La ola de la reelección genera incertidumbre en Ecuador

La codicia reeleccionista que vive el Ecuador puede terminar ocasionando un período de transición lleno de incertidumbres, caos y sorpresas. Se trata de una madeja de posibilidades como para matar de nervios al más sereno de los observadores políticos.

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Esta fase de cambios se debe, básicamente, a la gran cantidad de funcionarios electos en las urnas que tienen aspiraciones de ser reelectos, ya sea para el mismo cargo que tienen ahora o para otro. 

Las posibilidades ante la reelección de Noboa

Para entender este fenómeno hay que comenzar con el presidente Daniel Noboa. Como él espera ser electo nuevamente para el mismo cargo que ostenta, la Constitución le obliga a pedir licencia y encargue su función a la vicepresidenta, Verónica Abad. Y aquí arranca todo el desbarajuste puesto que no quiere por nada del mundo hacer eso. Por eso, hay que prever que haga todo lo posible para evitar que Abad asuma la Presidencia de la República en el tiempo que él espera ser candidato en la primera vuelta y, si queda como finalista, durante la campaña para la segunda. 

Si Noboa logra destituir a Abad, tendrá que enviar una terna a la Asamblea para que elija a un nuevo vicepresidente. La otra posibilidad que se está barajando es risible y evidentemente anticonstitucional: que Noboa pida una suerte de licencia por horarios. Es decir que, cuando tenga una concentración en algún barrio de Quito o una parroquia en Manabí, pida licencia por el tiempo que eso le tomará. 

En ese escenario no habría encargo presidencial. Si Noboa no llega a encontrar la fórmula para deshacerse de Abad, entonces la vicepresidenta se haría cargo del poder. 

El futuro para Kronfle ante su candidatura

Una de las pocas cosas seguras en este tema es que, por cómo se han desarrollado los hechos, no va a haber un ascenso desde la Asamblea hasta Carondelet. Es decir, Henry Kronfle no pasará de presidente de la Asamblea a presidente de la República.

Pero antes de explorar qué podría pasar con Kronfle como candidato presidencial o candidato a la reelección en la Asamblea, hay que puntualizar las normas que hay para este tema. Como Noboa piensa optar por el mismo cargo, no tiene que renunciar y le basta con pedir licencia. Eso tiene que hacer desde un día antes de la campaña electoral, es decir desde el 5 de enero hasta el fin de la primera vuelta, o sea hasta el 10 de febrero. En total 35 días. 

Luego, si queda como finalista para la segunda vuelta, Noboa debe regresar al cargo y tendrá que pedir licencia para la segunda vuelta: desde el 24 de marzo hasta el 10 de abril. El domingo 11 de abril son las elecciones y Noboa regresará al poder el lunes 12, haya ganado o perdido.

El que sí tiene que renunciar en caso de que se lance como candidato presidencial es Henry Kronfle. El presidente de la Asamblea debe renunciar, no un día antes de la campaña como Noboa, sino un día antes de la inscripción de su candidatura. 

Las inscripciones se realizarán entre el 13 de septiembre y el 2 de octubre. Suponiendo que se inscriba el último día de inscripciones, que es lo que normalmente ocurre, Kronfle tendría que renunciar el 1 de octubre dejando el cargo a su primera vicepresidenta Viviana Veloz.  

¿El correísmo controlará el Legislativo?

En el caso de que todas estas circunstancias se produzcan, ese sería el día en el que correísmo recupere el control de la Asamblea.

Algo histórico para el correísmo que no ha estado en la presidencia de la Asamblea desde que Rafael Correa dejó el poder. El período en el que el correísmo manejaría el poder Legislativo sería de ocho meses. 

Si bien Viviana Veloz se va a lanzar como candidata para reelegirse por su provincia Santo Domingo de los Tsáchilas, ella está en el mismo caso del presidente Noboa, es decir no tiene que renunciar sino pedir licencia un día antes de la campaña. Es decir, ella será presidenta de la Asamblea durante los meses de octubre, noviembre, diciembre, el 5 de enero se va a campaña y regresa el 10 de febrero hasta mayo cuando sea la posesión de la nueva Asamblea. 

En total, son ocho meses, en los que el correísmo se hará cargo de la Asamblea con la interrupción de la campaña del 5 de enero al 10 de febrero. Desde que Rafael Correa dejó el cargo, eso no ha sucedido ni una sola vez.

Eventuales intereses correístas si controlan la Asamblea

Con ese cambio de timonel en la Asamblea, las prioridades legislativas y de fiscalización pueden dar un giro total. Entre las aspiraciones del correísmo, lo más probable será que tratarán de tramitar las amnistías para el exvicepresidente Jorge Glas o para el prófugo Rafael Correa. 

Si bien eso es inconstitucional porque no hay amnistías para delitos comunes, no hay que olvidar que en marzo de 2022 se amnistió a 268 personas bajo la etiqueta de “luchadores sociales” entre los que hubo acusados de corrupción. Hasta un acusado de violación salió libre en ese proceso.

Esta ansiedad por reelegirse va a producir una etapa de incertidumbre en el país. Todo será posible durante ocho meses.

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