Norero lavaba con suites de lujo sin levantar sospechas

El sector inmobiliario siempre estuvo en la mira del narcotraficante Leandro Norero. No en vano constituyó su propia constructora y se dedicó a acumular más de una docena de propiedades, muchas de las cuales estaban registradas a nombre de empresas o testaferros.

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Norero tenía un especial interés en los bienes de lujo: casas, quintas o departamentos ubicados en las zonas más exclusivas de Quito, Guayaquil, Manta, Samborondón, Salinas y Durán.

Para la Fiscalía, uno de sus “administradores” fue el prófugo Xavier Jordán, quien niega tal acusación y se identifica como un empresario musical. Otras propiedades aparecen a nombre de Xavier Alexander Novillo Arana, alias Novi, otro procesado en el caso Metástasis.

El 17 de octubre de 2022 adquirió un departamento en el piso 24, en la Torre 4 The Hills, por un valor de 252.945 dólares. Novillo, abogado de profesión, se presentó ante una fiduciaria que administra el proyecto inmobiliario, como un exitoso empresario dedicado a la compra y venta de carros en la ciudad de Santo Domingo.

Presentó facturas, RUC, movimientos bancarias para crear la fachada de empresario. Esta sirvió para no levantar alertas ni en el sistema bancario ni ante los vendedores inmobiliarios, quienes en los respectivos procesos de debida diligencia, en donde hacen un perfil del cliente, no reportaron ninguna actividad sospechosa. Sin embargo, para 2022, Novillo ya tenía antecedentes por asociación ilícita y delincuencia organizada.

En uno de los procesos que la Fiscalía le investigó incluso estuvo involucrado con Harrison Salcedo (+), abogado del exvicepresidente Jorge Glas y el líder de Los Choneros asesinado en 2020 José Luis Zambrano, alias Rasquiña o JL.

Otra investigación contra Novillo, en cambio, se desprende un proceso contra un grupo de ex servidores judiciales que fueron acusados por la Fiscalía de haberse asociado con abogados en libre ejercicio para cambiar el delito por el que era investigado a trece personas vinculadas con una avioneta de bandera mexicana, que aterrizó el 2 de diciembre de 2017 con más de media tonelada de cocaína y cerca de 200.000 dólares, en el interior del aeropuerto Los Perales, del cantón San Vicente, provincia de Manabí. El objetivo de los abogados y exfuncionarios judiciales era obtener beneficios y rebajas de la pena.

Aunque la información sobre los antecedentes de Novillo era completamente pública, las inmobiliarias no incluían estos detalles en el perfil de su cliente.

Al contrario, incluso recibían pagos en efectivo. Eso se vio en la compra de otro departamento de lujo ubicado en Quito, en las av. NN.UU. y Amazonas.

De acuerdo con el expediente del caso Metástasis, en 2022, Novillo se interesó en un departamento valorado en 250.000 dólares, de los cuales dio una entrada en efectivo de 20.000 dólares. Pero antes de que se firmaran las promesas de compra-venta, el abogado del narcotraficante decidió que ya no estaba interesado y pidió la devolución de los fondos. De esta forma, los 20.000 que dio y que provenían de las actividades del narcotráfico ingresaron al sistema financiero nacional, pues la inmobiliaria le devolvió su abono con un cheque certificado.

Hay más bienes de Leandro Norero que todavía son investigados en esta trama, pues están a nombre de otras empresas y personas, incluso extranjeras, que no se sabe si están vivas, prestaron sus nombres o fueron víctimas de suplantación de identidad.

• Lavado. El 25 de mayo de 2022, Norero fue hallado con lingotes de oro, armas y dinero. Fue llevado a la cárcel de Cotopaxi, donde fue asesinado en octubre.

• Los lujos que procuraba

Para Norero, adquirir un departamento de lujo no solo era una forma de lavar, sino una inversión, por eso incluso hacía reformas con empresas de diseño de interiores de lujo. Un ejemplo es la casa de Riberas del Batán, en Samborondón, o la casa de Los Ceibos, que fueron cambiadas en su mobiliario, iluminación, mesones, pisos, etc. En el caso de los departamentos, estos debían estar ubicados en los sectores más caros del país y contar con otros servicios internos, como cines, bibliotecas, gimnasio, pista de hielo, sala de juegos infantiles, sauna, spa, pet spa, piscina, salón de bolos, canchas de tenis y de pádel. El pago de los departamentos salían de empresas constituidas, que figuraban como dueñas, pero luego la administración se delegaba a fideicomisos, en donde figuraban abogados.

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