Musicos del conservatorio demandan una edificacion
Inseguridad, deserción escolar e incomodidad afectan a los estudiantes. El Municipio les retiró la ayuda. Están a la espera de respuestas del Gobierno.
En 2014, un conato de incendio desalojó a profesores y estudiantes del conservatorio Antonio Neumane, situado en Hurtado y Esmeraldas. Cinco años después, los exhuéspedes reclaman volver. Se cansaron -explican los padres de familia- de mover a sus hijos de una institución a otra y de no tener un área propicia para que culminen su carrera de música.
Washington Burgos, presidente del comité central de padres de familia del conservatorio, cuenta que, en 2017, las autoridades les ofrecieron una repotenciación y reparación del edificio. Sin embargo, asegura, han pasado dos años, sin respuestas, por lo que temen que esa entrega nunca llegue.
“Hasta la entrega del nuevo edificio nos asignaron un espacio en el colegio Vicente Rocafuerte y en la (contigua) escuela Costa Rica. Con esas instituciones estamos agradecidos por la acogida que nos dieron. Pero las instalaciones no son adecuadas para las necesidades educativas de nuestros hijos. No es pedagógico”, señala.
Por ejemplo -continúa Adelina Padro, secretaria del comité de padres- “en un salón para clases de piano hay otros cinco o seis pianos sonando al mismo tiempo. Entonces, un sonido se confunde con otro y es imposible que los chicos logren una afinación auditiva”, relata la también exalumna del conservatorio. Lo sabe porque su hija menor estudia piano.
Pero lo mismo sucede con otros instrumentos. Su hijo Gabriel, quien entona la trompeta, debe hacerlo de la ventana para afuera. “A él le toca asomar la trompeta por la ventana para no confundirse con lo que tocan sus compañeros”, lamenta.
A ese problema, Martiza Villamar, primer vocal del comité, suma otros factores como la falta de aire acondicionado en las aulas; el peligro de que los niños (hay estudiantes de 7 a 18 años) se movilicen entre una institución y otra para recibir diferentes materias y la incomodidad de recibir clases en espacios que no están adecuados para fines musicales.
Sin embargo, también hay otros inconvenientes. Desde 1994, el Municipio de Guayaquil, a través de la Ordenanza de Fomento a la cultura en sus Distintas Manifestaciones, determinó una asignación de $ 30.000 anuales para el conservatorio, con los que se cubría el sueldo de algunos docentes de la institución. No obstante, ese fondo ya no se otorga más.
“El dinero era administrado por el Distrito de Educación. Entendemos que hubo un inconveniente de normas, por lo que el Municipio ha detenido el pago. Con ese dinero se pagaba a dos profesores de orquesta y un profesor de percusión. Hace dos semanas los docentes dejaron de dar clases por la falta de sus sueldos”, lamenta Burgos.
Este Diario solicitó información a Alexandra Higgins, subsecretaria de Educación de la zona 8, respecto a los problemas de incomodidad e inseguridad por la falta de infraestructura, y sobre los motivos del retiro de la asignación económica que esa institución administraba. No obstante, desde el Departamento de Comunicación informaron que las respuestas llegarían al finalizar la semana.
Cambio de malla
Dos años más para graduarse
Los representantes de padres de familia del conservatorio tampoco están conformes con un cambio de malla que se realizó en 2015, donde se establece el aumento de dos años a la preparación musical de sus hijos. “Antes eran nueve años para graduarse. Ahora son 11 años, a esa edad los chichos ya van a la universidad y los horarios no son tan flexibles. Algunos o dejan de ir a la universidad o se salen del conservatorio”, explica Adelina Prado, secretaria del comité de padres.