Oswaldo Morocho y su arte de dar vida al tradicional charango
Según el cuencano, los modelos que realiza varían de acuerdo a la necesidad de sus clientes
El charango, este tradicional instrumento andino de sonido melodioso y un tanto romántico, tiene una larga data que se inició en el virreinato de Perú, en el siglo XVI. Ahora, cinco siglos después, este instrumento se reinventa en las manos de hábiles luthiers que utilizan nuevos materiales en su tallado.
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Leer másOswaldo Morocho conocido como ‘Maestro Chocho’ es uno de los constructores de instrumentos andinos en la ciudad de Cuenca. Con 57 años de edad lleva en este oficio más de la mitad de su vida. El catálogo de su trabajo incluye bombos, quena, quenachos, zampoñas, rondadores, payas, roncocos y charangos.
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Este último le ha llevado por una serie de innovaciones tanto en el uso de materiales como en los acabados. El primero que construyó fue hace nueve años y recién ahora considera que aprendió la técnica para moldear la madera y hacerlo sonar.
Pese a que continúa realizando, bajo pedido, charangos con el caparazón del armadillo, desde 2008 está prohibido por la Constitución del Ecuador el uso de este elemento. “Las veces que he utilizado el caparazón ha sido porque el mismo cliente lo trae. Ya son muy pocos”, dijo.
Dice que prefiere ser honesto con sus compradores y les explica que puede construirlo siempre que no sea para llevarlo fuera del país, “porque en el aeropuerto se lo retirarán”.
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Leer másAnte esta realidad, Morocho utiliza diferentes tipos de madera: naranjo, caoba, nogal y cedro sobre las cuales trata de plasmar diferentes modelos e incluso la misma forma del caparazón del armadillo.
El tiempo que le toma tallar el tronco matriz de 25 por 80 centímetros es de aproximadamente cuatro meses hasta dejarlo en el espesor ideal de máximo cuatro milímetros. “Es un proceso delicado que requiere de gran perfección para evitar que la madera se quiebre. Al inicio me pasó muchas veces y era volver a cero el trabajo avanzado”.
Los trabajos que realiza siempre son bajo pedido por lo laborioso que es y sus creaciones dependen mucho de lo que necesitan sus clientes. Señala que un modelo básico tiene un valor de 250 dólares y que el costo puede sobrepasar los 1.000 dólares según los acabados y elementos que se deseen.
Sin embargo, describe la parte del tallado como la más fácil. Lo difícil es hacer que el charango tenga su sonido melodioso al momento de entonar. Solo en la afinación dedica una semana. “Este es el último paso y de él dependerá si el charango cubre la necesidad del músico”, explica.
Este instrumento está integrado por el cuerpo, mástil, clavijero, tapa armónica hecha de pino o cedro rojo canadiense y las cuerdas. Morocho elabora cada elemento con sus hábiles manos y continúa experimentando pequeños cambios en la técnica de tallar la madera y en el armado final.
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