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Vecinos y familiares asisten al entierro de los restos del menor Pascual Melvin Guachiac Sipac de 13 años, en el cementerio de la aldea Tzucubal, Nahualá (Guatemala). EFE/ Esteban Biba

Las tragedias de migrantes se acumulan en Guatemala

e las 53 personas muertas dentro de un camión en Texas, en junio, 21 eran de este país.   Nahualá, un pequeño poblado vive ese dolor

En un pequeño poblado indígena en el oeste de Guatemala, las tragedias de migrantes se acumulan como pesadillas tras un fin de semana gris en el que fueron repatriados tres menores de edad y dos hermanas que buscaban el ‘sueño americano’.

Los tres menores de edad y las dos hermanas partieron en junio pasado en busca de mejores condiciones de vida en Estados Unidos, procedentes del municipio de Nahualá, en el departamento (provincia) de Sololá, unos 150 kilómetros al oeste de la Ciudad de Guatemala.

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Sin embargo, el ‘sueño americano’ se transformó en pesadilla para los cinco y sus familias, en un país donde el 59 % de la población es pobre y casi el 35 % vive exclusivamente de lo que envían sus familiares desde los Estados Unidos.

En Nahualá, un municipio de aproximadamente 60.000 habitantes, las escenas de dolor empezaron el viernes con la llegada al poblado de Pascual Melvin Guachiac Sipac, un adolescente de 13 años que murió asfixiado en la tragedia de Texas el pasado 27 de junio.

El menor fue el primer guatemalteco repatriado de los 21 que perdieron la vida en la tragedia. El conteo final de las autoridades estadounidenses señala que falleció junto a otros 52 migrantes cuando eran trasladados en un tráiler en San Antonio, Texas.

Los 21 guatemaltecos forman parte del grupo de 53 migrantes, entre mexicanos y hondureños, que murieron asfixiados en el tráiler, donde eran conducidos por traficantes de personas.

Las autoridades locales suponen que los migrantes debieron permanecer varias horas encerrados en el camión, en la que ha sido considerada la mayor tragedia de tráfico de personas de las últimas décadas en Estados Unidos.

El padre de Guachiac Sipac, Casimiro Guachiac, se encontraba en Estados Unidos al momento de la muerte de su hijo y volvió al país centroamericano para enterrarlo. “Iba en el tráiler y empecé a buscarlo en los hospitales”, recordó en Sololá el padre de Guachiac Sipac.

Casimiro Guachiac tenía un año de estar en Estados Unidos, específicamente en Michigan después de hacer el accidentado viaje en busca del ‘sueño americano’ hace un año.

Mientras tanto, la idea de Pascual Melvin era llegar a Estados Unidos para “estudiar”, según el relato de su padre, quien recordó que su hijo “tenía muchos sueños”.

El féretro gris de Guachiac Sipac fue inhumado el sábado al mediodía en el cementerio local, después de que la familia lo velara durante las últimas horas acompañados de más de un centenar de personas.

El sábado por la noche los cuerpos de otros dos menores de edad fallecidos en la tragedia de Texas arribaron a Guatemala y este domingo estaba previsto el sepelio.

Los menores Juan Wilmer Tulul Tepaz, de 14 años, y Jonny Tziquin Tzoc, de 17, también viajaban en el camión abandonado en Texas.

Pero el retorno de los cuerpos de los tres menores de edad fallecidos en Texas no es la única tragedia que vive el poblado indígena, ya el 17 de julio estaba prevista la repatriación de los cuerpos de dos hermanas que perdieron la vida en otro sector al intentar llegar a Estados Unidos.

Las hermanas Manuela Griselda y Carla Catarina Carac Tambriz, de 19 y 24 años, respectivamente, fueron halladas sin vida a las orillas del río Bravo, en la frontera de México y Estados Unidos, el pasado 19 de junio.

Ambas eran de Nahualá, donde las oportunidades para sobrevivir son pocas y migrar aparenta ser la única opción para alejarse de la pobreza, como sucede anualmente con más de 300.000 guatemaltecos que toman dicha decisión.

“Aquí solo se gana 60 o 75 quetzales al día (entre 8 y 10 dólares) y eso ni alcanza para la comida”, concluye Casimiro Guachiac con tristeza. Un viaje que les costó la vida a 53 migrantes en la zona de Texas.