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Publicidad. Sin pantallas gigantes, el informe a la nación del presidente de la República no podría existir. Toda la información cabe en un videoclip.ANGELO CHAMBA / Expreso

Daniel Noboa, máster de las noticias falsas

La verificación de datos del informe a la nación arroja una conclusión inquietante: el presidente miente con soltura

Con el expresidente prófugo Rafael Correa refugiado en Bélgica, el título de campeón absoluto de las noticias falsas en el territorio nacional le pertenece, sin discusión, al presidente Daniel Noboa. O a su gobierno, asumiendo que las mentiras, las verdades a medias, las cifras distorsionadas, exageradas, sacadas de contexto o directamente falsas que despacha alegremente se las inventan otros y él nomás las repite de buena fe. Cosa que quizás es peor. Lo del informe a la nación, esa profusión de datos contenidos en video y que empezaron a ser desmentidos a la vuelta de la esquina, fue sólo la confirmación de una tendencia que arrancó en el debate de primera vuelta de su campaña electoral y que alcanzó su apoteosis en la entrevista que pocos días atrás concedió a la agencia EFE en la Casa de América en Madrid.

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La primera cifra que sonó las alarmas fue la de empleos creados en seis meses de gobierno: 105 mil, según uno de los videoclips publicitarios que constituyeron el alma del informe presidencial. Y fue la primera cifra en arrojar sospechas sobre el conjunto del informe porque no era nueva: el país ya pasó por el trance de debatirla y desmentirla cuando Daniel Noboa la proclamó triunfalmente en España. El gobierno lleva meses barajando números que desdicen las propias cifras oficiales sobre el empleo en el país. Lo hace sin medida ni clemencia, es decir, sin preocuparse siquiera por la verosimilitud de sus fantasías. Si el 18 de febrero el presidente dijo haber creado “25.000 empleos en menos de dos meses”, su Ministerio del Trabajo no tuvo reparos en duplicar esa cifra apenas cuatro días después: “se han creado 50 mil empleos juveniles desde la aprobación de la Ley de Eficiencia Económica y Generación de Empleo”. En mayo, esos 50 mil se convirtieron en 105 mil. La verdad es que, según el INEC, cuando Noboa asumió la Presidencia había en el Ecuador 80 mil personas con empleo más que hoy: 8,22 millones frente a 8,14 millones.

Pero hubo números aun más difíciles de tragar en el informe presidencial, empezando por el primero que apareció en pantalla en el primer videoclip, destinado a rendir cuentas sobre las acciones del gobierno en materia de seguridad: “Con 126 mil 251 operativos garantizamos la seguridad en todo el territorio nacional”. Operativos policiales, claro. ¿126 mil? El pasado 17 de mayo, el alto mando de la Policía ofreció una rueda de prensa para informar sobre el éxito de la llamada Operación Gran Libertad 6, que permitió la captura de 135 sospechosos en nueve provincias del país. Los oficiales a cargo se enorgullecían de haber cumplido 86 operativos policiales entre el 13 y el 16 de mayo, número que consideraban importante. A semana seguida, la supuesta segunda fase de la guerra contra el crimen organizado arrancó con un esfuerzo similar: 42 operativos. Ahora viene el presidente y pretende vendernos la disparatada cifra de 126.251 operativos en 180 días, es decir, 701 por día: una imposibilidad rampante, salvo que por operativo se entienda cualquier cosa, lo cual no sería menos engañoso en el contexto del informe presidencial.

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No menos falaz fue la cifra de reducción del riesgo país, una de las pocas que el presidente no delegó a los productores de sus videoclips sino que pronunció personalmente: “Reducimos (quiso decir: redujimos) en mil puntos el riesgo país”. Falaz, en primer lugar, porque es un poco exagerada: el riesgo país se situó en 1.263 puntos el jueves 23 de mayo, víspera del informe: 878 puntos menos (no mil) que su nivel máximo alcanzado el 13 de diciembre pasado, cuando marcó 2.141 puntos. Pero sobre todo es una cifra engañosa porque, tal como la despachó el presidente, sugiere una caída sostenida durante sus seis meses de gobierno, cosa que dista mucho de ser cierta. Noboa prefiere omitir ciertas oscilaciones caprichosas, como la producida durante su primer viaje a Washington como presidente electo. Resulta exacto decir que el riesgo país cayó cuando Noboa ganó las elecciones (de 1.839 a 1.748 puntos) y volvió a subir ni bien abrió la boca: el 7 de noviembre se reunió con representantes de la banca de inversión y de los organismos multilaterales y pronunció la palabra que cualquier político latinoamericano sabe que tiene que evitar en su presencia: default. Noboa prácticamente les ofreció uno. Ese día el riesgo país trepó a 1.823 puntos y siguió subiendo, imparable, a medida que se iba conociendo su equipo de gobierno (o su falta de él). Con 1.925 puntos asumió la Presidencia y siguió subiendo. Lo que ocurrió después, hasta el presente, es todo menos una baja sostenida. Desde la consulta popular del pasado 21 de abril, de hecho, no ha parado de subir: desde 1.138 hasta los actuales 1.263 puntos.

En general, el informe presidencial de este viernes 24 de mayo estuvo salpicado de datos engañosos o directamente falsos. Daniel Noboa, simplemente, despacha mentiras con envidiable soltura de huesos. Doce horas tardó el portal de verificación de noticias Lupa Media para identificar un buen número de ellas. Ese mismo viernes, antes de la medianoche, las daba a conocer en un hilo de tuits. Miente el presidente cuando dice que las muertes violentas se han reducido en un 27 por ciento durante su mandato: comparadas las cifras, la reducción es de apenas 17,44 por ciento. Miente el presidente cuando dice haber creado 120 mil nuevos cupos universitarios: desde octubre de 2023, cuando el gobierno de Guillermo Lasso anunció un aumento del 66 por ciento de los cupos para la educación superior, que pasaron de 87 mil a 147 mil, no hay registros de nuevos incrementos. Miente el presidente cuando dice haber invertido 977 mil dólares en el mantenimiento del puente Las Caras: la verdad es que esa suma la invirtió el gobierno anterior. Lo mismo se puede decir de las “186 ambulancias nuevas adquiridas”: las adquirió Guillermo Lasso.

Lupa Media viene tomando el pulso de las falsedades en el discurso presidencial desde hace meses. Y la verdad es que no se da abasto. Su última entrega recogió las mentiras e inexactitudes pronunciadas por Noboa en la ya famosa entrevista de la Casa de América en Madrid, donde dijo entre otras joyas que la vicepresidenta Verónica Abad (una libertaria de manual que se mueve entre Milei y sus amigos de Vox) empezó su carrera política siendo correísta; o que no necesita entregarle la Presidencia cuando pida licencia a la Asamblea para lanzarse a la reelección; o que los femicidios se han reducido en un 60 por ciento durante su mandato, cuando la reducción no supera el 22 por ciento. Entre las mentiras detectadas por Lupa Media hay auténticas maravillas: “Fui el asambleísta mejor calificado de los 137 asambleístas”, dijo por ejemplo en una entrevista para Deutsche Welle: la verdad es que ese supuesto ranking ni siquiera existe. “La banca privada, hoy en día, da 30 por ciento menos créditos a mujeres que a hombres”, dijo en una entrevista radial: la verdad es que el 50 por ciento de los créditos de la banca privada son para mujeres. “Ecuador tiene el tercer puerto más importante de América Latina”, mintió en CNN: en realidad Guayaquil se encuentra en séptimo puesto.

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Nada de esto debería sorprendernos. Al fin y al cabo, Noboa ganó las elecciones porque el Ecuador decidió creerle las mentiras que dijo en el debate de la primera vuelta simplemente porque las dijo con soltura, según se desprende de las encuestas que le adjudicaron el triunfo en ese debate. Que el problema de la energía en el Ecuador era de transmisión, no de generación, y todo ese discurso en el que hasta el precio del megavatio era falso nos produce hoy, después de todo lo vivido, vergüenza ajena. El hecho es que Noboa miente. Lo ha hecho con regularidad y constancia desde el primer día. Y hasta el momento nadie ha querido admitir que ese es un problema nacional.

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