Un promedio de 4,250 toneladas se generan diariamente en Guayaquil, equivalente a 1 kilo por ciudadano.

El negocio de la basura

La producción de desechos de Guayaquil es la más grande del país, supera a ciudades como Quito y Cuenca. Revise aquí el reportaje de Lissette Rezabala estudiante de la Universidad Católica.

Si las críticas a los consorcios que operaron los últimos 27 años en Guayaquil pudieran enfocarse en tres ejes, estos serían: incumplimiento de horarios, frecuencias y barridos, errores que llevaron a la alcaldesa Cynthia Viteri a multar con algo más de veinte mil dólares a Puerto Limpio, apenas entró a la administración; pero que también llenaron de multas a Vachagnon hace una década.

Estos consorcios no solo tienen en común las críticas por la ineficiencia, también comparten a un administrador, Valango, que fue parte de Vachagnon, junto con la compañía canadiense Chagnón, en 1992, y administró el servicio de recolección de basura por 18 años; y, en 2010, reaparece como parte del consorcio Puerto Limpio, esta vez asociada con Hidalgo e Hidalgo.

Veintisiete años después, Guayaquil termina el contrato del servicio y dos nuevos consorcios pelearon la terna. Las compañías que los representan, sin embargo, no son nuevas en el tema de la basura. De hecho, Puerto Limpio se dividió para este nuevo concurso por diferencias en los acuerdos.

Esta vez, Valango se asoció con la empresa española Urbaser para darle vida al consorcio Urvaseo; e Hidalgo e Hidalgo se unió a la compañía mexicana Pasa y formó Guayaquil Limpio. En esta última licitación, el 19 de agosto del 2019 logra posicionarse Urvaseo, empresa que estará a cargo de la recolección de desechos por los próximos 7 años. Es decir, Valango, quién nos acompaña desde 1992, estará una vez más liderando el tema del manejo de los desechos de la ciudad.

El presupuesto del nuevo contrato es de $402 millones y triplica al anterior, de apenas $ 167 millones, por supuestos nuevos rubros: adquisición de flota, campañas de concienciación y aumento de frecuencias de recolección.

Bajo estos parámetros, prácticamente los mismos administradores vuelven a hacerse cargo de la tarea de la recolección. Son empresas que en el pasado fueron señaladas de ineficientes. Vachagnon finalizó sus funciones en 2010 debido a reportes en los que revelaba hacinamientos en el norte y sur de la ciudad e incumplimiento en los horarios de recolección y Puerto Limpio fue multada por la alcaldesa con $ 21.400 por los mismos motivos este año.

Así lo asegura, el arquitecto urbanístico David Hidalgo: “Nuevamente, Valango en una supuesta fractura de exsocios se les permite ir por la licitación de forma separada. Esto no es transparente para la ciudadanía y llama la atención que Valango adquiera una tercera adjudicación de contrato de consecutivos montos millonarios. El problema de estas empresas privadas es que comprometen las mejoras y eficiencia del sistema de recolección de basura por sus intereses de lucro, principal problema de que el servicio sea deficiente hasta la actualidad. Pesa más la parte de negocio que la de dotar de un servicio público de alta eficiencia”.

El verdadero interés de los desechos

La basura en la ciudad se produce los siete días de la semana, en cualquier horario tanto en las calles como avenidas del norte, centro y sur. Según el Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos (INEC), en Guayaquil habitan alrededor de 3’000.000 de habitantes.

A diario, se genera aproximadamente 4.250 toneladas de desechos sólidos no peligrosos, equivalente a 1 kilo por ciudadano. El Municipio destina un valor de $35 por cada kilo. Un porcentaje de esta cantidad es costeada por los habitantes, a través de una tasa que es cobrada en las planillas del servicio básico de electricidad que varía según los ingresos de la familia y el consumo de energía eléctrica. Esta situación también ha generado que los desechos, lejos de ser considerados un problema, sean vistos como un negocio lucrativo.

En Rotterdam, ciudad de Holanda, un promedio de 60 millones de toneladas de desechos se producen al año, un 80 % es reciclado, el 18 % de la basura se incinera y el 2 % restante sirve para relleno sanitario.

En Ecuador ocurre lo opuesto, según un informe del Ministerio del Ambiente, a nivel nacional existen 114 botaderos a cielo abierto y 77 rellenos sanitarios al que se compacta y se arroja las toneladas de desperdicios producidos diariamente sin darle el tratamiento adecuado.

Inequidad en el sistema de recolección

La falta de logística ha sido el talón de Aquiles de ambas concesiones; rutas, frecuencias y un sistema que no ha optado por innovar en sus estrategias de recolección. Acompañado de un problema persistente: la inequidad en la recopilación de desechos. Esto se puede evidenciar en distintos sectores de la ciudad.

Es martes y el camión de la basura aún no realiza su recorrido. En su lugar, plásticos, cartones, restos de comida y desechos en descomposición marcan el sendero del plan habitacional Socio Vivienda 3, también llamado Nuevo Ceibo ubicado al noroeste de Guayaquil, dónde en el 2018 fueron reubicados de sectores vulnerables 1.700 habitantes.

Para Gustavo Solórzano, residente del sector, lidiar con la basura se ha transformado en una situación habitual, pues a pocos metros de las viviendas se encuentra un terreno baldío en el que se asienta un gran depósito de basura que funciona como cuna del reciclaje informal. “Hay malos olores todo el día y las moscas abundan. Queman cables, colchones viejos y ese humo afecta a todos, especialmente a los niños con discapacidades y personas de la tercera edad. Además, los chamberos remueven los desperdicios y dejan todo regado” detalló.

La situación que viven los moradores de Socio Vivienda 3, no es la única, también se ve reflejada en distintos barrios de la urbe porteña, en torno a ello, se desprenden otras necesidades que han sido excluidas por las autoridades competentes.

El sistema de gestión de desperdicios implementado por el consorcio Puerto Limpio está dividido en 24 sub zonas y 200 micro rutas ejecutadas en 114 unidades de camiones de carga trasera y volquetas con capacidad para recoger hasta 138 toneladas adicionales por día.

Guayaquil es la ciudad con mayor producción de basura del país superando casi el doble a Quito y ocho veces más que Cuenca, sin embargo la frecuencia con la que las unidades de Puerto Limpio recorren los sectores de la ciudad varía de 1 a 14 veces por semana, priorizando áreas comerciales y avenidas principales del centro de la urbe; en las que los camiones recogen basura diariamente. Por su parte, en lugares como el suroeste y noroeste solo cuentan con un recorrido de 3 días a la semana.

Según Jorge Murillo, encargado de planificación de Aseo Cantonal, éste último periodo de recolección es el recomendado tanto en el aspecto técnico como en el económico. “No porque vayamos más veces a su casa, vamos a recoger más basura. Usted va a generar la misma cantidad de desechos en la semana así el recolector vaya todos los días. Lo importante es establecer cuando me la entrega, que la funda esté bien atada y que la saque en el horario que corresponde” afirmó.

El mayor problema del Puerto Principal sigue siendo la inequidad en la estrategia de recolección, afectando principalmente a las zonas más pobres como: Mapasingue, Monte Sinaí, Janeth Toral, Sergio Toral, avenida Calderón, La Ladrillera, Las Cañitas, avenida Casuarina, Mucho Lote 1, la avenida Modesto Luque, suburbio como la 29 y Oriente.

¿Cultura o falta de logística?

Existen opiniones divididas acerca de si la entidad cumple con su gestión o es la ciudadanía que no contribuye a que este modelo de recolección sea exitoso. Para moradores, esta situación proviene de un sistema que normaliza la práctica de mantener los residuos en las aceras y en medio de las calles.

En el centro de la ciudad, al finalizar la jornada es usual encontrar que estos residuos empapelan las avenidas transformándose en un basurero solitario. Francisco Romero, morador de las calles Malecón y Tomás Martínez, menciona que una de las molestias que hay en su sector es que se ha regularizado la idea de encontrar acumulación de basura. “Nos recogen los desperdicios diariamente, te levantas y no hay residuos, pero en la noche te das cuenta de los cerros de basura en las aceras, esto hace que las personas se mal acostumbren y ya ni siquiera boten sus desechos en fundas, lo cogen como un basurero y lanzan sus desperdicios”.

En otros vecindarios, como capitán Nájera y Febres Cordero, la residente Vicenta Rodríguez comenta que la basura se acumula en medio de la cuadra, ya que la gente ve como algo normal botar basura en medio de la calle. Éste es uno de los principales motivos por el que se tapan las alcantarillas cuando llega el invierno. Al respecto, la coordinadora ambiental de la Fundación Malecón 2000, Tatiana Salas, explica que esta situación se presenta indistintamente del nivel socio económico. “No solo es un problema de cultura sino de una ausencia de un sistema integral”.

Además, afirma que nuestra cultura se basa en ciertos reglamentos y parámetros que tenemos que cumplir, sin embargo, primero se debe educar a las personas que no tienen conocimiento. El planteamiento del problema y la planificación de las posibles soluciones con respecto a la basura son clave para un buen sistema de recolección.

De igual manera, David Hidalgo, arquitecto urbanístico, concuerda en que esta gestión debe partir de una iniciativa propuesta por la entidad dirigida a la ciudadanía “existe la concepción de que estos problemas son provocados por la falta de cultura de aseo en la gente, sin embargo, no se brindan estrategias adicionales adecuadas para el desecho de la basura”.

La basura flota en los esteros

La falta de control de los residuos en la calle ha causado que esta termine en los esteros, dónde se observan desperdicios producto de la contaminación incesante. Este gran recurso natural sigue siendo perjudicado por la basura producida en las vías. Desde el Malecón del Salado, se observa la gran biodiversidad que no ha sido cuidada, en su lugar se encuentran pequeñas casas construidas de forma improvisadas y tubos de aguas servidas que terminan de forma directa al estero. Mientras aumenta la presencia de residuos, empeoran las condiciones del agua. Aproximadamente 800 toneladas de basura son recolectadas mensualmente.

Esta área es controlada por la empresa privada Visolit, encargada de la protección ambiental de espacios acuáticos, cuya gestión ha estado vigente desde el año 2003. Juan Falconí, jefe de operaciones de Visolit afirma: “la basura viene de la calle al estero. No tiene nada que ver con que Puerto limpio no cumple con sus horarios de recorrido, porque si lo hace. El tema es el morador”.

Al respecto Hidalgo señala que “el mantener a Visolit es un indicador de que la gestión de desechos sólidos continuará con la misma errada visión principalmente en barrios periféricos, teniendo una repercusión negativa de degradación ambiental sobre nuestros esteros, principalmente del Muerto y otros alrededor”.

¿Reciclaje, una alternativa costosa?

Modificar las costumbres en el manejo de desechos ha sido considerado tarea del morador, sin embargo, para los ciudadanos la responsabilidad recae en la entidad. Existen campañas de reciclaje doméstico, pero Puerto Limpio no clasifica los desechos porque no está en su contrato. En consecuencia, la alternativa del reciclaje se ha transformado en una realidad distante en nuestra ciudad, puesto que carece de un plan integrador que involucre la reducción de los niveles de contaminación ambiental mediante la reutilización de desechos.

“A las personas no le gusta reciclar porque no compensa, se guían por el peso. Tiene que llegar alguien que diga que esto es importante y ahí las cosas cambiarán. Aquí pagas porque te recojan la basura y ese no debería ser el objetivo. Igualmente no existe una cultura de reciclaje ni concienciación sobre este tema” afirmó Salas.

Al respecto, Murillo, explica: “Si el recolector clasificará la basura, tomaría más tiempo y muchas casas no podrían ser atendidas e implicaría más costos. Nosotros no estamos en contra del reciclaje. Guayaquil es la ciudad que más recicla en el país. El reciclaje existe, pero gran parte de la responsabilidad es del ciudadano. Tiene que ser analizado bien este tema de los costos y beneficios porque se estaría subsidiando con fondos públicos y no es rentable ni autosustentable”. Para este nuevo proceso de adjudicación, el reciclaje no está contemplado por los costos que implicaría su ejecución.

Ante todas estas aristas que empañan el modelo empleado surgen alternativas para mejorarlo, entre ellas Hidalgo, propone el uso de contenedores de carga lateral permanentes en diferentes puntos para controlar la producción de basura a nivel de las aceras de la urbe, con la finalidad de contrarrestar los desperdicios que con frecuencia terminan manipulada por los chamberos y en los esteros. “La solución radica en colocar contenedores con capacidad de 2400 y 3200 litros para albergar la basura de 40 familias, este servicio consistiría en utilizar vehículos especializados que cuenten con brazos articulados capaces de vaciar en su totalidad los desperdicios de los contenedores estáticos y sin la necesidad de bajarse del camión para recolectarlos” explicó el arquitecto urbanístico.

Otra de las posibles soluciones que destaca la experta abogada ambientalista Inés Manzano consiste en implementar la economía circular como parte de los hábitos como sociedad y tener conciencia del diseño de los productos y servicios logrando minimizar los impactos ambientales. La economía circular consiste en optimizar los recursos otorgándoles una segunda vida a los residuos convirtiéndolos nuevamente en materia prima. “Hablar solo desde los desechos no va a cambiar el monto de basura que generamos pero si hablamos de economía circular desde el diseño es posible disminuir la cantidad de basura y así tendrá nueva vida” destacó.

Asimismo para Salas, el desempeño efectivo del tratamiento de los desperdicios debería contar con una consciencia de consumo que considere el costo ambiental. Una de sus propuestas que le gustaría ejecutar en el futuro consiste en colocar un semáforo ambiental que indique el porcentaje de reciclaje en los productos. Además, menciona: “Hay muchos costos escondidos que no son considerados cuando se compra. Adquieres una prenda de vestir y pagas por la materia prima pero no estas costeando por el árbol que posiblemente talaron, por la contaminación que se pudo haber hecho e incluso el petróleo que se utilizó”.

Para la actual administración, lo que se debe reforzar es la cultura de aseo, por eso trabajarán en ello. “Estamos dedicando en esta licitación un gran porcentaje del presupuesto para que haya una concientización ciudadana por parte de la empresa pero supervisado por el Municipio. Ir a las escuelas, hacer campañas, ir a los lugares donde necesitamos darle lo básico a los niños, porque ya más grandes es difícil mejorar sus hábitos” concluye Murillo.

Sin embargo, Hidalgo, opina que el Puerto Principal está lejos de contar con un mejor manejo de desechos, “La modernización del sistema de recolección de basura debió haberse dado en el 2010 cuando Valango e Hidalgo e Hidalgo formaron el consorcio Puerto Limpio. Posiblemente, una vez más se invierta para mantener el mismo sistema, entiéndase que Guayaquil ya no necesita este sistema porque es más que evidente el mal aspecto de la basura en las aceras. Eso no ha cambiado y sigue igual que en la década de los 80´s, probablemente en menor medida, pero la misma problemática cuando en este siglo la ciudad ya debió haber superado aquello”.

Luis Alfonso Santos, arquitecto urbanístico, explica: “Al ser un negocio rentable quieres participar. Quieres mantenerte en el negocio y que siga siendo rentable. Dos aristas de los problemas son: las políticas públicas que no contribuyen a la disminución de basura y que la basura se convierta en un negocio. Mientras más basura hay, más plata habrá”.

Este escenario muestra que el sistema empleado continúa una misma metodología poco sostenible que sigue viendo a la basura en cifras. Urvaseo, será la encargada de continuar con el manejo de los desechos y tendrá que afrontar esta realidad. Deberá decidir si continuar con este modelo o generar nuevas propuestas enfocadas en los ciudadanos y que generen un impacto a largo plazo, por sobre la rentabilidad que pueda generar ahora.

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