Nostalgia 2.0, lo retro tambien seduce a la tecnologia
Eso de que “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde” parece ser la lamentación de los amantes de la retrotecnología y la oportunidad de muchos fabricantes y hasta coleccionistas.
Un Nokia 1100 o un 5120, un Nintendo, un juego de Atari, un iPod Classic pueden sonar a trastos viejos que, un mal día, fueron sustituidos o simplemente cayeron en desuso tras volverse obsoletos. Pues bien, la sorpresa es que hay cientos de personas alrededor del mundo dispuestas a pagar por ellos miles de dólares.
Estos objetos se han convertido en verdaderos objetos de deseo para los coleccionistas. Un Nokia 1100, usado, se puede encontrar por más de $ 1.000 en eBay. Más de lo que cuesta en Amazon un iPhone 6 Plus completamente nuevo.
La tendencia de lo vintage o retro va en aumento. Al punto de que el case (protector) favorito para los smartphones es un casete y la cámara con más ‘likes’ en Instagram es una Polaroid análoga. Sony mostró sus tocadiscos de vinilo en el CES 2016. Y, por si fuera poco, Motorola ha anunciado que lanzará su clásico modelo: Razr (de tapita), en versión smartphone.
Los seguidores de este fenómeno, como Juan Carlos Salazar, lo atribuyen a las sensaciones que evocan los productos con este toque, a los recuerdos y a su durabilidad y resistencia. Los coleccionistas como Esteban Alvear, en cambio, lo justifican como una forma de apreciar la evolución tecnológica.
¿Pagaría $ 1.000 por un 1100 o $ 12.000 por la primera generación del iPhone? Quizá no, pero podría tener uno de estos aparatos en el fondo de algún cajón. Más vale que revise su precio en Internet.
Un gamer con más de 800 juegos / Esteban Alvear
Su colección es el sueño de todo aficionado por los videojuegos. No solo porque tiene más de 800 juegos retro, casi 20 consolas de mesa y otras tantas portátiles, sino que todo lo tiene tan ordenado que da gusto contemplarlo.
Esteban Alvear lleva más de la mitad de su vida coleccionando videojuegos ‘vintage’. Al principio, los conseguía como premio por sus buenas notas en la escuela. Luego los compraba ‘online’, en viajes fuera del país o cuando algún vendedor de la bahía le avisaba que tenía “un hueso a buen precio”. Hoy compra menos que antes porque ya no es tan fácil hacer compras por Internet.
Conserva sus “reliquias” porque le gusta ver cómo ha ido evolucionando el entretenimiento electrónico y cómo las historias han ido de simples y monótonas a complejas y adictivas. Además porque ya son parte de su vida, en ellas se refleja su esfuerzo por adquirirlas y conservarlas.
“Es mi forma de recordar con mucho aprecio lo innovador de la época”, explica Esteban, quien es guayaquileño y abogado de profesión.
Ha recibido más de seis propuestas de compra por su colección de casi 15 años. Por varios miles de dólares. Pero él no pretende venderla.
Sepa que tiene casetes que ha adquirió en $ 3, pero que en Internet hoy pagan hasta $ 800, solo por la caja.
Pero el tema no termina en consolas y videojuegos antiguos. También tiene las nuevas generaciones de PlayStation, Xbox y Nintendo, al igual que los videojuegos más populares.