El nuevo puente avanza pese a que llega el tiempo de lluvias
La construcción del nuevo puente que unirá Guayaquil con Samborondón avanzó un escalón más ayer en la mañana, cuando 25 obreros hincaban dentro del río los primeros cinco pilotes que sostendrán la estructura.
El invierno está a las puertas, pero la obra no puede detenerse. La construcción del nuevo puente que unirá Guayaquil con Samborondón avanzó un escalón más ayer en la mañana, cuando 25 obreros hincaban dentro del río los primeros cinco pilotes que sostendrán la estructura.
El ingeniero César Ramírez, superintendente de la obra, adelanta a EXPRESO que será necesario, por las usuales lluvias de estos meses, soldar viseras en las pilas para que el agua no entorpezca la soldadura de las piezas construidas de acero estructural.
Cada pilote mide 48 metros, pero tiene que soldarse tramo a tramo sobre la superficie. Una vez armado, una máquina se encarga de hundir en el río 40 metros de este.
A cada grupo de cinco pilotes se lo conoce como pila. En el puente, a lo largo de los 780 metros que tendrá cuando esté terminado, se colocarán 12 pilas, cada una con una distancia de 60 metros entre sí, suficientes para soportar el tránsito.
Una vez terminada esa instalación, que se prevé culminar después de ocho meses, se reforzará la superficie de los pilotes con una capa de cinco metros de hormigón.
En cuanto a las características, cada pilote tiene 1.500 mm de diámetro, 38 mm de espesor y 48 metros de largo.
Serán en total 70 cimientos, de los cuales 62 estarán sobre el río. Hay dos adicionales para prueba. El peso total de los pilares es de 3.500 toneladas.
Cada punta del pilote tiene un refuerzo de tres metros, cuyo espesor de chapa es de 76 mm, con la finalidad de que soporte el golpe y el tipo de suelo al que se expone.
La siguiente fase, más al centro del río, contará con una estructura especial, que flotará con materiales.