Cuidado con el ojo seco de la casa 

Cumple a rajatabla las recomendaciones para evitar el contagio de la COVID-19. No obstante del extremo cuidado que Dallyana y su familia adoptan por el coronavirus, el confinamiento les ha traído un nuevo malestar al quedarse en casa.

Las nuevas modalidades de trabajo y de educación que 

conllevaron a una mayor utilización de equipos y dispositivos electrónicos, como el televisor, la computadora y el celular, están ocasionando el aumento de enfermedades visuales como el llamado ‘ojo seco’. Se trata de una deficiencia de lágrimas, que puede presentarse con ardor, quemazón, sensación de cuerpo extraño, picazón y ojo rojo, según los expertos.

Antes de la pandemia, Dallyana, una colegiala de 15 años, tenía restringido el uso del celular y utilizaba la computadora para terminar sus tareas estudiantiles en casa. Sin embargo, las medidas que se adoptaron por la presencia del coronavirus, la llevaron a utilizar -obligadamente- el celular o la computadora para conectarse al aula virtual y recibir las clases. Pero no tardaron las consecuencias. “Me comenzó a doler muy seguido la cabeza y me ardían mucho los ojos”, señala la adolescente, al hacer un recuento de su itinerario estudiantil que inicia desde las 07:20 y termina sin un horario fijo.

No era la única con esos males en casa. Sus hermanos mayores, universitarios, también tenían el mismo problema de resequedad en los ojos por el estudio y trabajo, en el hogar, al igual que sus progenitores.

El oftalmólogo Marlon Dueñas, del Centro del Ojo, señala que en los últimos meses se ha duplicado el número de pacientes con ‘ojo seco’, relacionado con el uso más intenso de aparatos tecnológicos como computadoras, teléfonos celulares, tabletas.

“Los niños están obligados a pasar más tiempo frente a una pantalla y mientras uno está viendo o leyendo la pantalla usualmente disminuye la frecuencia conque parpadea, y eso hace que se evaporen las lágrimas y se produzcan manifestaciones de ojo seco”.

La optometrista Olga Suárez también ha detectado un aumento de problemas de visión tras el confinamiento por la COVID-19, lo que ha generado en paralelo un incremento en el uso de lentes. “Ha aumentado de un 50 a 90 por ciento, porque como ahora se trabaja desde la casa y están permanentemente con los dispositivos, no solo los estudiantes, sino padres y maestros”.

Los expertos mencionan que el grupo más afectado actualmente son los menores de edad, a partir de los 6 años. “No es muy común, pero hoy en día estamos viendo bastantes adolescentes y niños con esas manifestaciones”, corrobora la optometrista al resaltar que el gran error que cometen los chicos es usar los dispositivos con la luz apagada. “Es preferible usarlo donde hay mucha luz, donde no solamente sus ojos estén fijos en la luz del dispositivo, que es lo que hace daño”. La luz azul que emiten pueden dañar ciertas células sensibles a la retina, lo que empeora cuando se está a oscuras. Eso podría provocar una pérdida parcial o total de la visión.

Los vicios de refracción que más se presentan son:la miopía, astigmatismo, hipermetropía y el “síndrome de moda”, el ojo seco;además de detectarse un adelanto de la presbicia.

Antes de la pandemia, Suárez atendía a unos cien clientes en una óptica que tenía en Guayaquil. Con la aparición del coronavirus cerró el local, pero siguió atendiendo a media llave, desde su domicilio. Por seguridad, los pacientes piden atención en casa, donde se extiende la observación a toda la familia.

La profesional señala que luego del 16 de marzo que se inició el estado de excepción las atenciones se incrementaron a 250 y 300 mensualmente; repuntando en mayo a 350 los clientes que requerían de cambio de lentes o nuevos.

Otro de los grupos que más ha requerido el uso de lentes son los maestros, a muchos de los cuales se ha detectado un adelanto de la presbicia o también conocida como vista cansada, que aparece usualmente luego de los 40 años, señala Suárez.

Lo más impresionante es el requerimiento de lentes en edades más tempranas, de entre 3 y 4 años, niños a quienes los padres les entregan dispositivos como celulares para su entretenimiento.

Es necesario seguir educándonos, entreteniéndonos, es indispensable para el bienestar psicológico de las personas, dice Dueñas, pero hay que cuidarse y alternar la visión de lejos y de cerca. Tomar periodos de descanso, dejar la pantalla por unos segundos y alternar con visión lejana, es un tipo de ejercicio que permite que el ojo repose y que la lubricación ocular se normalice.

“Es importante que los niños sigan esta regla: cada 20 minutos deben descansar 20 segundos viendo algo que está a 20 metros, lo que significa dejar la pantalla, la tableta, el teléfono y vayan a una ventana y ver a lo lejos para que el músculo del ojo parpadee. La frecuencia del ojo se normalice y permita que se lubrique la superficie ocular para tener una visión nítida”, recomienda el experto.

DETALLE

Luz azul

Un estudio realizado por la Universidad de Toledo revela que la luz azul de los teléfonos inteligentes y computadoras portátiles puede acelerar la ceguera.