Nació en 1960. Es psicoterapeuta, docente y escritor. Ha ganado dos veces el Premio Nacional Joaquín Gallegos Lara por su libro de cuentos ‘El Examinador’ y por su novela ‘El grito del hada’. Ha publicado otras obras, entre ellas ‘El Dios que ríe’ y ‘Cabe

Una obra que bordea el limite de la cordura

Un artista recorre el parque de su barrio y se amiga con dos pequeñas del sector. De esta amistad surge una serie de fotografías que, aunque inocentes, provocan la ira de los adultos de la zona.

Un artista recorre el parque de su barrio y se amiga con dos pequeñas del sector. De esta amistad surge una serie de fotografías que, aunque inocentes, provocan la ira de los adultos de la zona.

El exilio del fotógrafo de su apartamento y su consecutivo viaje de Sierra a Costa es el primer relato de ‘Las niñas’, obra más reciente del escritor guayaquileño Adolfo Macías Huerta, que reside en Quito.

La obra es un libro inusual, pues aunque las historias que contiene pueden leerse de manera independiente, los personajes entre uno y otro cuento reaparecen a lo largo del texto.

Fue intencional usar esta técnica de dar mayor visibilidad a un personaje que en otro relato es secundario.

“La idea en cuanto a la estructura de ‘Las niñas’ fue no entrelazar los hilos narrativos, sino exponerlos por separado, dejando que el lector encuentre poco a poco el fondo común del que emergen las historias, relacionadas a la infancia perdida y la locura y el misterioso borde entre la normalidad y la demencia. El lector teje la trama”.

Este último tema es frecuente en la literatura de Macías Huerta, quien a más de escritor es psicoterapeuta. Para él, la línea que divide la locura de la realidad es una que cualquiera, en cualquier momento, puede cruzar.

“Creo que esta delgada línea está dentro de todos nosotros. Creemos estar sólidamente afincados en nuestra normalidad, hasta que caemos en desgracia o nos abandonamos a una pasión destructiva, momento en el cual podemos traspasar la línea e intuir los abismos que se encuentran del otro lado. Todos llevamos un loco adentro”, comentó.

Otro elemento en común que afinca la relación entre las historias que aparecen en ‘Las niñas’ es que las vidas de sus protagonistas están marcadas por el infortunio y la desgracia.

Cada uno de ellos comete una infracción por la que debe pagar viviendo al margen de la ‘normalidad’ social. Esta característica, según el escritor, proviene de la literatura griega clásica, pero pese a ello provocan la simpatía del lector.

Esa crítica velada hacia sus transgresiones es, a la vez, una crítica hacia la sociedad y sus prejuicios. Así lo señaló Macías.

“Esta empatía con caracteres ‘cuestionables’ es una crítica a la tendencia ordinaria que tenemos a juzgar a las personas que viven un desorden emocional, a hacer leña del árbol caído desde una pretendida superioridad moral. Trato en esta narración de ayudar al lector a traspasar, junto a los personajes, este delgada línea entre normalidad y locura, para que puedan entender que todos los seres humanos poseemos la misma dignidad. Nadie puede arrojar la primera piedra”.

Este añade que la necesidad de que el lector empatice con los personajes es parte de la labor del novelista, que debe provenir desde la más profunda humanidad y basarse en la amoralidad a la hora de tejer un relato.

Los personajes femeninos de la obra son uno de sus principales aciertos. Y es que en ‘Las niñas’, como su nombre lo dice, estas son un símbolo del amor y la inocencia, arrojadas a las llamas de un infierno secreto por el enfrentamiento con el siniestro mundo de los adultos.

La respuesta a la obra ha sido excelente, pero Macías no se ha dormido sobre los laureles. El escritor ya trabaja en su próximo proyecto, una novela titulada ‘El mitómano’.