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Odín fue rescatado en deplorables condiciones en el sector de Mucho Lote, en Guayaquil. Su cuerpo carecía de pelaje. Su piel estaba en llaga viva.Cortesía

Odín, el guerrero canino que venció el maltrato y las enfermedades

El cachorro fue rescatado con su cuerpo en llaga viva. Su recuperación se logró gracias a la solidaridad ciudadana y a los internautas.

Fue el regalo de Navidad de alguien. Ese alguien lo recibió y luego, como si fuera un objeto, lo desechó y echó a la calle cuando el cachorro contrajo lo que se cree fue moquillo.

Así lo demuestra la foto que le fue enviada por un anónimo a la animalista Joyce Coffre cuando inició la campaña para salvarle la vida a un perrito que fue hallado, un domingo de agosto del 2019 a las nueve de la noche, en estado calamitoso e impactante sobre la calzada en el sector de Mucho Lote.

En la gráfica, recuerda la rescatista, estaba un gracioso perrito mestizo, color café, de aproximadamente dos meses, junto a un árbol de Navidad. Aquella bonita imagen distaba mucho de lo que la mujer halló sobre el pavimento. Un cuerpo débil, con los huesos expuestos por la desnutrición y carente de pelaje. Lo había perdido todo. En su lugar estaba una gruesa costra rosada que lo cubría desde la cabeza hasta las patas ocasionándole un intenso dolor. Se quejaba. Moverse siquiera, le resultaba un suplicio a aquel perro que muchos dieron por muerto e incluso habían tapado con una sábana.

Tras recibir la llamada telefónica de una amiga pidiéndole ayuda para el animalito, Joyce acudió al rescate junto a Wendy Rivera, la veterinaria de sus mascotas. "Lo buscamos y hallamos tapado con una sábana como si estuviera muerto. Nos bajamos del carro y juntas lo recogimos. El cachorro estaba muy adolorido, lloraba. Lo llevamos a mi casa porque la Doctora no tenía espacio en la veterinaria para ingresarlo", contó Coffre quien desde que era una niña se ha dedicado al rescate y adopción de perros y gatos. De hecho, sus primeras mascotas fueron dos gatitos.

Los baños medicados que recibía cada tres días eran como un ritual. Le causaban tanto dolor al punto del desmayo.

Joyce Coffre, rescatista
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La veterinaria Wendy Rivera fue un pilar fundamental en la transformación de Odín, al igual que la rescatista Joyce Coffre.Cortesía

Lo realmente impactante para la rescatista fue el dolor perturbador que padecía el pequeño can. Tenía huecos en todo su cuerpo, no eran llagas, era como si tuviera la piel en carne viva. No sabía cómo limpiarlo o por dónde empezar a curarlo porque ni siquiera soportaba una caricia. Incluso el roce del agua lo hacía gritar. Esa noche comió como si fuera su primera comida después de tanto tiempo y durmió junto a la mujer que se convirtió en su ángel y quien lo llamó Odín, como el dios de la mitología griega que representa la guerra, la sabiduría y la muerte.

Al día siguiente fue trasladado a la veterinaria para la revisión médica e iniciar el tratamiento. A partir de ahí comienza su proceso de cambio. El caso se hizo viral. Las fotos impactantes despertaron el interés y la solidaridad del público.

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Los exámenes médicos arrojaron que padecía moquillo, lo que sumado a su deplorable estado implicaba que su rescatista debía tomar una pronta decisión. Odín tenía ser eutanasiado. "Yo me negué a hacerlo, no lo iba a dormir, el perro comía, sabía que podíamos salvarlo. Traímos una medicina desde Colombia para tratar el moquillo, enfermedad que le fue erradicada", comentó Joyce con evidente emoción.

El can evolucionó muy bien, se aferró a la vida. Estuvo en cuarentena en la veterinaria. La comunidad y los internautas en redes sociales se unieron. Odín recibió alimento, dinero, medicinas y accesorios. Gracias a los cuidados y a la ciudadanía que hizo sus donaciones, el perro se recuperó y transformó. Se le suministró el mejor alimento balanceado y estaba en una habitación con aire acondicionado para evitar infecciones.

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En poco tiempo el can, que estaba afectado por el moquillo, pudo recuperarse gracias a la medicación, alimentación y a los cuidados que recibió.Cortesía

Por fin, todos esas costras que le causaban tanto dolor fueron desapareciendo, dándole paso, aunque muy lentamente, a su nuevo pelaje. Se cree que el perro tenía sarna y luego le lanzaron agua o aceite caliente lo que le erosionó su cuerpo hasta dejarlo en llaga viva.

"No fue fácil, los baños medicados que recibía cada tres días eran como un ritual. Le causaban tanto dolor al punto del desmayo. No podíamos hacerlo de otra manera, había que retirar todas esas carachas que dejaban sangrando su piel y que fue muy duro recuperarla", explicó Coffre.

Aunque Odín estaba bien atendido, había algo que faltaba para completar la alegría de sus rescatistas y era ganarse su confianza. Tardó mucho en confiar en ellos. Le costaba mirarlos. Era esquivo. En su mirada había una mezcla de desconfianza y resentimiento.

"Siempre valoro que fue un perro valiente. Costó que entendiera que lo estábamos ayudando, hasta que finalmente se dio cuenta de nuestras buenas intenciones", reflexionó la mujer, quien habla del perro con mucho amor.

Una noche, a mediados de noviembre del 2019, en absoluto silencio, Joyce y la veterinaria que la ayudó en el rescate tomaron un bus con destino a Quito. Allá las esperaba una persona que se enamoró del cachorro y quien se comprometió en adoptarlo una vez se haya recuperado.

Actualmente Odín vive en una fundación rodeado de caballos y de extensos campos donde corre en libertad. No le hace falta nada, ni siquiera el pelaje. Ya no es aquel 'juguete' que regalaron en Navidad y que posó junto al árbol lleno de luces, ahora es un ser respetado y amado por su dueña como siempre debió ser.

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Actualmente el perro vive en una fundación en Quito, rodeado de caballos y de la naturaleza. Su cambio es radical.Cortesía