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Pistas. El mate, una de las tradicionales bebidas en Argentina.EFE

La yerba mate, el ‘oro verde’ del noreste argentino

Una ruta turística recorre la esencia de una muy antigua tradición

Bosques vírgenes, pueblos amigables, campos de tierra roja y cataratas insondables son algunos de los paisajes habituales del noreste argentino, una zona surcada por acuíferos de agua dulce que resultan ideales para cosechar la yerba mate. La simbiosis entre este cultivo y el territorio donde se labra es “única”, como demuestra la conocida como Ruta de la Yerba Mate, que atraviesa las provincias norteñas de Misiones y Corrientes para plantear un itinerario cultural, productivo y gastronómico en torno al “oro verde” por excelencia. “Hay mate en el 90 % de la superficie de Misiones y en el norte correntino; entonces al lado de cada atractivo histórico, cultural y productivo hay un establecimiento yerbatero”, asevera Alejandro Gruber, presidente de la Asociación Ruta de la Yerba Mate (ARYM).

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Tras el reconocimiento de la Ruta de la Yerba Mate como principal ruta alimentaria y cultural del Mercado Común del Sur (Mercosur), las entidades vinculadas a la ARYM están volcadas en conseguir su próximo objetivo: la declaración de este recorrido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

Consumida desde tiempos inmemoriales por los guaraníes, la yerba mate comenzó a ser cultivada a principios del siglo XVII por los jesuitas, quienes crearon todo un circuito de comercialización alrededor de la yerba, con exportaciones al Alto Perú, al sur de Brasil o a Montevideo, entre otros lugares. Un legado que puede observarse, hoy por hoy, en establecimientos artesanales, ecológicos e industriales presentes en la Ruta de la Yerba Mate, “que se vive junto a las Cataratas del Iguazú, los Saltos de Mocomá, los Esteros del lberá o las Misiones Jesuítico-Guaraníes de Loreto, San Ignacio o Santa Ana”.

“En las misiones jesuíticas, el turista va a vivir una experiencia que te desarma, que no podés creer esa simpleza, esa maravilla en medio del monte virgen”, afirma Gruber acerca de estas propuestas, que permiten conocer todo el proceso de elaboración de la yerba mate o disfrutar de esta bebida en medio de la naturaleza. “Imagínate un paseo, con luna llena, en el Parque Nacional Iguazú, y ves la Garganta del Diablo con mate en mano. No tiene precio tomar mate en esos lugares”, apunta el presidente de la ARYM, que insiste en las múltiples actividades que conviven en esta ruta, como caminar por las plantaciones o pernoctar en los antiguos cascos de las estancias yerbateras. De hecho, cientos de miles de personas visitan año tras año la Ruta de la Yerba Mate, según Gruber, aunque la permanencia es variable: los turistas argentinos suelen quedarse una semana en promedio, mientras que los extranjeros acostumbran a hacer estancias de un mes.