El Museo Cancebi recrea la vida montuvia en Manabi
En este lugar es posible observar objetos originales que han sido donados.
El Museo Etnográfico Cancebí, ubicado en la ciudad de Manta, evidencia las raíces manabitas. Desde su nombre hace alusión al origen que tuvo la provincia.
Ingresar a las instalaciones lleva a propios y extraños a sentir el calor y la hospitalidad de la región montuvia.
Ángel Cevallos, guía del museo, acompaña a los visitantes en el recorrido. Al momento se acerca para explicar y describir a la mujer manabita, expuesta en el museo como representación de la provincia. Con su pelo largo, vestimenta muy colorida y aretes largos, se la observa preparando alimentos en un tradicional fogón.
La típica mujer manabita aparece en acción. En esta cocina ancestral prepara deliciosos bocados, que van desde las tortillas de maíz hasta los deliciosos secos. “Allí se cocina sano y se conserva el sabor. Incluso el toque de la leña hace que la gastronomía manabita sea considerada única y especial”, indica el guía.
Colgando se encuentra el famoso ‘hueso gustado’, que es una parte del fémur de la vaca que se usa para dar sabor a las sopas.
En la casa de campo no puede faltar la tradicional hamaca. Sobre ella reposa el hombre dedicado a arar la tierra. Él espera que su esposa le sirva la comida para luego ir bien alimentado a trabajar duro en los sembríos. Esta especie de alfombra fabricada con palma de petate es el espacio donde los campesinos descansan. “Los abuelos comentaban que allí se duerme fresco. Esto aún se mantiene, es algo muy tradicional”, señala Cevallos.
Otros elementos que destacan dentro de la vivienda popular son las escobas, canastas, ollas de barro y vasos de mate.
Según Cevallos, uno de los elementos que más llaman la atención de los visitantes, es la piedra para filtrar el agua, utilizada desde la época precolombina. Y para alumbrar la noche, las lámparas de queroseno fueron objetos muy útiles en tiempos en que aún no se disponía de energía eléctrica.
En los patios se ubican los chiqueros, donde se alimenta a los chanchos. Muy cerca, los nidos y jaulas para las gallinas criollas, que se preparan para luego ser degustadas en secos y caldos.