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