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El oficialismo participó en el boicot de su propia iniciativa | Por Roberto Aguilar
Análisis I Propuesta de permitir ingreso de fuerzas extranjeras para la lucha contra el narcotráfico se hunde en la Asamblea
El gobierno quiere (o eso dice) facilitar el ingreso al territorio ecuatoriano de fuerzas especiales internacionales para luchar contra el narcotráfico. El correísmo, cuyo bloque legislativo a punto estuvo de apoyar la iniciativa, se opone por orden de Bélgica.
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El tema pasó fugazmente por la Asamblea, donde el oficialismo pretendía tratarlo vía resolución, lo cual no serviría para nada en absoluto porque las resoluciones de la Asamblea no tienen carácter vinculante y no pasan de ser un saludo a la bandera. Pero ya es comidilla de campaña electoral: esos son los que apoyan a los narcos, dice el gobierno; esos son los que irrespetan la soberanía, replica el correísmo. En el fondo, estamos ante un globo de ensayo que, a juzgar por los entretelones, se cayó el día de su lanzamiento.
Una resolución con piola
En el primer acto, el bloque oficialista propone un cambio del orden del día para aprobar una resolución con piola. Valentina Centeno, coordinadora de la bancada, había anunciado la idea minutos antes: se trataba de “respaldar alianzas militares y la posibilidad de tener a fuerzas especiales de países aliados en el Ecuador” para la lucha contra el narcotráfico.
Ferdinan Álvarez, el excorreísta que se convirtió al noboísmo cuando el exvicepresidente convicto Jorge Glas trató de seducir a su novia, es el encargado de presentar la propuesta. ¿Por qué él? En la Asamblea se da por hecho que así lo dispuso Daniel Noboa, como si maliciosamente quisiera incordiar al correísmo. Lo logró: la presidenta Viviana Veloz, incapaz de disimular su antipatía, no deja pasar la oportunidad de querellar con Álvarez por fruslerías. Éste disponía de tres minutos para hablar y habla (¡horror!) tres minutos con 12 segundos. Por esos 12 segundos se la pasa Veloz haciendo aspavientos durante tres minutos más.
El hecho es que el cambio del orden del día se aprueba por unanimidad pero el texto de la resolución se lo guardan los oficialistas sin mostrárselo a nadie. Todos parecen de acuerdo en apoyar las alianzas militares pero preocupa la letra chica que pueda esconderse en el documento.
La reunión para ver la letra chica
Acto segundo: Viviana Veloz ha conseguido que alguien le filtre el texto de la resolución oficialista y convoca a una reunión urgente con representantes de todas las bancadas menos una: la oficialista. El correísta Franklin Samaniego, el socialcristiano Otto Vera, Luzmila Abad de Pachakutik, Jorge Peñafiel de Construye, Lucía Posso de Avanza, entre otros, se juntan en el salón de los expresidentes mientras en el Pleno la sesión continúa con el debate de una ley para impulsar la economía de las mujeres emprendedoras.
Como era de esperarse, a nadie le gusta el subtexto de la resolución: de aprobarla sin cambios, la Asamblea terminaría apoyando todas las acciones del gobierno en materia de seguridad y otorgando un cheque en blanco al presidente para establecer los acuerdos internacionales que se le ocurran.
Peñafiel propone incluir una serie de artículos que garanticen la participación de la Asamblea en el tema: seguimiento puntual de los avances de las negociaciones internacionales y comparecencias quincenales de los ministros a cargo. Todos están de acuerdo. La socialcristiana Sofía Sánchez queda delegada para presentar la moción. Al término de esa reunión, la correísta Paola Cabezas anuncia ante los medios la disposición de su bloque para revisar la propuesta del gobierno. El video respectivo llega a Bélgica a través de las redes sociales y ese es el momento en el que todo se va al diablo.
Tercer acto: el expresidente prófugo ha desautorizado a los suyos vía Twitter. Crisis de pánico en sus filas. Viviana Veloz dispone un inusual receso de tres horas para el almuerzo (una hora y media suele bastar en circunstancias normales) y no vuelve a dar la cara. Por la tarde, el socialcristiano Otto Vera dirige la sesión. Cuando se acerca el momento de tratar la resolución de marras, más de la mitad de los legisladores sale discretamente a los pasillos, Vera pide constatar el cuórum con la instrucción precisa (e insólita) de hacerlo en 15 segundos: 67 presentes. Se suspende la sesión.
¿El oficialismo también se escondió?
Ahora los de gobierno culpan a los correístas de ausentarse a propósito para evitar el tema. Lo cual es cierto, con la salvedad de que no fueron los únicos. También se ausentaron algunos del oficialismo: los más granados. Nataly Morillo, por ejemplo, que acusa a los correístas de haberse escondido “para evitar debatir nuestra solicitud sobre cooperación internacional en materia de seguridad”, se escondió también, al menos no estuvo cuando se constató el cuórum. Ni ella ni Valentina Centeno, Nataly Farinango, Eckenner Recalde, Lucía Jaramillo, Fernando Jaramillo, Nicole Saca, Hernán Polanco... La lista sigue. Entonces, ¿quién boicotea a quién? Parece claro que algo inconfesable ocurrió entre el segundo acto y el tercero. Cuando el expresidente prófugo echó abajo el acuerdo entre bancadas, ¿negociaron oficialistas y correístas por su propia cuenta? ¿A qué acuerdo llegaron?
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