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Gráfico, 4 oct. 2020
Pierina Correa tiene su escaño asegurado.Expreso

La nueva Asamblea: ruidosa, para variar

El correísmo continuará siendo una fuerza importante en una legislatura que estará plagada de barones y baronesas locales.

La conformación de la próxima Asamblea Nacional es un enigma. No sólo porque las listas de candidatos no están definidas todavía, sino porque el mapa de los partidos y movimientos ha cambiado completamente en los últimos cuatro años. El comportamiento del electorado en las tres elecciones anteriores, por tanto, apenas puede servir como una pálida pista de lo que ocurrirá en febrero próximo. ¿Certezas? Un puñado apenas, las obvias: correístas, CREO y socialcristianos seguirán contando con los bloques más numerosos; Pachakutik y la Unidad Popular (ex-MPD) crecerán a expensas del oficialismo, como alternativas naturales para el electorado de izquierda no correísta; finalmente, el cambio del método D’Hondt por el de Webster en la asignación de escaños provinciales beneficiará a los movimientos más insospechados. Algunas de las figuras que tienen su escaño asegurado son tan folclóricas que los periodistas que cubren la actividad parlamentaria ya han comenzado a frotarse las manos y a salivar copiosamente. Sí, habrá circo, sin lugar a dudas. Hay cosas que no cambian nunca.

El botón de muestra: Pierina Correa encabeza la lista nacional del expresidente prófugo y, por tanto, será asambleísta sí o sí. Tras su estrepitoso fracaso al frente de la Federación Deportiva del Guayas (cargo que le procuró su hermanito menor sin mérito aparente) intentará ahora algo más sencillo: legislar para la República. El predecible volumen de la votación correísta le asegura un lugar en el CAL, si es que no pelea directamente la Presidencia de la Asamblea con César Monge, primero en la lista nacional de CREO. Esa sesión de apertura, se huele desde ya, será tragicómica. En cuanto al papel que desempeñará Pierina, sus antecedentes permiten imaginar lo peor: hará lo que le dicte su hermano.

Paradojas de la política: Pierina Correa se prepara para aterrizar en la Asamblea sin haber hecho ningún mérito, sólo porque lo mandó su hermano, mientras Leonidas Iza, que trabajó como nadie, acaba de perder (por vanidad o torpeza) el escaño que le correspondía. Al líder ideológico del levantamiento de octubre del año pasado, el cargo de asambleísta provincial por Cotopaxi (que habría ganado sin problema) le sonaba a poco. Él acariciaba la Presidencia de la República o, cuando menos, el primer lugar en la lista de candidatos nacionales. Se quedó sin nada: mientras se decidía, Pachakutik se le adelantó y nombró a Piter Cando, un desconocido fuera de Cotopaxi, como candidato provincial. Y la Conaie propuso a Jaime Vargas para encabezar la lista nacional. Si este nombre se aprueba, como parece, tendrá la vía despejada.

Vargas: el hombre que sinceramente creía que la paralización de los pozos petroleros en octubre pasado no representaba ninguna pérdida para la economía porque, lo dijo precisamente en la Asamblea, “ahí está el petróleo, guardadito”; el dirigente que pretendió aplicar el concepto de territorio indígena a cualquier lugar donde se hallaran presentes los indígenas (incluido el cruce de las avenidas Patria y 12 de Octubre en el mero centro de la capital de la República); el que mandó secuestrar y boicotear infraestructura pública... Ese hombre será legislador. Él o Geovanni Atarihuana, de la Unidad Popular, que lo apoyó en todo. Cualquiera de ellos, a la hora de definir posiciones frente al liberalismo no populista, se comportará como inconsecuente aliado del correísmo.

La etiqueta de “liberalismo no populista” excluye, casi siempre, al Partido Social Cristiano. Como se sabe, su apoyo a la candidatura de Guillermo Lasso no los compromete en la Asamblea, de modo que no hay razón para que este partido cambie su conducta parlamentaria de los últimos años, a saber: apoyar más que ocasionalmente al correísmo. El PSC contará con su fuerte tropa guayasense: César Rohon, Luis Almeida, Roberto Gilbert, Henry Kronfle que encabeza la lista de candidatos nacionales… Junto a ellos figuran algunos de los más conocidos barones provinciales del partido: el orense Carlos Falquez y, en Tungurahua, el joven heredero ultraconservador Esteban Torres. Lo más seguro es que todos ellos lleguen a la Asamblea. En suma: un equipo disciplinado y con experiencia.

Hablando de barones locales, la nueva Asamblea estará plagada de ‘déjà vu’. El regreso del exlegislador y exalcalde de Loja Bolívar Castillo a la arena parlamentaria (se postula por su propio movimiento provincial, Acción Regional por la Equidad) es probablemente el más notable. Bolívar Castillo, el padre de la punitiva Superintendencia de Comunicación del correísmo (fue él quien la introdujo en la Ley de Comunicación por la ventana), el perseguidor incansable de periodistas, el que hizo sancionar a diario La Hora por no haber cubierto su insustancial rendición de cuentas… Ese Bolívar Castillo. ¿Votará Loja por él? Nadie le hace más barra que Rafael Correa.

Y junto a Falquez y Castillo, los barones Jorge Escala, de la Unidad Popular; Galo Lara, de Libertad es Pueblo; y las baronesas Mery Zamora (UP), Soledad Diab (PSC), Ximena Bohórquez (PSP) y Sofía Espín (correísta), destituida por el Pleno en la legislatura pasada… Son tantas las viejas figuras que resulta difícil tomarse en serio las intenciones de renovación que no paran de proclamar todos los partidos.

Quizás la excepción es CREO, partido que aspira a manejar el mayor bloque de asambleístas por arrastre de su candidato presidencial y, con seguridad, es el mejor adaptado a las nuevas reglas de juego de las elecciones, que descartan la votación entre listas. Sus candidatos son de lo menos ruidoso que se puede encontrar en el panorama político nacional. Aun aquellos que aspiran a la reelección (Luis Pachala, Silvia y Tanlly Vera, Rina Campain, Homero Castanier…) son figuras alejadas del perfil caudillista que prevalece en las papeletas. Los acompaña, en Pichincha, Diego Ordóñez, que ha estado alejado de la acción política por más de una década. César Monge, en la cabeza de la lista nacional, es quizá lo más parecido a un político tradicional que tienen. Juan Pablo Hidalgo, presidente de las juventudes, que llegará a la Asamblea por el Distrito 1 de Guayas, es más representativo de unas listas que se caracterizan por la ausencia de figuras políticas estridentes. Si Guillermo Lasso no lo echa todo a perder tratando de manejarlos, como acostumbra, vía WhatsApp, hasta podrían mantenerse unidos.

Sólo falta Abdalá Bucaram para que todo sea perfecto. Su partido, Fuerza Ecuador (FE), lo designó como primer candidato nacional. Él incumplió el requisito de la aceptación personalísima, con lo que no podría ser inscrito, pero para violar la ley, precisamente, está el CNE.

Lo demás es una incógnita. ¿Tendrá la Izquierda Democrática la capacidad de conservar su escaño nacional y reelegir a Wilma Andrade? ¿Regresará el Prian con la factótum de Álvaro Noboa, Sylka Sánchez? ¿Y el oficialismo? ¿Cabe esperar todavía algo de ese fantasma llamado movimiento Alianza PAIS? César Litardo, presidente actual de la Asamblea, se ha postulado para la reelección, aunque sus posibilidades son escasas. Pero nada de esto importa demasiado: no habrá cambios cualitativos en la Asamblea. El correísmo seguirá siendo una fuerza importante, no sólo por el volumen de su propio bloque sino por los aliados naturales que encontrará en el camino, y el expresidente prófugo, proscrito y privado de derechos políticos, seguirá influyendo desde el ático.