Las palomas, un indicador natural de la contaminacion
Se dice que Guayaquil está sobrepoblada de estas aves. Que sus heces tienen toxinas que deterioran las fachadas, que en la ciudad son varios los bienes afectados. Tienen mala reputación, que son portadores de males.
¿Sobrepoblación de palomas en Guayaquil? No se podría confirmar dicho cuestionamiento, de hecho, hay que aclarar que esta es una definición que se hace a vuelo de pájaro, porque en la ciudad no se ha hecho un censo ni estudio. Tampoco sobre sus efectos nocivos, tanto en la salud de la población humana ni en las edificaciones.
Es más, la mayoría de guayaquileños la miran con desdén y hasta con aversión. Más si observan que les faltan varios dedos o que tiene sus plumas sucias.
Un estudio que se publica esta semana en el revista Biological Conservation descubre algunas cosas interesantes que podrían ayudar a cambiar, en parte, la apreciación que tienen los guayaquileños acerca de este miembro de la fauna urbana local.
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¿Qué dice el estudio?
Que el aspecto que esta aves presentan no es producto de las enfermedades que ellas poseen es en realidad una leyenda urbana. El origen de muchos de sus males —la amputación de uno o varios de sus dedos o incluso con un muñón en lugar de una pata—, es por culpa de los habitantes de la ciudad.
¿Dónde está la culpa?
El estudio determina que cuanto más contaminada está la zona (contaminación atmosférica, ruido...) y cuanto más poblada, más aves lisiadas aparecen en el mapa de la ciudad.
Que las palomas sufren mayores mutilaciones en las zonas donde abundan las peluquerías. Estas echan los cabellos cortados en las mismas papeleras en las que estas aves se alimentan.
El motivo es mecánico: cuando las palomas caminan por el suelo, los cabellos y los hilos se enredan en sus extremidades y acaban por hacer un torniquete en el dedo, provocando una necrosis y su caída.
Si se mejora la gestión de los residuos podría limitar el sufrimiento impuesto a la fauna de las ciudades.
Los investigadores afirman además que las palomas, consideradas generalmente un fastidio, son en realidad un indicador de la contaminación del entorno urbano. “La vigilancia de la contaminación urbana de las grandes ciudades puede apoyarse en las plumas de las palomas, por ejemplo, para evaluar los residuos de metales, y contando sus dedos”.
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¿Quiénes y en dónde se hizo el estudio?
Esta investigación la ejecutó un equipo de franceses del Museo Nacional de Historia Natural y de la Universidad de Lyon. Se examinó varios centenares de palomas en 46 sitios de París.