La opera francesa
La ópera en idioma francés apareció en 1669 con la fundación de la Académie Royale de Musique en París. Comienzo tardío al compararla con la ópera italiana, que a esta fecha ya era un género muy popular. Mucho tuvo que ver la naturaleza de la lengua y del “espíritu” francés.
• Los compositores franceses creían que su idioma no era adecuado para el recitativo, base de la ópera barroca italiana.
• La lengua francesa no se adapta al estilo melismático del canto operático italiano.
• La ópera italiana no se adaptada al espíritu galo, con sus prejuicios racionalistas y su impaciencia ante los absurdos intrínsecos a la ópera italiana.
• Los franceses, en el teatro, preferían el drama “puro”, no “corrompido” por la música.
Consideraban a la música teatral como acompañamiento para la danza y para el espectáculo. Como el teatro dramático y el ballet francés eran los mejores de Europa, no sentían un atractivo especial para combinarlos y disminuirlos en algo más amplio como la ópera. Pero una escuela de ópera se desarrolló en Francia gracias a un solo individuo, Giovanni Bautista Lully (1632-1687). Italiano de nacimiento (Florencia), Lully fue a París en 1646, cuando aún no había cumplido 14 años; se hizo llamar Jean-Baptiste Lully. Llegó a ser habilidoso violinista, guitarrista, clavecinista y bailarín. Sus dotes para esta última actividad artística lo llevaron a relacionarse con el joven rey Luis XIV. Su fama se propagó rápidamente y en 1662 lo encontramos como maestro de música de la familia real. Diez años más tarde había consolidado su posición obteniendo derechos exclusivos sobre todas las representaciones dramáticas con canto. Su absolutismo musical era parejo al absolutismo político de su rey. Las óperas de Lully incorporaron elementos de géneros musicales y dramáticos ya populares en Francia:
• Literatura clásica dramática francesa, digna y refinada.
• Grandes escenarios dramáticos, tramoya y maquinaria escénica espectacular.
• Ballet, casi compitiendo en extensión con el canto.